Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, haced resonar sus alabanzas, porque él nos ha devuelto la vida y no dejó que tropezaran nuestros pies. Fieles de Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo: a él gritó mi boca y lo ensalzó mi lengua.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica ni me retiró su favor. R Sal 65, 8-9. 16-17. 20. Gracias Dios, porque cada día te muestras más cercano a nosotros para devolvernos la vida a través de tu Palabra. En ti confiamos y nunca quedaremos defraudados, por eso acudimos a ti cada mañana para hablar contigo y darte nuestro corazón para que nos acojas y nos digas que esperas de nosotros para este día.
« ¿Y cómo voy a entenderlo, si nadie me guía?» Éste es el reclamo que con gemidos inenarrables, nuestros hermanos lo hacen y piden, todo nuestro amor, y toda nuestra atención, para entender la Palabra que les toca el corazón o quizás nunca la oyeron; pero sienten como necesidad y no hay nadie quien les quiera explicar las Escrituras como lo hizo Jesús, con los peregrino de Emaús y esa explicación les cambio el corazón como pasó con el eunuco y Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó: - «¿Entiendes lo que estás leyendo?» Contestó: Invitó a Felipe a subir y a sentarse con él.
Cuando uno ayuda a entender la Palabra de Dios a otros, no hay amor ni alegría más grande que ésta y uno se siente ancho y con ganas de unirse al mundo entero, como el mundo entero está unido a mí.
El Espíritu dijo a Felipe: -«Acércate y pégate a la carroza.» «Como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de los vivos.» El eunuco le preguntó a Felipe: - «Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?» Felipe se puso a hablarle y le habló sobre el Cristo doliente, crucificado, traspasado y vilmente matado hoy , a veces por nuestra ignorancia, nuestra indolencia o prejuicios o faltas de tiempo, nuestros hermanos van con el rostro: roto, desfigurado, sin aspecto, ni rostro ni figura, que puedan ser apreciados, y son repugnantes e insoportables a la mirada humana pero, queridísimo, mimado-abrazado y dulcemente besado, llaga por llaga- herida por herida por Dios y hacen valedera la muerte de Jesús.
¿Quiénes demuestran este Amor, aquellos como Jesús, dicen:” Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.” Jesús que tú te conviertas en ese Pan vivo que da vida al mundo.
Gracias por hacerme comprender que no tenemos otro medio de vida que el vitalmente comunitario, que no podemos existir, ni seguir viviendo individualmente, separados de los hermanos, de la humanidad.; sino entregando la Palabra, en el amor de Dios, con todos los demás hermanos que a través de nuestra Palabra y Vida Amor, tienen la posibilidad de seguir viviendo.
¡Qué importante es para nosotros poder comunicar vida, vivir a fondo! Cambiado la vida, de mis hermanos para que vivan y el Cristo de hoy, siga viviendo, después de resucitado, en todos los hombres.
Cristo amado, me uno a tu deseo de que todos los hombres formen una inmensa familia, la gran familia de Dios (Ef 2,19), en donde no haya diferencias entre ricos ni pobres, entre cultos e incultos, entre blancos y negros, entre hombres y mujeres, sino que todos seamos uno; con una sola fe, un solo Señor, un solo bautismo, un solo Dios y Padre.
María, Madre querida, acompáñanos siempre a cumplir la voluntad de Dios, que todos sean discípulos de Dios y vivamos en el reino aquí y ahora.
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