PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

sábado, 9 de mayo de 2009

El Buen Pastor tiene Palabras de Vida


Hech 13,46-48; 1Pedro2,2425

Gracias te doy mi Señor, por amanecer en tu presencia y ser todo el día Tú, mi compañero de camino y te haces mi Buen Pastor para darme tu vida, una vida llena de la plenitud de tu Amor, porque sabes muy bien que sin tu Amor y tu Vida, nada somos por eso me levanto cada día y aún en vela estoy contigo para disfrutar de tu presencia amorosa; eres Tú el regalo maravilloso que Dios nos ha dado a través de tus Palabra.

Hech 13,[46] Entonces Pablo y Bernabé les hablaron con coraje: «Era necesario que la Palabra de Dios fuera anunciada a ustedes en primer lugar. Pues bien, si ustedes la rechazan y se condenan a sí mismos a no recibir la vida eterna, sepan que ahora nos dirigimos a los que no son judíos. [47] El mismo Señor nos dio la orden: Te he puesto como luz de los paganos, y llevarás mi salvación hasta los extremos del mundo. [48] Los que no eran judíos se alegraban al oír estas palabras y tomaban en consideración el mensaje del Señor. Y creyeron todos los que estaban destinados para una vida eterna.

Amigo mío, ¿cómo vas a conducir a tantas ovejas que no participan todavía del gozo de tu amistad? Tu deseo más fuerte es que vivan conociéndote a ti, su Pastor, que es­cuchen tus silbidos amorosos y dejen de vivir soli­tarios por sus caminos: "escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño y un solo pastor" (Jn 10,16).
Reconozco, Jesús, que la inten­sidad con la que decides llamarme hoy a ser tu compa­ñero de camino, a ser Buen Pastor como tú, viene de un corazón profundamente impactado y conmovido por la situa­ción de tantos que, después de tu Resurrección todavía siguen "vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor" (Mt 9,36-38).

Por eso no sólo llamaste a los doce, sino que les dijiste que ro­garan al Padre que llamase y enviase a más amigos colaboradores... ¡y tanto rogaron que me has llamado a mí!, tu llamado, Jesús, es un latido de tu corazón conmovido por cada hombre! ¿Cómo voy a rehusar respon­derte cuando me confías a mis her­manos?

No dejes, Jesús, que sea como los pas­tores de Israel, que, lejos de ocuparse del reba­ño, se ocupaban demasiado de sí mismos olvidándose de cuidar a cada oveja y así "ellas se han dispersado, por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las fieras del campo; andan dispersas. Mi rebaño anda errante... sin que nadie se ocupe de él ni salga en su busca" (Ez 34,1-6).
Tu mirada de Buen Pastor, celoso por la vida de cada oveja me sen­sibiliza a invertir la vida tras su rastro. Que no me conforme con que vuelvan a ti, sino que asuma con valentía el irlos formando hasta hacer de ellos otros pasto­res como tú.

I Ped,2,[24] El cargó con nuestros pecados en el madero de la cruz, para que, muertos a nuestros pecados, empezáramos una vida santa. Y por su suplicio han sido sanados. [25] Pues eran ovejas descarriadas, pero han vuelto al pastor y guardián de sus almas.

Tu amistad Jesús es una amistad ver­dadera, una amistad que a veces no me es fácil descubrir ni valorar porque hay pocos amigos como tú: que lo den todo por el amigo, hasta la propia vida si es necesario, sin esperar nada a cambio, buscando solamente lo mejor para el otro.

Entregar tu vida por mí, es la mayor prueba de amor, la mejor prueba de tu amistad, pero yo necesito pararme y saborearlo más. No me dejes Señor pasar por encima de este tesoro, de esta ri­queza, torpemente sin saber qué es lo que sig­nifica, sin caer en la cuenta de lo que tengo en­tre manos.

Así como un hombre se afana por la ri­queza, y no porque tenga mucha deja de de­sear tener más, así te afanas tú por mi amor y por mi vida.

¿No exprime una persona su mente, sus fuerzas, su vida, y sa­crifica a veces hasta su fa­milia y el estar en su patria, por tener más? Comparable a esta ansia es tu deseo en mí, de conseguir mi atención, mi fe, y mi confianza.
No te quedas Señor indiferente ni en silencio ante los desastres que en tu pueblo ha­cen con frecuencia los falsos pastores, por eso nos dices:

"Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi re­baño y velaré por él. Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas... las apacen­taré en buenos pastos,... yo mismo apacen­taré a mis ove­jas, y yo las llevaré a rep­osar, oráculo del Señor Yahveh. Buscaré a la oveja perdida, tornaré a la des­carriada, curaré a la herida, confortaré a la enferma..." (Ez 34, 11-16)

Jesús, ¿es mi entrega como la tuya? ¿Cómo cuido yo a los que me confías, qué arriesgo de mi salud, tiem­po, bien­estar para que ellos tengan vida? ¿Está mi vida entera a tu disposic­ión? ¿Cómo me formo para que no tengan cualquier alimento sino el que les lleve a vivir sólo de ti, su BUEN PASTOR?

Enséñame, Jesús, a compartir la vida contigo para poder descubrir la trascendencia que Tú le das a mi vida cuando me llamas a dedicarme exclusivamente a recibir de Ti la Vida y a compartirla.

A ti Mamita querida ayúdanos a tener los oídos atentos a la Palabra de nuestro Buen Pastor, para tener vida llena de plenitud de VIDA y AMOR.
Julia









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