PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

jueves, 28 de septiembre de 2017

LA PALABRA DE DIOS



En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. Gracias Papá, gracias Jesús, gracias Espíritu Santo, por este día que nos regalan, hoy poder disfrutar este diálogo con ustedes, gracias por el regalo de la Palabra, vamos a profundizar hoy lo que significa la Palabra de Dios de nuestra vida.
En este mes estamos celebrando el mes de la biblia, y ayer hemos celebrado, entronizamos la Palabra, esa Palabra que significa Verbum Dei – Palabra de Dios, que ha sido un regalo para nuestra fraternidad, para nuestra vida, y dábamos gracias por ese don de la Palabra, esa Palabra que nos ha hablado y sigue hablando. Es un día muy especial para vivir en fraternidad, esa fraternidad que es una concreción del reino, de ese reino que es Jesús. Hemos celebrado ayer los cumpleaños, poder disfrutar y vivir en fraternidad, es lo que dice el Salmo “Qué bueno es estar juntos los hermanos, miren como se aman”. ¿Qué es lo que nos une en fraternidad? Lo que nos une es la relación personal con Jesús, es esa relación con la Palabra, es conocer a Jesús en la Palabra, esa Palabra que ha ido prendiendo en nuestro corazón, esa Palabra de Dios es la que nos va diciendo como vivir en fraternidad, como vivir el reino.

Me gustaba la cita de Hechos 2,42-44 que nos habla de la primera comunidad cristiana: “Se reunían frecuentemente para escuchar la enseñanza de los apóstoles, y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Ante los prodigios y señales que hacían los apóstoles, un sentido de reverencia se apoderó de todos. Los creyentes estaban todos unidos y poseían todo en común.” Qué bueno es poder unirnos en fraternidad como esas primeras comunidades cristianas, qué regalo que podamos vivir unidos, esta unión es un sigo ante un mundo individualista, independiente, egoísta. Poder compartir el tesoro más grande: “la Palabra”, no compartimos solo lo material sino también lo espiritual.
Es el mes de la biblia, encontramos en ella las instrucciones de cómo vivir el reino, un reino de amor, un reino de paz, un reino de hermanos, poder compartir un reino donde nos une la misma fe, es la Palabra la que nos va haciendo cada vez mas hermanos, va creando lazos más fuertes que los de carne y sangre, nos va haciendo familiares de Dios.

Me gustaba la cita que meditamos ayer Lc 8,19-21, donde estaba Jesús predicando y le avisan que su madre y sus hermanos le están buscando, y Jesús les contesta que su madre y sus hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican. Esta misma Palabra la encontramos en Mt 12,46-50“…- ¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis hermanos? Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo: -¡Ahí están mi madre y mis hermanos! Cualquiera que haga la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.” y Jesús hoy nos pregunta ¿quién es mi madre, quiénes son mis hermanos? Cualquiera que haga la voluntad de mi Padre es mi madre y mi hermano. Qué bonito entender esta Palabra donde nosotros somos la madre y los hermanos. Jesús nos invita a formar parte de esa familia suya, somos oyentes y servidores de la Palabra, no oyentes olvidadizos. Esa Palabra que ha ido prendiendo en nuestro corazón en todo este tiempo, que ha ido generando vida, que nos ha ido haciendo hermanos unos a otros, que nos ha ido haciendo apóstoles de Cristo, servidores de la Palabra. Esa Palabra que damos a nuestro hermano, que alimenta la vida de aquel que no le conoce. Cuando escuchamos la Palabra, nos alimenta, encontramos la fuerza, la fortaleza.

La palabra hermano en hebreo del Antiguo Testamento designaba también a los parientes próximos que son tíos, primos, sobrinos, en el Nuevo Testamento puede designar también la comunidad, que son todos los israelitas, eran hermanos, así como nosotros los cristianos somos hermanos. Alrededor de Jesús surge una familia nueva unida por lazos de fe, por eso la comunidad Verbum Dei somos esa familia de Jesús que comparte la Palabra, somos oyentes y servidores de la Palabra. Poderle agradecer y decirle: Jesús, gracias por formar parte de esta familia, gracias porque somos una familia universal, esa familia que nos une la Palabra. Para nosotros Verbum Dei, la Palabra es lo central, lo vital de nuestra vida, lo imprescindible, no podemos vivir sin ella, es lo que nos hace crear lazos más fuertes que los de carne y sangre, es lo que nos hace vivir el reino, ese reino donde Jesús nos invita a estar a su servicio. Hoy les invito a orar esta Palabra y poder escuchar que Jesús me habla, que Jesús me dice en su Palabra frases que me dan vida, que me hacen vivir la vida con sentido.
Vamos a reflexionar 3 preguntas:
  1. ¿Qué Palabra de Dios es significativa, es fundamental en tu vida hasta hoy?
  2. ¿Qué Palabra de Dios está echando raíces en tu vida, que estás asimilando en este tiempo?
  3. ¿Qué cambios has experimentado en este tiempo, qué cambios ha hecho la Palabra en tu vida?

Me ayudaba mucho cuando alguien nos compartía esta tercera pregunta, una persona que está viniendo recién este último tiempo, y nos compartía que una señora le quiso hacer pelea de una situación y empezó a discutir y le decía cosas feas, palabras  hirientes. Y ella nos compartía: en otro momento me hubiera puesto a pelear porque soy de pelear, pero yo he cambiado, estoy recibiendo la Palabra, la Palabra me ha cambiado, no puedo contestarle a esta señora de la misma manera, le hablé de una manera totalmente educada, y después pensé “yo no soy así, Dios me ha cambiado, la Palabra me ha cambiado”.
Qué bonito poder reconocer que la Palabra me ha cambiado, poder orar estas preguntas y poderle dar gracias a Dios, gracias por ser Verbum Dei, gracias por ser Palabra de Dios.

FamVD

lunes, 25 de septiembre de 2017

DEJA QUE BRILLE TU LUZ



Buenos días familia, comparto las pautas de hoy. Buenos días papito, buenos días Jesús, Espíritu y mamá María, hoy regálennos escuchar sus palabras de vida, palabras que orientan nuestra vida a cada momento en el día a día. Hoy el Señor nos presenta para orar la cita de Lucas 8,16-18: «Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto. Miren, pues, cómo oyen; porque al que tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará.»

Jesús, Señor, ¿qué nos quieres decir hoy?, ¿qué nos quieres enseñar hoy? Se me hacía tan evidente tu Palabra, pues la luz sirve para alumbrar, no tiene otra finalidad. Encender una luz, lo hacemos para ver con claridad. Hoy Jesús nos dice “mi Palabra es la luz en tu vida, alumbra tus oscuridades o confusiones”. Es esa luz que da claridad en medio de tanta oscuridad. Hoy Jesús me hacía entender que su Palabra es la que nos da claridad frente a los criterios del mundo que es como la oscuridad.

Oscuridad es todo lo que atenta contra nuestra dignidad más profunda de hijos de Dios. Oscuridad, por ejemplo, son esas voces interiores o exteriores que nos dicen “ya no vas a cambiar”, “siempre eres así”, y la voz de Dios, su Palabra, nos viene a decir “mira, Yo te veo siempre con posibilidad”. Para Dios nada es imposible, y con su amor nos acoge, nos alienta, entonces ¿cómo puede ser que no tengamos posibilidad? Esas son voces que nos llevan a la oscuridad, que nos dejan en una oscuridad de miedo, de temor, de depresión, de tristeza, no son la luz que orienta nuestra vida, más su Palabra la alienta, nos da fuerza.

La voz de las tinieblas nos dice “no te acerques a papá Dios, pues lo que hiciste, mira lo que hiciste, Dios debe estar enojado, decepcionado…” Mentira, la voz de Dios alumbra esa oscuridad del miedo, es mentira, a Dios le importas tú, no lo que hayas hecho. Si hoy te acercas así, te preguntará “¿cómo estás?, ¿cómo te sientes?, ¿te has herido? déjate abrazar, déjate curar”.
La mirada de papá Dios no cambia, su amor no cambia, es gratuito, y es de padre a hijo(a), no de juez a acusador o acusada. La mirada de Dios no cambia, Él siempre está soñando con tu vida, de que des luz al mundo, de que su Palabra alumbre en tu casa, a los de tu barrio, a los de tu trabajo.

Hoy te dice: “hijito(a), tú eres mi esperanza, a veces no crees en ti, a veces te sientes frágil, y lo eres, a veces te siento frio con mi cariño, con mis sueños, pero no dejo de soñar con tu vida porque eres mi hijo(a). Tú eres luz para alumbrar, no escondas esa luz, guía, orienta, da amor al mundo, vuelve a empezar.”

Gracias papito Dios porque nos invitas a dar tu amor cada día, eso es alumbrar nuestro mundo, porque a veces solo son criterios de desamor, y Tú, por lo contrario, siempre nos enseñas a amar, a que nos amas muchísimo y a transmitir ese amor. Pues hoy hagámosle caso a papá Dios de esta experiencia de su amor, de esa Palabra que nos da en el día a día, deja que brille tu luz, deja brillar tu luz, la luz que te doy con mi Palabra. Que tengan buen día hermanos.

Katia .FamVD

VENGAN A TRABAJAR A MI VIÑA Mt 20,1-16


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
- «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido."
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: 
"¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?"
Le respondieron: "Nadie nos ha contratado."
Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña."
Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz:
"Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros."
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo:
"Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno."
Él replicó a uno de ellos:
"Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?"
Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos. Mt 20, 1-16

Para entender el Evangelio de hoy día, me ayudaba mucho la  Lectura de  Isaías 55,6-9. Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo se alza por encima de la tierra, 
así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes. 
Porque nos hace notar que los pensamientos de nosotros  no son los de Dios,  como le dijo a Pedro también un día, Jesús: piensas como los hombres no piensas como Dios,..Los caminos de Dios sobrepasan nuestros caminos, nuestra manera de mirar las cosas, las situaciones de la vida.
Y en la parábola del Viñador, el Señor nos quiere dar a conocer su manera de mirar nuestra vida, Él la ve con mucho Amor y  Misericordia, siempre vamos a encontrar en Él a nuestro Padre que nos ama con un Amor tan grande, incomprensible para el hombre.

El no se está fijando en el dinero, las ganancias materiales, o en los años que le servimos, no tiene nuestros criterios porque El ve nuestra salvación, El quiere darnos el Reino de los Cielos.
Jesús empezó diciendo- «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña.  

¡Así es el Reino de los cielos, se  parece al Propietario, al dueño de la Viña…que paga igual a los de la primera hora ya  los de la última…así es Dios.!!, Jesús con parábolas nos quiere ayudar a compren der mejor, que es un reino diferente a los reinos de la tierra. .
Dios sale a contratar jornaleros para su viña, que somos cada uno de nosotros, que necesitamos cuidado para no perdernos, necesitamos ser regados, ser despedregados, ser removidos, como tierra llamada a dar frutos..

Entonces nos llama a responsabilizarnos de nuestra vida y la de los demás..La Viña no puede estar sin ser trabajada la viña, el mundo, es nuestro campo de misión.
Y todos somos llamados desde siempre desde niños inclusive hasta que seamos ancianos, mientras tengamos vida no podemos estar ociosos, y con esta Enseñanza de Jesús nadie podrá decir al final de los tiempos que no ha sido contratado.
Dios siempre estará invitándonos a trabajar para Él, y la recompensa que nos dará, ni nos la podemos imaginar quizás pero tiembla nuestro corazón al pensar que puede ser ya El reino de los cielos,  la Vida eterna.

Termina Jesús diciéndonos “Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos”.
Gracias Señor por contar con mi vida, que aunque siendo de las últimas jornaleras  cuando escuché tu llamada ahora quiero servirte, estar contigo para poder ir a trabajar a la viña que me mandes, donde sea Señor, quiero vivir para ti, regálame humildad, tener tus propios sentimientos, un corazón sencillo, el del que se siente último, el que se rebaja para hacerse servidor de mis hermanos como tú lo hiciste conmigo.   

¡¡Dios nos bendiga!!

martes, 19 de septiembre de 2017

Joven a ti te digo: Levántate


Lucas 7,11-17.
Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.
Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.
Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: "No llores".
Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: "Joven, yo te lo ordeno, levántate".
El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo".
El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina. 

Buenos días hermanos hoy nos ponemos en presencia del Señor, dándole gracias por el regalo de la vida y por la fe.
En esta mañana al orar con la Palabra me llamaba la atención el encuentro de dos comitivas a las puertas del pueblo de Naim.
Una comitiva que acompaña a la muerte y otra a la Vida. Una pobre viuda seguida por sus familiares y amigos, llevaba a su hijo al cementerio y la multitud que va con Jesús.
Se encuentran la Vida y la muerte.
Y hoy podemos darnos cuenta que Jesús está saliendo a nuestro encuentro, hoy que es martes 19 de Setiembre, hoy Jesús está saliendo al encuentro de nuestra vida, quizás estamos llevando “un muerto”, algo que nos hace llorar,  llevamos algo que nos hace sufrir, ¿Qué te hace llorar ahora? La soledad, el miedo, ¿lo que has perdido?, ¿alguien que se ha ido de tu vida?, quizás lloramos por un hijo que nos  hace sufrir, porque su matrimonio no va bien, por la enfermedad de un padre o de una madre al que tenemos que cuidar en medio de nuestro cansancio, lloras por la muerte de una madre y  no encuentras consuelo, lloras por lo incierto del futuro: quieres sacar adelante a tu familia pero parece que no encuentras como y sientes impotencia.

Todos vivimos realidades dolorosas que no quisiéramos, que no las hemos buscado, que Dios no nos la dado,  pero que la vida nos la presenta.  Si nos fijamos hoy día en esta mujer, viuda, y que  va sufriendo va camino hacia el cementerio a enterrar a su hijo, su único hijo, va a despedirse para siempre de él.
¡Pero Jesús sale a su encuentro! y le dice  “no llores”…esta mujer se paró a escuchar a Jesús a dejarse tocar por Él a dejarse consolar, pudo seguir de frente ensimismada en su dolor, como nos puede pasar a nosotros cuando llevamos penas en el alma, pero ella se paró.

Hoy Jesús te invita a parar, El está delante de ti, escúchale, déjate consolar, Jesús  está contigo, permítele que toque aquello que te causa dolor, que te hace llorar, eso muerto que llevas en el corazón,   ese cortejo fúnebre de pensamientos de sentimientos, que sufres cada día   desde que te levantas hasta que te acuestas. Escucha a Jesús que se dirige a ti por tu nombre: “…… a ti te digo ¡levántate!, porque Yo  tengo para ti una vida nueva, alegrías nuevas para darte si tú te paras y me escuchas, me dejas estar a tu lado, acompañarte. Yo te amo, tú no eres indiferente para mí.
Hermanos,  hoy día vamos a  poner de nuestra parte para detenernos y orar con la Palabra, hablar con Jesús., esta mujer había salido de su casa hacia el cementerio, hubiese podido regresar después del entierro a su casa, posiblemente a seguir llorando, contemplando lo que quedó del velorio, flores, velas etc,,y soledad!.
Pero NO, esta mujer escuchó a Jesús, se paró, se dejó consolar por Jesús, creyó en Él, y dio vuelta a todo, Jesús le cambió el rumbo de su vida, regresó a casa  con toda su comitiva a celebrar   el triunfo de la Vida sobre la muerte,  a festejar que su hijo estaba vivo, porque se encontró con Dios.

Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo".
  
Jesús no nos dejará llorando nunca, le podemos encontrar cada mañana en la oración, estar con Él para vivir con el todo el resto de nuestro día. Porque El todo lo cambia, todo lo hace Nuevo.
“El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.” 
Gracias Jesús por salir a nuestro encuentro hoy día, por consolarnos, y por darnos a María nuestra Madre. Gracias por poner en nuestras manos una vida nueva, una manera diferente de contemplar nuestro dolor, nuestra realidad, gracias porque no estaremos ya nunca solos, porque Tú y María siempre estarán con nosotros, a las puertas de nuestro Naim, de lo que nos pase.

¡Dios nos bendiga!

sábado, 16 de septiembre de 2017

Perdona de corazón a tu hermano.



En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús:
- «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta:
- «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo."
El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
"Págame lo que me debes."
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré."
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdone porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de tí?”
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.» Mateo 18, 21-35

Queridos hermanos: En el Evangelio de hoy día, contemplamos a Pedro que se adelantó para preguntarle a Jesús sobre un tema muy importante: El Perdón, ¿Cuántas veces tengo que perdonarle a mi hermano cuando me ofende? ¿Hasta siete veces?»

Me llamaba a atención esta pregunta ¿Sera cuestión de números, de llevar cuentas de las ofensas que recibimos de  nuestros hermanos? de apuntar en un cuaderno cada ofensa  Y ¿Alguien  llevará la cuenta de las veces que le ofendemos a Dios? ¿También apuntaré mis faltas a Dios?

Para enseñarle a Pedro, Jesús utiliza una parábola, donde un rey perdona a su siervo una deuda muy grande, le debía ¡diez mil talentos! Que serian el equivalente a 164 toneladas de oro. Al suplicarle que le espere, que tenga paciencia, el Rey se compadece de Él, suspende la orden de que sea vendido, él su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y   además le perdona la deuda.

Este hombre debía haber estado muy agradecido hasta el extremo de hacer lo mismo con los que le debían a él. Pero su actitud es completamente diferente a la del rey que tuvo compasión y misericordia con él.
Porque al salir de ahí, se encontró con uno que le debía cien denarios! O sea como 30 gramos de oro, y le aplicó todo el peso de la ley, todo el castigo que a él mismo le hubiera tocado y que le fue perdonado. Este hombre no tuvo misericordia de esta persona que le suplicaba arrojado a sus pies…

Creo que nos ayudaría mucho para nuestra oración personal ponernos de protagonistas, ¿con cuál personajes me identifico?, con el rey que es compasivo y misericordioso que perdona la enorme deuda, o con el siervo al que se le perdonó todo… pero que al salir de presencia del rey  agarra por el cuello hasta querer estrangular al que le debe un poco? ¿Habrá alguien a quien estoy estrangulando después de haber sido perdonado por Dios?

Quedémonos meditando sobre nuestras propias actitudes y  sobre todo contemplar la Misericordia que tiene Dios con nosotros,

Ante nuestras faltas de perdón Jesús dice que si no perdonamos: Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

El mandamiento que el Señor nos da es amarnos los unos a los otros como Él nos ama, y el  Amor   con el que Dios nos ama, realmente nos hace  capaces de  poder perdonarnos de corazón unos a otros como Él nos perdona,  el perdón es un Don que Él se lo da a quien se lo pide de corazón.  A nadie le gusta vivir odiando, con rencor o resentimiento porque vivir así enferma, destruye a la persona a familias la falta de perdón.  Nuestro Padre del Cielo, nos perdona porque nos ama, su amor cubre multitud de pecados.(1Pe 4,8) y quiere que amemos para poder vivir reconciliados con todos.

Seguramente que muchos tenemos heridas porque nos han ofendido y mucho quizás,  pero  ¿Cuánto pesa lo que nos han ofendido en comparación con lo que Dios nos ha perdonado, o lo que le hemos ofendido nosotros a Dios?  ¿Cuando el Señor arregle cuentas con cada uno de nosotros, personalmente, como nos encontrará? ¿Con el corazón en paz porque lo entregamos, porque fuimos capaces de perdonar al hermano porque “el Amor fue más fuerte que el pecado” que la ofensa que recibimos?

Jesús enséñanos a ser humildes para perdonar de corazón, olvidarnos de las ofensas de los demás, reconocer nuestras debilidades, nuestras caídas por no conocer el Amor de Dios, que busquemos conocer más a Dios, cuan misericordioso y compasivo es con nosotros cada día.
Para terminar voy a leer el Salmo de hoy día para quedarnos en oración.
Salmo 103(102),1-2.3-4.9-10.11-12.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura.

No acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.

Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.

Acompáñanos Madre querida para poder vivir lo que el Señor nos ha dicho hoy en su Palabra.


lunes, 4 de septiembre de 2017

“El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”.



A partir de ese día, Jesucristo comenzó a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y que las autoridades judías, los sumos sacerdotes y los maestros de la Ley lo iban a hacer sufrir mucho, que incluso debía ser ejecutado y que resucitaría al tercer día.
Pedro lo llevó aparte y se puso a reprenderlo: «¡Dios no lo permita, Señor! Nunca te sucederán tales cosas.» Pero Jesús se volvió y le dijo: «¡Retírate y ponte detrás de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar. Tus ambiciones no son las de Dios, sino las de los hombres.»
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, pero el que sacrifique su vida por causa mía, la hallará.  ¿De qué le serviría a uno ganar el mundo entero si se destruye a sí mismo? ¿Qué dará para rescatarse a sí mismo?
Sepan que el Hijo del Hombre vendrá con la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta.
En verdad les digo: algunos que están aquí presentes no morirán sin antes haber visto al Hijo del Hombre viniendo como Rey.» Mt 16, 21-27

Buenos días hermanos, hoy día vamos a meditar el Cap. 16  21 al 27 del Evangelio de San Mateo, contemplamos a  Jesús que comienza a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y que  lo iban a hacer sufrir mucho, que incluso debía ser ejecutado, pero al tercer día resucitaría.
Que difícil debe haber sido para los apóstoles escuchar esto, que su Maestro, a quien Pedro le había dicho delante de todos que era el Hijo de Dios, tenía que sufrir y que lo iban a matar, por eso Pedro tentado por el enemigo lo reprende, “¡Dios no lo permita! Nunca te sucederán tales cosas!”.

Pedro todavía no comprende el sentido de la vida y la pasión de Jesús, el porqué de su muerte, menos aun de su resurrección, como nos puede pasar a muchos de nosotros que todavía no hemos profundizado en lo que significa que Jesús haya decidido ir a Jerusalén para que lo hagan sufrir mucho y lo maten, pensamos tal vez que ninguno de nosotros lo haría, por eso Jesús le dice a Pedro: tus ambiciones no son las de Dios sino las de los hombres.  

Jesús había venido a cumplir el Plan de Salvación del Padre, Jesús  al entregarse al sufrimiento libre y voluntariamente en la cruz, nos va a enseñar un camino de libertad espiritual, verdadera, donde se entrega la vida por Amor, Jesús cuando nos llama a seguirle es porque conoce el camino, Él lo recorrió primero, cargó su Cruz, ¿cuál fue su razón? Fuimos nosotros, tú y yo, Jesús murió por nosotros, para darnos la Vida eterna.

Cuando Jesús nos llama a seguirle es porque quiere seguir salvando a muchos,  a través de ti, quiere salvar a tu familia, esposo, esposa, hijos, todos los que te rodean.

El camino no va  a ser fácil porque como sus discípulos, tendremos que aprender a vivir la cruz como Él lo hizo, ¿Cómo? unidos al Padre y a su Proyecto de salvación, escuchando su Palabra cada día para aprender de su manera de amar, de servir, de entregar la vida…por eso nos dice el que quiera seguirme que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga, estos tres pasos se dan a diario en nuestra vida.
La cruz siempre va a estar presente, porque es lo que nos duele, lo que nos cuesta aceptar, lo que nos hace sufrir, la cruz  a veces son nuestros propios defectos, o el natural instinto de auto-conservación, que cuando somos tentados por el enemigo nos hace ser egoístas, codiciosos cobardes, y no damos mas muchas veces porque tenemos miedo de que nos pase algo malo, que se aprovechen de nosotros,
Podemos preguntarnos cuando oremos ¿Cómo reacciono yo ante la cruz, cuando me dicen algo que no me gusta, o que tengo una enfermedad incurable, yo o alguien que amo,  cuando alguien necesita de mi ayuda, cuando se trata de dar de lo mío, de entregarse más allá del cansancio? ¿Cómo lo vivo?
¿Cuándo necesito decidir sobre algo, o tengo sentimientos o pensamientos que me confunden,  busco el tiempo, el lugar  para orar, para estar con Jesús para pedirle su ayuda, para preguntarle,  para discernir si son cosas mías o cosas del enemigo, o es lo que Dios me está pidiendo?   

Jesús ahora busca seguidores, así como cuando dice, si alguno me ama (Jn 14,23)….si alguno me abre la puerta (Ap 3,20)…ahora dice “El que  quiera seguirme…Jesús  quiere que le sigamos, El nunca obliga, siempre invita … pero quizás no va a ser fácil poner tu nombre,  coger tu cruz y seguirle.

Jesús nos dice no tengas miedo de la cruz, porque el sufrir es un camino que lleva al encuentro con mi Padre, Él te va a recompensar…cargar la cruz, dar la propia vida es hallarla, es encontrarte a ti mismo, con quien eres tú realmente, hijo del Amor, de Quien lo dio todos hasta a su propio Hijo para que tu tengas Vida eterna.

San Pablo lo entendió tan bien que decía: Ahora me alegro cuando tengo que sufrir por ustedes, pues así completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo para bien de su cuerpo, que es la Iglesia. Col 1,24

Madre Santísima enséñanos  a no tener miedo de tomar nuestra propia cruz y seguir a Jesús para dar la vida por nuestros hermanos.

¡¡Dios nos bendiga!!

¿Quién dices que soy Yo?


 Del santo Evangelio según san Mateo 16,13-20
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: « ¿Quién dice la gente que es el hijo del hombre?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas». Luego les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: «Tú eres el mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le dijo entonces: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo. Todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”».
Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran nada a nadie que él era el Mesías.
Te doy gracias Señor ´por este día mas de vida que nos regalas y por el don de la Fe, por estar aquí en tu presencia, gracias Señor, ayúdanos a escucharte, para poder ir descubriendo cada vez mas Quien eres Tú para mi Señor,  y quien soy yo para ti.
La pregunta que nos hace Jesús hoy día es muy importante, y de una trascendencia muy grande,  vital, decisiva,   es la primera vez que Jesús les hace esa pregunta a sus apóstoles, y cada cosa que hace Jesús o dice tiene una intención muy profunda yllena de trascendencia.
 ¿Quién dices que soy Yo?...Jesús les ha llevado a un lugar muy especial, si vemos el contexto se encuentran  en Cesárea de Filipo lugar donde nace el rio Jordán, lugar donde Jesús se bautizó e inició su misión.
Es aquí en este contexto donde Jesús quiere dar  inicio ya a la formación de su Iglesia, la cual sería según su voluntad,  la Barca en donde quiere salvarnos.
Estos días me tocó vivir la experiencia de tener como huéspedes en casa a una persona con una enfermedad muy difícil, el  alzhéimer, y el esposo de esta señora se confiesa ateo, no quiere escuchar de la Iglesia nada; fue un trabajo muy difícil poder ayudar a estas personas, pero cada mañana sacaba tiempo para ir a Misa de 7 am y regresar a atenderlas todo el día…¡necesitaba urgentemente recibir a Jesús Eucaristía!, necesitaba sacar fuerzas de Dios, porque  ni la carne ni la sangre tienen poder para confesar a Jesús ante nuestros hermanos.

Jesús hoy te quiero responder que Tú eres para mi,  el Hijo de Dios, mi Pan de Vida, la Fuerza, el Amor, el Señor de mi vida, quien define mi manera de responder, quien determina como  vivir cada situación de cruz;  Estos días Jesús  me hacia consciente de que de la manera en que yo viva las dificultades, ¡dependía lo que los demás digan acerca de Jesús! Especialmente los de casa, los más cercanos,  aquellos que se niegan a creer en un Jesús Vivo, aquellos que piensan que la comunidad “me entretiene, me distrae”, esta visita fue una oportunidad, un regalo de Dios para mostrar quien es Jesús realmente cuando le conocemos y tenemos un encuentro ´personal y diario con Él.

El Señor me hacía ser consciente también de que como a Pedro que le confesó su fe que le dijo:  Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” y Jesús le respondió … “Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia ”, el Señor de manera particular a cada uno de nosotros, nos llama a un encuentro a solas, personal , para primero preguntarnos, ¿Quién soy Yo para ti, discípulo Verbum Dei?, ¿cuánto cuento en tu vida, hasta donde llega tu fe por mí,? ¿Qué dice la gente de Mi a través de tu vida, de los que haces a diario?...

Tendremos que ser muy sinceros, para responder a Jesús, no solo ahora sino a cada momento, cada día, en cada experiencia que nos regale, porque  Jesús quiere darnos la misión de  ser piedra viva, para construir su Iglesia, ser católicos, creyentes que son capaces de dar la vida, mas allá de sus fuerzas, de sus gustos, de sus comodidades, poder arrodillarse a lavar los pies del hermano enfermo, curar sus heridas, sacar fuerzas del cansancio para darle de comer al que no puede, amarle a cada instante, mostrándole la ternura y el Amor del Padre que nunca les ha abandonado ni les abandonará, que está presente en cada día de sus vidas….perdonar al que nos hiere, al que habla mal de nosotros, al que nos miente, al que nos traiciona…

Jesús hoy quiero confesar mi fe en Ti,  decirte que Tu eres  el Señor de mi vida, la Fuerza que me mueve, sin ti seria una piedra muerta tirada en el camino por cualquier lado, por Ti puedo construir Iglesia, gracias porque siento que también a cada uno de nosotros que confesamos nuestra fe en ti, nos das la llave del Reino, la libertad de amar o no, de dar la vida o no; de  atar o desatar, retener o dar  el Amor que recibimos de ti cada día gracias porque me hacer ver la misión tan grande que me has confiado, que  de mi encuentro contigo depende lo que los demás opinen de Ti Señor, ayúdame a serte fiel mi Señor, mi Amor.

Ayúdanos Madre Santísima a acudir cada día a Jesús y confesarle nuestra fe: Jesús Tú eres todo lo que necesito, Tú eres todo lo que deseo porque Tú Señor eres la Vida y el Amor mío.
Querido hermano, hermana que tengas un encuentro personal y lleno de Fe con Jesús y puedas darle la respuesta que Jesús está esperando de ti, hoy día.
¡Feliz domingo para todos!