PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

martes, 28 de abril de 2009

Comunica a tus hermanos que has visto al Señor

Juan 20, 11-18

”Y por eso me has curado, me has hecho revivir, la amargura se me volvió paz, cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía y volviste la espalda a todos mis pecados” (Is 17, 38) Gracias Dios mío, porque, qué ganas Tú con la muerte del pecador, gracias porque por tu resurrección me has rescatado de la muerte y con admirable misericordia has vuelto tu espalda a mis pecados, como si nada haya pasado, dejaste mi alma más blanca que la nieve, ¿Cómo agradecerte Señor? Sólo dándote mi vida y si en algo te pueda servir en tus manos la pongo para que hagas con ella lo que quieras.

“Le dice Jesús: Mujer ¿por qué lloras? ¿a quién buscas?” (Jn 20,11-18).
La experiencia de resurrección, es fruto de un encuentro personal, intimo y vivo con Cristo, comienza con la búsqueda de nuestro corazón, reconociendo que sin Él, nada tiene sentido, todo es vacío, es una experiencia de ver el sepulcro vacío, que nada nos basta cuando no tenemos a Dios vivo. Pero cuando tenemos este encuentro personal dónde él nos llama por nuestro nombre (cf.Jn 20,16), conociéndonos y amándonos, buscándonos, gustamos su amor que es eterno, porque ha rebasado los límites humanos incluso el de la muerte. Por eso la Resurrección convierte profundamente nuestro corazón, pasando de la certeza de la muerte, a la esperanza radical de la vida y Amor Eterno.

La conversión de corazón que provoca el encuentro con Él, resucitado, no es un cambio de estado de ánimo, no es simplemente dejar de llorar y levantar los ánimos, provoca un cambio de dirección, de orientación de nuestra vida. Convierte al que estaba perdido, haciéndonos una nueva llamada a una vida nueva, desde una nueva presencia con y sin ningún imposible para el Resucitado. Es así como lo provoca en María Magdalena: “Vete a mis hermanos y diles: subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios” (Jn 20,17-18).

La conversión que vivió Pedro, le llevo a predicar esta conversión: “Pedro les contesto: conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo” (Hch 2,36-38). No se trata de ser espectadores de su resurrección, sino de convertir nuestro corazón y buscar que todos experimenten este encuentro con el Resucitado y quieran la conversión con el bautismo libres del pecado, nos dispongamos a vivir y anunciar una vida nueva en Cristo.

Jesús tu Resurrección ha de pasar por nuestra vida como lo hiciste con los primeros discípulos: “Dios lo ha resucitado de entre los muertos y nosotros somos testigos de ello…por tanto arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados todos sus pecados” (Hch 3,15-17). Tú te desbordas en amor, misericordia y fidelidad, sólo nos pides creer y amarte con un corazón agradecido. Un fruto de tu Resurrección es la certeza de tu misericordia, que no nos deja de amar, que no has dejado de darte a nuestra vida, te sigues derrochando. Te pedimos Jesús ser una comunidad fortalecida y arriesgada porque tu estás en nosotros, cuando somos fieles a tu Palabra y no queramos rebajar el amor que recibimos de ti.

Te pedimos María, darnos ojos, para ver a Jesús resucitado y escuchar que me llama por mi nombre, para que sea testigo de la resurrección de tu Jesús y comunique a cuantos me encuentre hoy, que Jesús Resucitado es nuestra esperanza.

Julia

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