PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

martes, 19 de mayo de 2009

Si no me voy, no vendrá el Defensor

Hechos16, 22-34/ Juan 16, 5-11

A veces nuestra vida está llena de contrastes: en un momento podemos predicar, acompañar grupos y en otros momentos como Pablo en Hech 16,22-34, vernos en situaciones difíciles y duras; a veces consecuencia de la misma misión y otras del mismo dinamismo de la vida. Y es justamente ahí donde seguimos siendo discípulos de Jesús, a tiempo y a destiempo.


Pablo se ve prisionero pero eso no le detiene su celo misionero. Le anuncia la Buena Nueva, al carcelero y a su familia, y les enseña y bautiza. Cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva (cf. Hch 4, 12). El discípulo, fundamentado así en la roca de la Palabra de Dios, se siente impulsado a llevar la buena nueva de la salvación a sus hermanos.
“Anunciamos a nuestros pueblos que Dios nos ama, que su existencia no es una amenaza para el hombre, que está cerca con el poder salvador y liberador de su Reino, que nos acompaña en la tribulación, que alienta incesantemente nuestra esperanza en medio de todas las pruebas” (Aparecida No. 30).

Nuestra vida de discípulo, se vuelve, pues, en cualquier circunstancia, buena noticia para la humanidad y no profetas ilusos, o de desventuras. Como el salmista podemos anunciar y enseñar: “Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo y así concluirás en nosotros tu obra. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy…” (Sal 137).

Por eso Jesús nos dice “Les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes, el Defensor. En cambio, si me voy, se lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado.»

Es la certeza que no nos abandonará y que Él nos dirá lo que tenemos que decir y hacer y si olvidamos sus enseñanzas, el Espíritu nos lo hará recordar- El Espíritu Santo será nuestro Defensor ¿Qué significa?

Que gracias a la “unción” del Espíritu posemos un especial “sentido de la fe” que da vigor al alma en la dificultad: en la lucha por permanecer coherentes con los propios principios; el de soportar ofensas y ataques injustos; en la perseverancia valiente, incluso entre incomprensiones y hostilidades, en el camino de la verdad y de la honradez.

Además hace también más limpia y penetrante la mirada sobre las cosas humanas. Gracias al Espíritu Santo se ven mejor los numerosos signos de Dios que están inscritos en la creación. Se descubre así la dimensión no puramente terrena de los acontecimientos, de los que este tejida la historia humana sino descifrar los ¡Signos de los tiempos, signos de Dios!

Para mí, es la vida más regalada, más hogareña, más familiar e íntima, a través de toda la jornada: Esté donde esté, ante el Sagrario, en casa o de viaje, jamás ya estoy solo, sino con la mejor y suprema compañía, del Espíritu Santo , que me hace casa de Dios para mí y para todos cuantos se acercan a mí.

Sólo una persona con falta de fe y una terrible ingratitud, es la que no acepta la entrada y convivencia del Espíritu Santo, porque no acepta ni guarda su palabra, como dice el mismo Jesús, priva a la persona de tanta riqueza de amor.

Ven Espíritu Santo y llena nuestros corazones con tu inmenso Amor, para renovar nuestros ambientes y sea todo como una nueva creación.

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