PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación


Hechos de los apóstoles 12, 24-13, 5- Juan 12, 44-50

…dijo el Espíritu Santo: - «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la misión a que los he llamado.» Volvieron a ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron. Hoy Cristo nos invita a no tener miedo, sino fe en el Espíritu Santo que nos guía y a ser hoy nosotros la voz y Él la Palabra que se pronuncie por y ante nuestros hermanos.

Hoy Él nos envía a nosotros así como el Padre lo envió a Él. Y nos pide que no callemos, que seamos hoy la voz de los que están sin voz, que seamos hoy la paz de los que hoy no tienen ni conocen la paz.

Hoy nos envía por delante a todos los lugares que Él desea ir. .Hay tantos que no conocen, que no saben; hay muchos que rechazan la fe pero no saben por qué, sólo se han limitado a repetir palabras o historias que han escuchado. Hay muchos que quizá por un mal testimonio ya no quieren escuchar…

Es por ellos que Jesús hoy nos pide: “Anúnciales la Buena noticia: la promesa que Dios hizo a nuestros padres” (Hech 13,26-33). “Vayan y hagan discípulos de todas las gentes” (Mt 28,20); hoy quiere encender en nosotros el fuego misionero, la pasión por el mundo, por no callarnos la Verdad y la felicidad que todo el mundo va buscando.

Como a los discípulos de Emaús hoy nos quiere explicar las Escrituras, hoy quiere anunciarnos esa Palabra viva, quiere partir para nosotros el pan, quiere que nosotros vivamos y renovemos su presencia viva y real, en la Palabra, en los Sacramentos, en la Eucaristía. Así, su amor en nosotros será fuego que se experimenta, que arde y quema tantos miedos y tantos respetos que no nos permiten anunciar su Palabra con seguridad y certeza de que es Él quien habla, quien se dirige a todos, y que nosotros sólo somos sus instrumentos amados. (Cfr. Lc 24; Hech 2,14-21; 4,29-30).

La palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»

Vivimos días nuevos en que se está poniendo el acento en la familia, días en los que no sólo la Iglesia, sino el mundo entero, después de haber subrayado tanto el aspecto individual, van buscando el comunitario, la familia. Esto es lo que el mundo de hoy nos pide y busca en nosotros, en nuestra comunidad, en nuestra querida Iglesia.

A Jesús, Felipe le cuestionó lo mismo: “Muéstranos al Padre y eso nos basta. Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes ¿y todavía no me conocen? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn 14,7-14).

Jesús hoy nos lanza a este mismo reto: SER PALABRA QUE MANIFIESTA AL PADRE. Que ante tal pregunta nuestra vida sea palabra que no se calla, que sea respuesta, que quienes nos vean, pueda encontrar al Padre, es decir, puedan encontrar aceptación, perdón, posibilidad, comprensión. Que reto tan grande que puedan encontrar en nosotros comunión.

Necesitamos tomar conciencia de esta invitación: reflejar al Padre, manifestando la comunión fraterna. Porque cuando la comunión fraterna está fundada en el Evangelio, es lugar privilegiado del encuentro con Dios, como dice San Juan: “A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios mora en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a la perfección.

Julia.



No hay comentarios: