PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

martes, 26 de mayo de 2009

El Padre les ama, porque ustedes me aman y han creído

23 de Mayo del 2009

Hc18, 23-28, Jn 23b-28.

Gracias Padre, Hijo y Espíritu Santo, por ser lo que eres, el Santo de los Santos y el Dios que ha hecho el cielo y la tierra, para que habitáramos ahí y establezcamos nuestra morada.
Como alguien decía: El Espíritu Santo vendrá a enseñarnos a caminar en la tierra con los ojos fijos en el cielo, o sea a enseñarnos a ser como Jesús, humano, tierno, fraterno, sin olvidar nunca de ser manifestación del Padre.

Pidamos a María ser como (Hech 18,23-28) Apolo, su presencia, con la ayuda de la gracia, contribuyó mucho al provecho de los creyentes.

Jesús hasta el fin de los días, nos habla del inmenso amor que hay entre Él y su Padre, pues juntos, nos quieren demostrar que nos aman con un amor infinito y cuando creamos y aprendamos a disfrutar de ese amor (Jn 23) «pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre.»
Ya no tendremos nada que pedirle, ninguna pregunta para hacerle porque ya todos nuestros deseos se verán satisfechos, y ya no buscaremos más.

Este tiempo es de mucha esperanza, porque en primer lugar nunca nos dejará solos, Él se quedará con nosotros hasta el fin de los tiempos, su promesa es firme, de darnos todo cuanto necesitamos para vivir bien y haciendo el bien como lo hizo Jesús, «Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios.»

Jesús, al hablar de su partida, sabe que vamos a experimentar tristeza, pero no quiere que nos ahoguemos en ella. Siempre que nos falta aquello que amamos nuestro corazón experimenta dolor. A veces el dolor queremos olvidarlo y buscamos compensaciones. Sin embargo, como dice san Agustín, cuando intentamos llenarnos de cosas que no nos ofrecen la verdadera alegría, nuestro corazón cada vez está más triste. Jesús nos ofrece un consuelo de mantener la esperanza, porque Él ha de volver.

Sin la esperanza nuestra vida en este mundo sería muy difícil. Podríamos dejarnos arrastrar por el pesimismo y caer en la apatía; o abstraernos en los placeres o en la búsqueda constante de sensaciones. La perspectiva que Jesús nos abre es muy distinta, nos promete una alegría que nadie nos podrá quitar. Esa alegría es eterna. En cuanto nos damos cuenta de que el Espíritu Santo nos une al Padre Dios y nos hace participar del amor eterno de Dios, nuestra vida deja de convertirse en una amenaza continua y se acaba el miedo. La alegría que Jesús nos promete ya podemos experimentarla ahora.

Gocemos del Amor del Padre porque hemos creído en Jesús y esa la verdadera alegría; no dejemos que las falsas alegría ocupen nuestro corazón. Igual hemos de pasar por momentos de tristeza, pero nos consuela la promesa de Jesús, en que Él está con nosotros.
Jesús, amado, danos la gracias de ser manifestación de tu AMOR, en todas las circunstancias de nuestra vida y llevar el Amor del Padre a todos nuestros hermanos a través de tu Palabra.

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