PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

jueves, 7 de mayo de 2009

El Buen Pastor conoce a los que ha escogido

Juan 13,16-20.


Encontré a David, mi siervo, y lo he ungido con óleo sagrado; para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán, por mi nombre crecerá su poder. El me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora.» Sal 88

Por siempre el Señor es misericordioso, por eso lo amo con todo mi amor, con la mente, corazón y todas mis fuerzas y proclamaré sus maravillas por que Él, como a David, nos ha ungido, para llevar su Palabra a todos los ambientes donde vaya con la vida porque Él me sostiene con brazo firme y me hace valeroso, Él es nuestro Padre, nuestra Roca que nos salva.

Con este ánimo entremos a la presencia de Dios y ahí como Jesús encontramos la fe y la confianza en el Padre, es esta la que no nos permite echarnos para atrás ni en las situaciones más difíciles, ni cuando todos nos abandonen. Esta confianza en el Padre, es la que nos lleva a no callarnos nunca “Porque yo no hablo por mi cuenta; el Padre que me envió me encarga lo que debo decir y hablar…” (Jn 12,49-50). Esta es su fuerza, su motor, Jesús no calla porque cree en el Padre y sabe que su voluntad es Vida.

El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado.»
En todo esto hay algo muy grande, en lo cual se revela y se manifiesta el misterio de nuestra persona, de nuestra llamada como discípulos. ¿Dónde alcanzo yo mi autenticidad, dónde soy verdaderamente yo, dónde está la raíz de mi constancia, de la fuerza y del coraje apostólico? Cuando sé que soy enviado, apoyado, confiado como hijo al Padre. Cuando creo en el Padre.

Creer en el Padre, tener fe en Él, es saber que “todo lo mío es suyo y todo lo suyo es mío” (Jn 17,10). Es una relación viva, continua donde Él nos va confiando lo que más ama: lo suyos.

En el trabajo, en la escuela, en las formaciones a las que asistimos, es dónde Él nos va pidiendo nuestra fe, nuestra confianza, para contemplar su presencia y su compañía, para buscar su deseo, de anunciar y enseñar su Palabra, sus deseos, su esperanza.

“Sabiendo esto, dichosos serán si lo ponen en práctica” (Jn 13,16-20). Jesús es la Palabra del Padre y por eso no se calla para formar en nosotros una conciencia de fraternidad en medio de ambientes de rivalidad, envidia, prepotencia, dominio, indiferencia y corrupción. Él no calla su intención, para que crezcamos; nos sitúa en relaciones auténticas desde la verdad y dignidad: “En verdad les digo, no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía, sabiendo esto, dichosos serán si lo cumplen” (Jn 13,16-17).

Jesús ¿qué te impulsó a no callar esta Palabra? La intención de formar apóstoles integrados, felices y coherentes, que impliquemos la vida en crear fraternidad ahí donde nos envía en su nombre, nuestra palabra será su Palabra. ¡Qué alto nivel le da a nuestra vida!: “En verdad les digo, quien acoja al que yo envíe, me acoge a mí. Y quien me acoja a mí, acoge al que me ha enviado” (Jn13,20). ¿Crees que es posible crear fraternidad en cualquier situación?, ¿has puesto en práctica lo que él te ha dicho? ¿Has dicho lo que él te dijo o te has callado? Si no vivimos, dejamos a medias su Palabra.

Jesús pone el acento en vivirla y a nosotros nos ha elegido porque conoce a quien ha elegido, y conoceremos que Él nos ha elegido por los frutos que demos cuando somos obedientes a la Palabra del Padre. Jesús no rebaja la eficacia de su Palabra, renovar cada día la experiencia de vivirla. Cumplirla es no callarla. Esta es la fuerza con la que San Pablo no calla su Palabra y la practica, cuando le piden razón de su fe.
Jesús, ayúdanos a comulgar con tu intención practicando y no callando tu palabra y que sabiéndonos tus elegidos por que nos conoces, podamos dar testimonio con tu Vida y tu Palabra la fe y confianza que tienes en el Padre.

Madre querida, haznos dignos de la confianza que Dios ha puesto en nosotros al elegirnos como sus discípulos muy amados.

Julia

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