PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

viernes, 8 de mayo de 2009

El Buen Pastor guía por camino seguro

Juan 14,1-6, Salmo 23.

Sal 23, 1 Yahveh es mi pastor, nada me falta.

Con estas palabras Jesús se describe tal cual es, el Buen Pastor ¿Quién no ha sido testigo de lo que es un buen pastor, yo he vivido mucho tiempo en el campo, mis padres tenían una chacra y a mi encanta esta figura, el buen pastor no descuida a sus ovejas para nada y está dispuesto a dar la vida por ellas, cuando se enfrenta a quienes quieren hacer daño a sus ovejas: a los ladrones, al lobo y los caminos desconocidos y busca para ellas lo mejor, el mejor pasto, la sombra, agua limpia y sabe cuando están cansadas, cuando están enfermas.

Es una delicia, figurarme, ser una oveja, las ovejas para que el pastor pueda darles lo mejor también tienen que dejarse guiar, ser dóciles a la voz de su Pastor, reconocerlo, como dice el principito; entre millones de pastores, para mi es el único que existe y te reconocería por tu figura, por tu sombra o tu voz, por tus silbidos amorosos con que nos llama, mi Buen Jesús, ¿qué no harías por tus ovejas?
Yo así te he sentido todo este tiempo, de mi accidente, cuando he estado enferma me has cuidado, día y noche, has llorado con mi dolor, me has dado los remedios, que Tú has querido darme y en el tiempo que Tú has creído conveniente, me has cargado cuando ya no podía más, y en mis noches oscuras, cuando me faltaba: la fe, la esperanza, el amor, la paciencia, la humildad, tu velabas en mis noches oscuras y cuidabas mi alma.

¿Qué miedo voy a tener si estás conmigo? Contigo no temo la oscuridad, ni la falta de alimento, contigo nada me falta, Tú lo llenas todo ¡Amor Mío! Contigo estoy segura de no extraviarme, porque cómo extraviarme si Tú me dices «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»

¿Qué entiendes Jesús al decir: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»? ¿De dónde brota la pasión el amor sin límites de Jesús por su gente? ¿Por qué se ha lanzado, entregado, consumido por la gente?

Después de la resurrección y en sus continuas apariciones a los apóstoles, su insistencia es la misma. Le dice a María Magdalena: “Déjame, que todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: Subo al Padre, el Padre de ustedes, a mi Dios, el Dios de ustedes”. (Jn 20,17). “Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros.”

Jesús no deja de anunciarnos, de hablarnos de nuestro Dios, su Dios; de nuestro Padre su Padre. Busca continuamente nuestra unión con el Padre. Cristo sabe que nuestra vida fuera del hogar, sólo puede encontrar vacío, soledad y hasta la muerte como le aconteció al hijo pródigo. Por eso, hoy más que nunca Jesús Resucitado sale a nuestro encuentro, y cada momento de oración es ése su deseo: que podamos descubrir que es del Padre de quien recibimos todo.
Que es el Padre quien puede resucitar nuestras vidas, nuestras familias. Que nosotros estamos llamados a construir un mundo lleno de paz, de alegría, de seguridad para nosotros y quienes nos rodean.
Jesús, hoy nos anuncia y nos llama, a no tener miedo a aquellos que son diferentes, que podemos anunciar su Palabra a todo hombre; que de hecho ya la están esperando, están esperando esa Palabra que los una también al Padre, que les dé la dignidad de hijos de Dios.

¿Qué entiendo cuando Jesús me dice: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»? ¿A mí me brota la pasión, el amor sin límites de Jesús por su gente? ¿Me lanzo como Jesús, entregado, consumido por llevar la Palabra y mi Vida a los que están a mi alrededor?
Jesús, hazme un buen Pastor para guiar a quienes me has encomendado, por caminos seguros que conduzcan al Padre que yo les prepare una buena morada en su corazón donde puedas reinar Tú y tu madre María.


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