Orar en todo momento

“Oren para que no caigan en tentación” Lc. 22,40

Quizás en estos momentos también estemos en el huerto de Getsemaní sintiendo dolores de muerte, que ya no podemos más con nuestros problemas o dificultades o lo que estemos viviendo y estamos cayendo en tentación, pero Jesús nos enseña a que no debemos apartarnos de la oración, más aun en esos momentos aferrarnos a la Palabra, a Èl mismo, al Padre, a vivir con ellos nuestra agonía, a pedirle lo que necesitamos y sobretodo a aceptar la Voluntad del Padre, aún sin entenderla, Èl Padre nos da lo que es bueno para nosotros.

Jesús sabe nuestro dolor, lo conoce perfectamente y está aquí con nosotros, nos acompaña, y nos pide que oremos junto con Él pues la oración nos ayuda a salir de esos momentos de dificultad y muchos lo hemos experimentado, sabemos la fuerza de la oración, sabemos que es nuestro alimento, porque el demonio está allí acechando y conoce nuestras debilidades muy bien, por eso caemos fácilmente, pero si permanecemos en unión con Dios nos permitirá estar atentos, escuchar su voz y discernir por lo que es bueno, porque la oración es ese dialogo íntimo con él, con quien más nos ama, con aquel que nos da la vida y nos permite apartar de nosotros el mal, a decir no al demonio, a seguir adelante, es más, lo común es querer dejar la oración, pues allí está el demonio de la flojera y del desánimo, entonces con mayor razón debemos orar, pues el demonio nos juega malas pasadas.

“Los demonios de esta clase sólo se pueden expulsar con la oración y el ayuno”

Mt. 17,21

Hay demonios que llevamos dentro y están muy arraigados, quizás han estado toda la vida en nosotros y nos confunde, nos hace caer y “hacemos el mal que no queremos y el bien que queremos no lo hacemos” (San Pablo), ¿pero cuáles son nuestros demonios, Señor, que aún no me doy cuenta?, orar nuestra historia nos ayuda a reconocer lo bueno y malo que hemos recibido, la gracia y el mal que habita en nosotros, por eso Jesús nos dice que esta clase de demonios sólo lo puede expulsar la oración, que tengamos fe en que Èl lo puede expulsar, como lo hizo con el paralítico, Él lo puede todo…., porque tu Jesús siempre estuviste dialogando con tu Padre, siempre creíste en Él y sabías que tu unión con Él no te haría caer en la tentación…tuviste fe y esperanza.

¿Y el ayuno Señor?, “Son esas pequeños actos que fortalecen tu voluntad”, quizá dejar de comer aquello que daña nuestro cuerpo, o dejar de hablar lo que no debemos, o quizás no ir a aquel lugar porque no es bueno...estas pequeñas actitudes nos ayudarán a fortalecer nuestra voluntad tan frágil….el ejercicio prologando nos hará mas fuerte…danos pues Señor la gracia para poder obedecerte, que podamos siempre “Orar y hacer ayuno para no caer en tentación".

Gladis Aviles.