La Oración: Transformación por el contacto con Cristo

FRAGUA DE AMOR

Lucas 8, 42-48

“Entonces una mujer que padecía hemorragias desde hacia doce años y a la que nadie había podido curar…”

Cuantas veces andamos en la vida como esta mujer: enfermos, esclavos de nuestra depresión, de nuestro sin sentido, de nuestra falta de amor, de nuestro pesimismo, de nuestra falta de esperanza, llevamos años con nuestros sentimientos de culpa por nuestros pecados, con nuestras razones, nuestros miedos, nuestras dudas, nuestros resentimientos, enfermos con un corazón roto quebrado por las decepciones, desilusiones y fallas de las personas.

Cuanta falta de amor se ve en el mundo, las personas ponen su confianza en otras sin conocerlas y como duele cuando nos engañan, justo el otro día era testigo de cómo una persona sentía odio, afán de venganza y quería que le devuelvan su dinero al ser estafada; y parece como no tiene solución, se buscan muchos medios para curar esas heridas, se buscan esos doctores que en lugar de sanar, nos dejan mas dolidas, como que la herida mas la tocas mas duele.

Que alegría saber que Jesús viene, sale a nuestro encuentro, y sabe lo que buscamos, lo que necesitamos y aunque nuestra fe sea pequeñita, o a lo mejor grande como la de esta mujer que “ …se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. Al instante se le detuvo el derrame...”

Eso es lo que quiere Jesús que nos acerquemos así como estamos con nuestros problemas, nuestros sentimientos, con nuestras situaciones, con nuestras limitaciones, con nuestros miedos o tal vez impuros, con pecados muy grandes, que le contemos todo lo que nos pasa, que no encontramos solución a nuestro problema y nos pregunta

“…¿Quién me ha tocado? ¿Tú me has tocado? Alguien me ha tocado pues he sentido que una fuerza ha salido de mi…”

“… La mujer al verse descubierta se presentó temblando y se echó a los pies de Jesús. Después contó delante de todos porque lo había tocado y como había quedado instantáneamente sana…”

Venía a la Oración con mucho miedo y sentimiento de culpa porque en estos días Dios me había hecho caer en cuenta que estaba un poco deprimida por diferentes situaciones y me sentía muy indigna de acercarme a Dios pero El me preguntaba:

“¿Quieres que te sane, porque me has tocado, crees que puedo ayudarte a salir de tu depresión? … “

Claro que si, solo tu tienes Palabra de Vida…”Aunque te caigas mil veces mil veces te levantaré y no por eso te dejaré de amar…”. Y Dios me decía como a Moisés “¡Moisés! ¡Moisés!”, ó sea con cariño “Hijita mía yo te sanaré.”

Es maravilloso el poder inmenso que tiene la Palabra te saca de tus pequeños razonamientos y si dejas que actué, te sana como a la mujer “…Hija tu fe te ha salvado vete en paz.”

Que bueno que el Señor nos pueda decir estas palabras, que el poder de su Palabra nos alimente, nos cure todas las heridas que guardamos en el corazón y que la Virgen nuestra madre nos enseñe a asimilar esta Palabra Viva y eficaz y nos ayude a hacerla vida.

Claribell.