Dt 1,31; Is 43,4
Gracias mi Papá y nuestro Papá, porque quieres que entendamos la "pertenencia" al Amor del que procedemos. Qué bueno, que sintamos que tú eres esa tierra abundante, que nutre y alimenta y esa tierra la encontramos sólo en ti, que pusiste tu tienda en nuestra tierra.
En Ti, Señor, donde encontramos nuestro descanso después de peregrinar. En ti, Señor, que estás en todos los lugares, en todas las tierras. En ti, que pones a nuestro alcance tu promesa de no dejarnos hasta que te llamemos Padre y aceptemos ser tu ¡HIJO! Y que no te reservas nada, para lograr esto, eres capaz de darnos a Jesucristo, que es tu único Hijo.
Dt 1,31 y también en el desierto, donde tú viste que el Señor, tu Dios, te conducía como un padre conduce a su hijo, a lo largo de todo el camino que recorriste hasta llegar a este lugar”.
Y no bastándole con esto nos envías a personas, a misioneras, misioneros, discípulos que nos dan a conocer este gran Amor.
Son tan hermosas las palabras que se dicen a través de la verdad de Dios Padre, que a mí me dejan anonadada, y siento pena por el tiempo de no haber ganado y aprovechado las palabras de cada mensajero que Dios me mandaba para que me enseñen a conocer el amor de Dios; pero lo que más me gustó, que Dios movía pueblos enteros para que me convierta y vuelva a Él, prueba era, que envió a toda una comunidad Verbum Dei.
A veces cuando veía que en la misa o escuela de
Is 43,4 Porque tú eres de gran precio a mis ojos,
Porque comprendo que no sólo el Señor mueve a pueblos por mí, sino por todos mis hermanos, que también son preciosos a los ojos del Padre, sino que para darse cuenta de ello, hay que pedir la gracia de estar realmente enamorada del Padre, como Jesús, dedicado sólo a darnos a comprender, día a día, lo más precioso que podemos saber de nosotros. Nos llena de un inmenso gozo el conocer nuestros orígenes, nuestras raíces y nuestra más genuina identidad.
He comprendido, que el “enamorarse del Dios Padre”, no es cosa de admirar su gran amor, ni de rezos, ni cantos, ni siquiera orar a solas, por mi, conmigo y en mí, yo comprendo, más ahora que estoy en cama, la falta que hace vivir en comunidad; y cuando se está enamorada del Padre y quieren que todos sus hijos vuelvan, no hay distancias, trabajos, ni obstáculos que nos detengan; sino fíjense en los enamorados, acuérdense de ustedes, cuando lo estuvieron, hoy día recordaba a Elvira Travesí (actriz que ha fallecido hoy) y en una entrevista le preguntaban ¿Qué es lo más loco que había hecho en su vida? Y contestó, huir con mi enamorado porque en mi casa no lo querían.
Por nuestra fe, nos sabemos, de gran precio a los ojos de Dios, porque somos valiosos, y nos ama, somos enamorados, "pertenencia" del Padre, que nos creó, del Hijo que nos adquirió dándonos su vida en rescate, y del Espíritu, que nos mantiene en
La oración de esta semana nos impulsará a hacer efectiva esta pertenencia: Ser del que somos. Pertenecer al que nos dio el ser y nos lo conserva. Ser como quisiera El que fuéramos. Invertir la vida más en el ser que en el tener. Disfrutar de lo que somos... Todo eso se aprende en una convivencia íntima y cercana con Jesús que con toda paciencia nos enseña a vivir en permanente diálogo con
Es preciso que las personas capten que sólo unidos en comunidad, que hemos optado como medio de ser AMOR del Padre, con un solo corazón y una sola alma, con un mismo espíritu somos signo creíble para los demás y que la comunidad es el medio que Jesús mismo nos regaló para poder alimentar, crecer, vivir y anunciar nuestra identidad de hijos de Dios y apóstoles de Cristo, de ser esa VIDA HUMANA, con que Dios paga para que todos sean sus hijos. Esto motiva nuestra opción por formar parte activa y responsable de la comunidad donde Dios nos ha hecho nacer a un Reino de Paz y Amor eterno, aquí y ahora.
Unidos como familia, descubrimos que es Dios, quien siembra incansablemente nuestra vida en el mundo, y para el mundo. Y que nuestra vida da fruto “sin que sepamos cómo, la semilla germina y crece…” (Mc 4,26-34), para bien de la humanidad.
Mamita María, Madre de todos, enséñanos a llevar
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