Nuestros ojos están esperando su misericordia

Salmo 122, 1-4

Ef 1, 3-14 Bendito sea Dios, Si bendito seas, Dios Padre. Quiero dedicar este día a bendecirte y alabarte. Bendecir porque tú nos bendices a través de Jesús, porque de Él, desde Ti, recibimos gracia tras gracia. Bendecirte porque nos has elegidos para ser santos e irreprochables en el amor. Porque nos has destinado, en Jesús, a ser tus hijos. Y tanta predilección me conmueve y me deja sin habla. En silencio ante tu Palabra.

La historia de cada uno es una historia de misericordia y de ternura de nuestro Papito ¿Por qué actúa Dios así?. Porque eres un hijo tan caro para mí, o niño tan mimado, que tras haberme tanto de que hablar, tenga que recordarlo toda­vía?. Pues en efecto, se han conmovido mis entrañas por ti; ternura hacia ti no ha de faltarme" (Jer. 31,20).

Porque "Se han conmovido mis entrañas por ti". ¡Porque eres mi hijo! Esta es la razón principal, eres hijo de Dios.

En una ocasión una madre se enteró que su hijo estaba en la cárcel. Hizo lo posible para visitarle, pues debido a la gravedad del delito no se lo permitían y un día el carcelero cansado le dijo: "Señora, por favor, no moleste más. ¿No sabe el pedazo de animal que tiene encerrado ahí? Es lo peor que nos han traído. ¡Merece la muerte!. La madre, mirando al carcelero con los ojos llenos de lágrimas le con­testó: "Ha terminado usted?...Entonces, por favor, ¿me lo deja ver? Es mi hijo.

Hoy Dios dice lo mismo de ti: A pesar de todo ERES MI HIJO. "¿Cómo voy a dejarte, como voy a abandonarte?. Mi cora­zón está en mi trastornado por ti, y a la vez se estremecen mis entrañas por ti...Porque soy Dios, no hombre; en medio de ti yo soy el Amor misericordioso." (Os.11,8-9).

Hoy, Papá Dios, te quiere dar un cora­zón nuevo. En la situación en la que te encuentres solo tu vida aceptaría el corazón misericordioso de Dios. Como en un tras­plante de corazón, lo único que se pide es que el receptor acepte el órgano donante. En estos momentos, solo el corazón de Dios es el indicado para tu vida.

(Ez. 36, 25-26). DIOS NO VIENE A PONER PARCHES A NUESTRA VIDA.VIENE A DARNOS UN CORAZON NUEVO. Nos pasa de la muerte a la vida. Los médicos pueden reanimar a muchos enfer­mos anémicos o en estado de coma, lo que no harán nunca es resucitar a un cadáver. Sólo Dios, autor de la vida, lo puede hacer.

El fruto más precioso de estas meditaciones sobre el Papá Dios, es toparse con la misericordia de Dios! Nosotros, en estos días lo hemos palpado. Dios nos llama a proclamar su misericordia. A través de ti y de mí, muchos hijos que están fuera del hogar volverán a la Casa del Padre. La experiencia de haber sido acogidos por el Padre, sin que yo lo mereciese, hace que brote un profunda acción de gracias: ¿Nos gustaría pagarle tanto bien? ¿Quisiéramos retribuirle?, ¿Cómo hacerlo?

Haciendo con los hermanos lo que la Palabra, ha hecho con nosotros. La persona que ha sido alcanzada por la misericordia de Dios, se lanzará a proclamar las misericordias de Dios
Este es el gran desafío y misión encantadora, que nos deja, la verdad de Dios Padre: SER GRITO DE LA MISERICORDIA DE DIOS. "Gratis lo recibiste, dalo gratis" (Mt. 10,8).

Gracias, Padre bueno, porque nos pones a la altura de tu AMOR-VIDA, nos haces capaces de dar el Amor que nos has regalado.
Mamita buena, enséñame como Tú, a tener misericordia de mis hermanos, sobre todo de aquellos que más lo necesitan.