PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

lunes, 27 de julio de 2009

Alégrate hijo tu hermano ha vuelto a la vida

Sábado 25 de Julio 2009


Continuando con la parábola del hijo prodigo de Lucas 15….

“El hijo mayor se enojó y no quiso entrar”.

El hijo mayor estaba en el campo cuando ocurrió el encuentro de su padre con su hermano,cuando regresa a casa encuentra que hay fiesta con orquesta y baile, y le cuenta uno de los muchachos que su hermano había regresado y claro, le da los detalles… “tu padre mandó matar el ternero gordo”.

Por ahí empieza el problema, el hijo mayor se resiente porque “habían mandado matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y salvo”.

El muchacho no pensó en su hermano, en que lo habían recuperado, cuando su padre le suplica que entre a la fiesta, él contesta “Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una de tus ordenes, y a mi nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos, Pero ahora que vuelve ese hijo tuyo, que se ha gastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él, el ternero gordo”.

Él no podia alegrarse porque su corazón estaba muy ocupado en pensar en sí mismo, en su rencor, en sus celos, en su resentimiento guardado por tantos años.

A veces es suficiente un motivo, para que salga todo el resentimiento que hay en nuestro corazón, basta que ocurra algo fuerte, un pretexto para explotar, como si fuera la última gota que rebalsa el vaso.

Nos acordamos de tantas cosas y las sacamos cuando menos conviene, como este hijo que saca todo su resentimiento en un momento que tocaba hacer fiesta y alegrarse. “Te he servido, no he desobedecido jamás ni una tus ordenes…”

Sin haberse ido de casa, él también estaba muerto y perdido, también estaba lejos del hogar paterno, del corazón de su Padre; como el fariseo cumplía ordenes, cumplía la ley “No soy como los demás hombres que son ladrones, injustos, adúlteros” Luc 18,11

Yo no te he desobedecido, pero tampoco te he amado, he sido servidor, como podríamos decir nosotros, he dado charlas, he cambiado flores en el templo, he arreglado las bancas, he llevado la Eucaristía a las casas de los enfermos, te he servido de tantas formas, me he dedicado a obedecerte pero nunca me he sentado contigo padre a conversar, a preguntarte ¿Cómo te sentiste cuando mi hermano se fue?

No me acerqué a secarte las lágrimas cuando te oía llorar en las noches, no te acompañe al borde del camino para ver si mi hermano regresaba, no te pregunté si querías que saliera a buscarlo….., no te acompañé cuando mas me necesitaste…

Porque tenía muchas cosas que hacer en el campo, no me enteré de tu dolor.

El hijo siempre había querido el ternero gordo, seguramente como todos nosotros ¿pero que es el ternero gordo?, yo entiendo que es la felicidad, el amor, la demostración de cariño que este hijo quería., pero nunca le había dado oportunidad al padre de que lo hiciera muy ocupado estaba en cumplir órdenes.

Cuantos celos entre hermanos porque al hijo mayor o al último o a la hija le compran ropa nueva y ellos solo heredan, que le dan la mejor presa del pollo, que no le mandan hacer nada en casa, cuantas comparaciones porque en el fondo de nuestro corazón, queremos el ternero gordo, el amor de nuestro padres.

No amaba a su hermano este chico, porque no conocía el amor sencillamente porque se quedó en las cosas externas, en reunirse con los amigos, no tenia tiempo para su Padre.

Cuantos de nosotros podríamos ponernos la mano en el pecho y reconocer que hemos rezado mucho, que hacemos cosas y muy buenas, pero cómo nos falta conversar con el Padre y preguntarle como se siente ante el mundo ante los jóvenes que buscan prostitutas, homosexuales, para satisfacer su falta de amor, como se siente cuando ve a jovencitas vestidas de manera indecorosa, ¿que buscan? Muchas damas en los casinos endeudándose, jóvenes vendiendo su cuerpo para comprar drogas bajo los puentes….cuantos matrimonios cayendo en el adulterio y todo por falta de amor.

Cuantas cosas nos diría el Padre, entre ellas la principal, “Hijo entra, entra a compartir conmigo, entra para celebrar el regreso de tus hermanos, hay muchos que están regresando pero también faltan muchísimos, hijo entra a mi corazón, para que me conozcas más, para que sepas como eres amado por mi, tengo mucho amor reservado para ti hijo, con amor eterno te he amado, todo lo mío es tuyo, todo, lo he dado todo por ti, me he hecho Hombre, he muerto en la cruz por ti, me he quedado en el Santísimo Sacramento del Altar, hijo todo tuyo soy, entra a la fiesta de la Vida y el Amor. No te quedes fuera tengo guardado mucho cariño para ti.

Dios nos bendiga y nos de la Gracia de conocer cuan amados somos por El.

¡Alégrate hijo te hijo tu hermano ha vuelto a la vida!

Continuando con la parábola del hijo prodigo de Lucas 15….

“El hijo mayor se enojó y no quiso entrar”.

El hijo mayor estaba en el campo cuando ocurrió el encuentro de su padre con su hermano, cuando regresa a casa encuentra que hay fiesta con orquesta y baile, y le cuenta uno de los muchachos que su hermano había regresado y claro, le da los detalles… “tu padre mandó matar el ternero gordo”.

Por ahí empieza el problema, el hijo mayor se resiente porque “habían mandado matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y salvo”.

El muchacho no pensó en su hermano, en que lo habían recuperado, cuando su padre le suplica que entre a la fiesta, él contesta “Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una de tus ordenes, y a mi nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos, Pero ahora que vuelve ese hijo tuyo, que se ha gastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él, el ternero gordo”.

A veces es suficiente un motivo, para que salga todo el resentimiento que hay en nuestro corazón, basta que ocurra algo fuerte, un pretexto para explotar, como si fuera la última gota que rebalsa el vaso.

Nos acordamos de tantas cosas y las sacamos cuando menos conviene, como este hijo que saca todo su resentimiento en un momento que tocaba hacer fiesta y alegrarse. “Te he servido, no he desobedecido jamás ni una tus ordenes…”

Sin haberse ido de casa, él también estaba muerto y perdido, también estaba lejos del hogar paterno, del corazón de su Padre; como el fariseo cumplía ordenes, cumplía la ley “No soy como los demás hombres que son ladrones, injustos, adúlteros” Luc 18,11

Yo no te he desobedecido, pero tampoco te he amado, he sido servidor, como podríamos decir nosotros, he dado charlas, he cambiado flores en el templo, he arreglado las bancas, he llevado la Eucaristía a las casas de los enfermos, te he servido de tantas formas, me he dedicado a obedecerte pero nunca me he sentado contigo padre a conversar, a preguntarte ¿como te sentiste cuando mi hermano se fue?

No me acerqué a secarte las lágrimas cuando te oía llorar en las noches, no te acompañe al borde del camino para ver si mi hermano regresaba, no te pregunté si querías que saliera a buscarlo….., no te acompañé cuando mas me necesitaste…

Porque tenía muchas cosas que hacer en el campo, no me enteré de tu dolor.

El hijo siempre había querido el ternero gordo, seguramente como todos nosotros ¿pero que es el ternero gordo?, yo entiendo que es la felicidad, el amor, la demostración de cariño que este hijo quería., pero nunca le había dado oportunidad al padre de que lo hiciera muy ocupado estaba en cumplir órdenes.

Cuantos celos entre hermanos porque al hijo mayor o al último o a la hija le compran ropa nueva y ellos solo heredan, que le dan la mejor presa del pollo, que no le mandan hacer nada en casa, cuantas comparaciones porque en el fondo de nuestro corazón, queremos el ternero gordo, el amor de nuestro padres.

No amaba a su hermano este chico, porque no conocía el amor sencillamente porque se quedó en las cosas externas, en reunirse con los amigos, no tenia tiempo para su Padre.

Cuantos de nosotros podríamos ponernos la mano en el pecho y reconocer que hemos rezado mucho, que hacemos cosas y muy buenas, pero cómo nos falta conversar con el Padre y preguntarle como se siente ante el mundo ante los jóvenes que buscan prostitutas, homosexuales, para satisfacer su falta de amor, como se siente cuando ve a jovencitas vestidas de manera indecorosa, ¿que buscan? Muchas damas en los casinos endeudándose, jóvenes vendiendo su cuerpo para comprar drogas bajo los puentes….cuantos matrimonios cayendo en el adulterio y todo por falta de amor.

Cuantas cosas nos diría el Padre, entre ellas la principal, “Hijo entra, entra a compartir conmigo, entra para celebrar el regreso de tus hermanos, hay muchos que están regresando pero también faltan muchísimos, hijo entra a mi corazón, para que me conozcas más, para que sepas como eres amado por mi, tengo mucho amor reservado para ti hijo, con amor eterno te he amado, todo lo mío es tuyo, todo, lo he dado todo por ti, me he hecho Hombre, he muerto en la cruz por ti, me he quedado en el Santísimo Sacramento del Altar, hijo todo tuyo soy, entra a la fiesta de la Vida y el Amor. No te quedes fuera tengo guardado mucho cariño para ti.

Dios nos bendiga y nos de la Gracia de conocer cuan amados somos por El.

¡Alégrate hijo te hijo tu hermano ha vuelto a la vida!

Continuando con la parábola del hijo prodigo de Lucas 15….

“El hijo mayor se enojó y no quiso entrar”.

El hijo mayor estaba en el campo cuando ocurrió el encuentro de su padre con su hermano, cuando regresa a casa encuentra que hay fiesta con orquesta y baile, y le cuenta uno de los muchachos que su hermano había regresado y claro, le da los detalles… “tu padre mandó matar el ternero gordo”.

Por ahí empieza el problema, el hijo mayor se resiente porque “habían mandado matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y salvo”.

El muchacho no pensó en su hermano, en que lo habían recuperado, cuando su padre le suplica que entre a la fiesta, él contesta “Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una de tus ordenes, y a mi nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos, Pero ahora que vuelve ese hijo tuyo, que se ha gastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él, el ternero gordo”.

A veces es suficiente un motivo, para que salga todo el resentimiento que hay en nuestro corazón, basta que ocurra algo fuerte, un pretexto para explotar, como si fuera la última gota que rebalsa el vaso.

Nos acordamos de tantas cosas y las sacamos cuando menos conviene, como este hijo que saca todo su resentimiento en un momento que tocaba hacer fiesta y alegrarse. “Te he servido, no he desobedecido jamás ni una tus ordenes…”

Sin haberse ido de casa, él también estaba muerto y perdido, también estaba lejos del hogar paterno, del corazón de su Padre; como el fariseo cumplía ordenes, cumplía la ley “No soy como los demás hombres que son ladrones, injustos, adúlteros” Luc 18,11

Yo no te he desobedecido, pero tampoco te he amado, he sido servidor, como podríamos decir nosotros, he dado charlas, he cambiado flores en el templo, he arreglado las bancas, he llevado la Eucaristía a las casas de los enfermos, te he servido de tantas formas, me he dedicado a obedecerte pero nunca me he sentado contigo padre a conversar, a preguntarte ¿como te sentiste cuando mi hermano se fue?

No me acerqué a secarte las lágrimas cuando te oía llorar en las noches, no te acompañe al borde del camino para ver si mi hermano regresaba, no te pregunté si querías que saliera a buscarlo….., no te acompañé cuando mas me necesitaste…

Porque tenía muchas cosas que hacer en el campo, no me enteré de tu dolor.

El hijo siempre había querido el ternero gordo, seguramente como todos nosotros ¿pero que es el ternero gordo?, yo entiendo que es la felicidad, el amor, la demostración de cariño que este hijo quería., pero nunca le había dado oportunidad al padre de que lo hiciera muy ocupado estaba en cumplir órdenes.

Cuantos celos entre hermanos porque al hijo mayor o al último o a la hija le compran ropa nueva y ellos solo heredan, que le dan la mejor presa del pollo, que no le mandan hacer nada en casa, cuantas comparaciones porque en el fondo de nuestro corazón, queremos el ternero gordo, el amor de nuestro padres.

No amaba a su hermano este chico, porque no conocía el amor sencillamente porque se quedó en las cosas externas, en reunirse con los amigos, no tenia tiempo para su Padre.

Cuantos de nosotros podríamos ponernos la mano en el pecho y reconocer que hemos rezado mucho, que hacemos cosas y muy buenas, pero cómo nos falta conversar con el Padre y preguntarle como se siente ante el mundo ante los jóvenes que buscan prostitutas, homosexuales, para satisfacer su falta de amor, como se siente cuando ve a jovencitas vestidas de manera indecorosa, ¿que buscan? Muchas damas en los casinos endeudándose, jóvenes vendiendo su cuerpo para comprar drogas bajo los puentes….cuantos matrimonios cayendo en el adulterio y todo por falta de amor.

Cuantas cosas nos diría el Padre, entre ellas la principal, “Hijo entra, entra a compartir conmigo, entra para celebrar el regreso de tus hermanos, hay muchos que están regresando pero también faltan muchísimos, hijo entra a mi corazón, para que me conozcas más, para que sepas como eres amado por mi, tengo mucho amor reservado para ti hijo, con amor eterno te he amado, todo lo mío es tuyo, todo, lo he dado todo por ti, me he hecho Hombre, he muerto en la cruz por ti, me he quedado en el Santísimo Sacramento del Altar, hijo todo tuyo soy, entra a la fiesta de la Vida y el Amor. No te quedes fuera tengo guardado mucho cariño para ti.

Dios nos bendiga y nos de la Gracia de conocer cuan amados somos por El.

¡Alégrate hijo te hijo tu hermano ha vuelto a la vida!

Continuando con la parábola del hijo prodigo de Lucas 15….

“El hijo mayor se enojó y no quiso entrar”.

El hijo mayor estaba en el campo cuando ocurrió el encuentro de su padre con su hermano, cuando regresa a casa encuentra que hay fiesta con orquesta y baile, y le cuenta uno de los muchachos que su hermano había regresado y claro, le da los detalles… “tu padre mandó matar el ternero gordo”.

Por ahí empieza el problema, el hijo mayor se resiente porque “habían mandado matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y salvo”.

El muchacho no pensó en su hermano, en que lo habían recuperado, cuando su padre le suplica que entre a la fiesta, él contesta “Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una de tus ordenes, y a mi nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos, Pero ahora que vuelve ese hijo tuyo, que se ha gastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él, el ternero gordo”.

A veces es suficiente un motivo, para que salga todo el resentimiento que hay en nuestro corazón, basta que ocurra algo fuerte, un pretexto para explotar, como si fuera la última gota que rebalsa el vaso.

Nos acordamos de tantas cosas y las sacamos cuando menos conviene, como este hijo que saca todo su resentimiento en un momento que tocaba hacer fiesta y alegrarse. “Te he servido, no he desobedecido jamás ni una tus ordenes…”

Sin haberse ido de casa, él también estaba muerto y perdido, también estaba lejos del hogar paterno, del corazón de su Padre; como el fariseo cumplía ordenes, cumplía la ley “No soy como los demás hombres que son ladrones, injustos, adúlteros” Luc 18,11

Yo no te he desobedecido, pero tampoco te he amado, he sido servidor, como podríamos decir nosotros, he dado charlas, he cambiado flores en el templo, he arreglado las bancas, he llevado la Eucaristía a las casas de los enfermos, te he servido de tantas formas, me he dedicado a obedecerte pero nunca me he sentado contigo padre a conversar, a preguntarte ¿como te sentiste cuando mi hermano se fue?

No me acerqué a secarte las lágrimas cuando te oía llorar en las noches, no te acompañe al borde del camino para ver si mi hermano regresaba, no te pregunté si querías que saliera a buscarlo….., no te acompañé cuando mas me necesitaste…

Porque tenía muchas cosas que hacer en el campo, no me enteré de tu dolor.

El hijo siempre había querido el ternero gordo, seguramente como todos nosotros ¿pero que es el ternero gordo?, yo entiendo que es la felicidad, el amor, la demostración de cariño que este hijo quería., pero nunca le había dado oportunidad al padre de que lo hiciera muy ocupado estaba en cumplir órdenes.

Cuantos celos entre hermanos porque al hijo mayor o al último o a la hija le compran ropa nueva y ellos solo heredan, que le dan la mejor presa del pollo, que no le mandan hacer nada en casa, cuantas comparaciones porque en el fondo de nuestro corazón, queremos el ternero gordo, el amor de nuestro padres.

No amaba a su hermano este chico, porque no conocía el amor sencillamente porque se quedó en las cosas externas, en reunirse con los amigos, no tenia tiempo para su Padre.

Cuantos de nosotros podríamos ponernos la mano en el pecho y reconocer que hemos rezado mucho, que hacemos cosas y muy buenas, pero cómo nos falta conversar con el Padre y preguntarle como se siente ante el mundo ante los jóvenes que buscan prostitutas, homosexuales, para satisfacer su falta de amor, como se siente cuando ve a jovencitas vestidas de manera indecorosa, ¿que buscan? Muchas damas en los casinos endeudándose, jóvenes vendiendo su cuerpo para comprar drogas bajo los puentes….cuantos matrimonios cayendo en el adulterio y todo por falta de amor.

Cuantas cosas nos diría el Padre, entre ellas la principal, “Hijo entra, entra a compartir conmigo, entra para celebrar el regreso de tus hermanos, hay muchos que están regresando pero también faltan muchísimos, hijo entra a mi corazón, para que me conozcas más, para que sepas como eres amado por mi, tengo mucho amor reservado para ti hijo, con amor eterno te he amado, todo lo mío es tuyo, todo, lo he dado todo por ti, me he hecho Hombre, he muerto en la cruz por ti, me he quedado en el Santísimo Sacramento del Altar, hijo todo tuyo soy, entra a la fiesta de la Vida y el Amor. No te quedes fuera tengo guardado mucho cariño para ti.

Dios nos bendiga y nos de la Gracia de conocer cuan amados somos por El.

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