PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

martes, 9 de junio de 2009

Somos Templo de Dios y Morada del Espíritu Santo


Gálatas 5,19-23; 1Cor 6,19


¿Podemos dejarnos estremecer por el cariño apasionado de Dios que reta todo obstáculo y salta todo muro? Sobre todo salta el muro y el obstáculo de nuestra indiferencia, de nuestra falta de fe, de perseverancia, para brindarnos su Amor-Vida, apasionado, cuando escribo este me acuerdo de un Himno de Is. Que dice que cuando Jesús resucita, da la vuelta a la tumba y deja allí en la tumba nuestros pecados y nuestro corazón sale inocente, con Él resucitado, que precioso himno, que nos habla de ese amor, de ese cariño apasionado de Dios, que te estremece, el pensar que te ama por encima de tu todo, de que si le crees, o le ames, igual te reconoce como hijo, tanto que, establece su morada en nosotros para poder morar en su corazón y ser esos templos de Dios, para todos.

I Cor 6,[19] ¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que han recibido de Dios y que está en ustedes? Ya no se pertenecen a sí mismos.

Cuando tú empiezas a verte acompañado desde dentro, un ser acompañado que nadie te puede quitar, que nadie te puede robar, que le escuchas que te dice: "Estoy super a gusto contigo". En la Biblia lo dicen con otras palabras: "A mí me gusta estar con los hijos de los hombres, mi delicia, mi delicia es estar con vosotros...". Y a mí, en mi vocabulario me dice: "Me encanta estar contigo, mi pequeña no tengas miedo, yo estoy contigo, eso me encanta.

Cuando te lo dice una persona que no tiene razones para decírtelo, esto te estremece más. Y yo lo siento más Papá porque aunque sé que no lo merezco me hace sentir feliz, yo me acuerdo cuando mi papá biológico me decía: ¡chiquita!, te atreves a desafiarme y no sabes, que de un manazo, te puedo hacer desaparecer y en vez de molestarse por alguna travesura, me abrazaba, porque decía que le inspiraba compasión y así lo veo a mi Papa Dios, a Jesús y al Espíritu Santo dándome un AMOR, que no lo merezco, pero que está ahí, abrazándome y mimándome.

¿Tú sabes lo que es experimentar que llevas dentro un amor que no mereces? que no mereces para nada, pero que lo tienes, por pura misericordia y que lo escuchas que te está diciendo: "Hay algo que me gusta de ti, y es esa pizca de interés que encuentro en ti por mí. Esa pizca de deseo que encuentro en ti por encontrarme. Eso es lo que más me gusta de ti, lo demás me sobra, ni vengas a decírmelo. A mí me gusta eso, esa pizca de interés que he encontrado debajo de todas esas pataletas que me haces".

Cuando Yo descubrí en mi, que muy dentro, estaba Dios y que con Él podía dialogar, y no sólo eso sino que podía sentirme mimada, muy querida, y que se constituía en mi Roca, donde podía apoyarme con toda confianza, me sentí feliz y nunca más sentí la soledad, ni el aburrimiento, sólo tenía ganas de amar y de amar, por eso decía ¡Encontré el Amor de mi alma y no lo soltaré jamás! Y aunque me suelto a veces de Él, Dios es el que no se suelta de mi.

Uno empieza a descubrir ahí que hay un tesoro, que hay un filón que apenas está por descubrir y que sin Él, yo ya no tengo hilo para vivir mi vida...

Gálatas 5,19-23, Pero cuando tú ves venir el lobo, que te quiere comer todo lo logrado [19] Es fácil reconocer lo que proviene de la carne y los frutos del Espíritu, que son: caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, [23] mansedumbre y dominio de sí mismo.

Es descubrir que la raíz de nuestra falta de amor es que no escuchamos a Dios. Porque El, que es quien más nos conoce y nos ama, nos quiere enseñar a cuidar el amor. Lo único que quiere es nuestra vida.

Y entonces ¿por qué no le entregamos nuestra vida? ¿Qué es lo que falla? Pues hay una cosa que podemos tener segura: que si alguien falla no es Dios. Que El lo pone todo a nuestro favor. No es que Dios no tenga fuerza para transformar nuestra vida, ni que quiera darnos poca cosa. Nos dice Jesús mismo en su palabra: "Yo he venido para que tengáis vida, y vida en abundancia" (Jn 10,10).
Y me regala esa calidad de vida y esa pureza de su amor. Pero el problema está en que si mi mente y mi corazón no están muy limpios, todos esos dones se corrompen en mí. Así como una esencia de un perfume muy fino necesita un recipiente bien cerrado y limpio, así es el amor de Dios en nuestra vida.

En Israel, la tierra de Jesús, hay una montaña nevada que se llama el Monte Hermón. Y de la cumbre de esa montaña nacen unas corrientes de agua limpísima, transparente, cristalina. Pero al bajar de la montaña van a parar directamente al Mar Muerto: unas aguas que están tan cargadas de sal y de suciedad que en ellas es imposible la vida. Y toda esa agua limpia se corrompe también, se inutiliza, ya no vuelve a servir para nada provechoso.

Puede ser que algo parecido ocurra en nosotros: que todo el amor y la gracia que El nos da, pensando en muchas personas, al llegar a nuestro corazón se inutilice. Y una vida joven, cuidada con muchísimos dones, con mucho detalle por parte de Dios, se convierte en un Mar Muerto, en algo estéril, sin alegría y sin nada que ofrecer a los demás.

¿Y por qué puede pasar esto? Tal vez no sea por mala voluntad de nuestra parte. tal vez sea por ignorancia, o quizá por un descuido fatal en nuestra conciencia. Pero lo cierto es que las consecuencias de todo eso suelen ser bastante desastrosas.

Vamos a pedirle a Dios, que nos de la gracia de permanecer en Él.

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