PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

martes, 2 de junio de 2009

Lo del César, al César, y lo de Dios a Dios

Marcos 12, 13-17

El corazón del justo está firme en el Señor, No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor. Sal 111, 1-2. 7-8.9
Qué bueno que nuestro ser se levante con el corazón puesto en el Señor, con Él tiene su primera cita, por que como dice la canción “Él es nuestro motor y motivo” para con Él, en Él y por Él, se haga todo, y nuestro corazón permanece firme, aunque le caigan malas noticias, su fe y esperanza son firmes y no teme a nada por que sé que mi corazón sabe en quien se ha fiado.

Yo quisiera rebelarme contra Dios, sus designios, el viernes recibí la ingrata noticia que necesitaba una nueva operación, quería gritarle a Dios, ¿por qué? Pero a mi mente venían los días felices y maravillosos que me ha regalado con su presencia y me calmaba, porque cuando le dije ¿Por qué otra vez? Sentía en mi alma: …Completa lo que le falta a mi Pasión. Aunque sé que a su Pasión no le falta nada, me alegra sufrir con Él, y si en algo le sirve mis sufrimientos: ¡Aquí están Señor! Tómalo y haz conmigo lo que quieras.

Hoy, de nuevo nos maravillamos del ingenio y sabiduría de Cristo. Él, con su magistral respuesta, señala directamente la justa autonomía de las realidades terrenas: «Lo del César, devolvédselo al César» (Mc 12,17).

Pero la Palabra de hoy es algo más que saber salir de un apuro; es una cuestión que tiene actualidad en todos los momentos de nuestra vida: ¿qué le estoy dando a Dios?; ¿es realmente lo más importante en mi vida? ¿Dónde he puesto el corazón? Porque... «Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Lc 12,34).

En efecto, tenemos, que dar forzosamente al César la moneda que lleva impresa su imagen; pero quien entrega con gusto, libre y espontáneamente entrega todo su ser a Dios, porque impresa está en nosotros su imagen y no la del César». A lo largo de su vida, Jesucristo plantea constantemente la cuestión de la elección. Somos nosotros los que estamos llamados a elegir, y las opciones son claras: vivir desde los valores de este mundo, o vivir desde los valores del Evangelio. He puesto ante ustedes, dos caminos el de la felicidad si cumplen mi Palabra y el de la desgracia si hacen oídos sordos a Ella.

Siempre es tiempo de elección, tiempo de conversión, tiempo para volver a “confrontar” nuestra vida con el dinamismo de la Palabra de Dios. Será la oración, y especialmente la realizada con la Palabra de Dios, la que nos vaya descubriendo lo que Dios quiere de nosotros. El que sabe elegir a Dios se convierte en morada de Dios, pues «si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Jn 14,23). Es la oración la que se convierte en la auténtica escuela donde, Cristo nos va enseñando cuál era el designio del Padre que Él realizaba en el mundo, y cual la conducta del hombre para que sea conforme a este mismo designio. ¡Sepamos, por tanto, elegir lo que nos conviene!

Pidamos a María, a que nos preste su SI, al ¡Hágase tu voluntad, en la tierra cómo en el cielo! Para que el fruto de nuestro corazón sea Jesús en la Palabra y en la Vida.

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