El Espìritu Santo nos hace misioneros para el mundo

Hechos 2,1-11

Tb 13, 2. 6. 7. 8 Bendito sea Dios, que vive eternamente. Veréis lo que hará con vosotros, le daréis gracias a boca llena, bendeciréis al Señor de la justicia y ensalzaréis al rey de los siglos.

Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador. Si bendito seas Señor y Dios nuestro por cuanto haces por nosotros, de verdad eres digno de toda alabanza y de darte gracias por las maravillas que obras, si no fuera por ti este mundo, sería una calamidad, tú eres nuestro horizonte, nuestra meta, nuestro destino, a donde debemos llegar por tu Palabra, que nos invita, a hacer anuncio de tu grandeza y tu poder.

Por eso nos dices continuamente: no los dejaré solos, hasta que mi Palabra llegue hasta el último confín de la tierra.

En la lectura de los Hech. El Espíritu Santo, nos regala el amar con pasión los mandatos del Padre, hacer de su querer el nuestro, como Jesús lo hizo siempre en su vida. Señor, Tú te acercas a la humanidad por medio de tus profetas, hombres de la Palabra, consagrados a la misión de convertir a los hombres al Padre y preparar para Él un pueblo santo.

Señor, por eso, te pedimos: ¡Impulsa nuestras vidas! ¡No queremos ser de los profetas que dicen sólo palabras que nada tienen que ver con la vida! ¡Que seamos profetas forjados en la fragua de tu presencia, al calor vital de tu amor! Frente a una cultura que a veces sólo proclama malas noticias, ayúdanos a creer con fe viva que hemos sido ungidos por Ti, como lo fue Jesús, para anunciar a los pobres la buena nueva, para proclamar la liberación a los cautivos, dar la libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor (Cf. Lc. 4, 18-19).

Es en nuestros hogares, en nuestro trabajo, en la Universidad y Comunidad, donde nace y continua la Misión, por el Espíritu de amor, Señor y Dador de Vida, que nace de lo alto, del Espíritu: "En verdad, en verdad te digo: El que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de los cielos..Nadie puede entrar en el Reino de Dios, sino nace del agua y del Espíritu"(Jn 3,3- 5)."No desde fuera sino desde dentro, desde la profundidad de lo que es Dios"

Hech. 2, 3) y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. [4] Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar e n otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran.


"El E.S sólo puede formar comunión" Y nosotros debemos ser testigos de esa presencia amorosa del Espíritu Santo en nosotros ¿Y tú de qué estás siendo testigo? ¿Cómo verificas la autenticidad en el Espíritu? Porque si donde tú estás, existe división te estás desdiciendo,opacando la fuerza del E.S. Si tú eres signo del Reino, de la comunión, estás manifestando tu identidad tu ser más profundo, ya que tu llamado es a entrar en comunión de vida y de misión con todos los hombres. Y así poder ir reconstruyendo esta realidad de corazones rotos y desintegrados por falta del amor de Dios.

Nuestra mejor prueba de amor fraterno será el mantenernos "en pie, ceñida nuestra cintura con la verdad... el celo por el evangelio y la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios" (Ef 6,14)
El Espíritu Santo nos hace caminar, por el mismo camino pascual de Jesús: el "desierto" de la oración y del sacrificio, el servicio humilde y caritativo a los pobres, el gozo y la esperanza sobre toda humana esperanza.
Jesús danos la paz del corazón, que sólo Tú, puedes comunicar como un don del Espíritu. María Madre llena de gracia, regálanos el ser dóciles a la voz del Espíritu Santo.