PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

martes, 16 de junio de 2009

Atraeré a todos tus hijos, Papá

Salmo 116,12-13: 2da Cor. 4,13


Gracias Dios mío y nuestro porque has puesto en nuestro corazón la ilusión por ver un mundo nuevo. Ambientes y familias nuevas que vivan el amor evangélico. Este es el sueño y el deseo que nuestro Dios, quiere compartir y hacer vida hoy en nuestra comunidad.
Por eso mi pregunta es Salmo 116, [12] ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?[13]Alzaré la copa de la salvación invocando el Nombre del Señor.

El mundo de hoy se está dando atentados y amenazas graves contra la vida humana. Y es tan grave que se van perdiendo, en la conciencia colectiva, el carácter de delito de tal manera que se considera normal, justo, aceptable, en favor de la libertad individual de cada uno.

Lo que es cierto es que hoy hay miles de millones de seres humanos que están siendo aplastados en su derecho a la vida. La vida de millones de seres humanos está siendo golpeada, cuando se encuentra en el estado de mayor indefensa y precariedad.

Y lo peor es que estos crímenes y delitos contra la vida humana han pasado al campo de la misma vida. Ésta, llamada a ser "Santuario de vida", se está convirtiendo muchos casos en lugar no seguro y peligroso para nacer a la vida.

Ante estas situaciones de anti-Reino, lo que a mí me da mucha luz es lo que dice S. Juan que "Dios es amor", todo hombre por tanto, es invitado a convertirse y creer en el amor misericordioso de Dios por él; El mundo crecerá en la medida en que cada hombre aprenda a dirigirse a Dios como un padre en la intimidad de la oración y se esfuerce en cumplir su voluntad.
II Corintios 4, 13]Pero como poseemos el mismo espíritu de fe conforme está escrito: creí y por eso hablé, también nosotros creemos y por eso hablamos.
Y la voluntad del Padre es, que su Palabra llegue a todos. El dinamismo del anuncio de la Palabra de Dios apunta siempre al Reino, a la unidad de todos los hombres. Por eso, genera necesariamente fraternidad, comunidad e Iglesia. Por eso, el deseo de Dios es lograr que todos se ilusionen por vivir en una comunidad cristiana que intenta vivir como la primera comunidad cristiana, en su sencillez y autenticidad de vida evangélica. Eso nos pide como familia verbum Dei, una familia que ora unida, y predica la Palabra orada, es imposible dejar de anunciar, si conversamos a diario con Papa Dios.

Él siempre te hablará de sus hijos, de tus hermanos que no les llega la Palabra, y para eso, es preciso que las personas capten que sólo unidos en comunidad, con un solo corazón y una sola alma, con un mismo espíritu somos signo creíble para los demás y que la comunidad es el medio que Jesús mismo nos regaló para poder alimentar, crecer, vivir y anunciar nuestra identidad de hijos de Dios y apóstoles de Cristo. Esto motiva nuestra opción por formar parte activa y responsable de la comunidad donde Dios nos ha hecho nacer a la Vida Eterna.

Unidos como familia, descubrimos que es Dios Padre, quien siembra incansablemente nuestra vida en el mundo, y para el mundo. Y que nuestra vida da fruto “sin que sepamos cómo, la semilla germina y crece…” (Mc 4,26-34), para bien de la humanidad.

Y ¿Cómo llamarme discípulos si a veces me descubro tan alejado de Dios, tan egoísta con la gente, tan frío en la fe? ¿Cómo hablar de amor cuando a veces mi corazón alberga desprecio o indiferencia? ¿Cómo amar a un Dios que a veces se me oculta?
Pareciera que para vivir el evangelio hay que ser gente virtuosa, paciente, buena, sólida, firme, coherente. Parece que hay que tenerlo todo claro, o al menos tener muy claro lo esencial. Pero en realidad esa es una de las paradojas del evangelio. Descubrir en nosotros una debilidad fecunda, una flaqueza invencible, una contradicción sedienta de algo firme. Y ahí, en esa tormenta, avanzar sin rendirse, sabiendo quién nos sostiene…

Porque la misión no es nuestra, es Cristo quien nos ha elegido y Él sabe a quién lo ha hecho, a personas que estén con Él y que hablándoles de su planes y proyectos del Padre, el mismo Jesús, vaya haciendo su obra a través nuestro, valiéndose de nuestras debilidades y flaquezas, haciendo de todos los hombre hijos que puedan llamarle a Dios Padre.
Papito, Mamita María, ayúdanos a ser fieles hijos, que reconozcamos que todo lo que es del Padre, también es nuestro.

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