Quédate con nosotros dulce huésped del alma

07 Junio 2009

Secuencia


Gracias Señor y Bendito seas, alabado en los cielos y la tierra porque eres digno de todo amor y de reconocerte como único Dios y Señor nuestro, eres un Dios, que te has constituido en nuestra identidad, nos has hecho a tu imagen y semejanza y por eso no nos has dejado huérfanos, sino Tú mismo te has hecho, amigo compañero, hermano, concreto y tangible a través del Espíritu Santo.

Dulce huésped del alma, con quien no se siente la soledad, sino que fluyes con tanto AMOR-VIDA; para que nosotros también lo derramemos de la misma manera que lo recibimos, gratuitamente, sin discriminación alguna, Cristo descorrió con su muerte el velo, de todo aquello que nos desune, en cuestión de raza, sexo, religión, nacionalidad, cultura, edad; carácter, personalidad, salud física, mental, sicológica.

Nos da la alegría de vivir en compañía con el universo entero, con todos los hombres del mundo por ser hijos de Dios, el que se vive solo, vive muerto, por que Dios nos ha hecho solidarios, aún cuando físicamente estamos solos nos sentimos unidos a todos los hombres y cuando oramos aunque digamos “YO” Dios lo acepta como un nosotros.

Esto le decía a una persona, que había dejado de ser amiga porque su amigo había cambiado de sexo, y le decía que esa persona sólo necesita amor, cariño, oraciones, que basta con lo que él sufre y si no amamos hacemos inútil la Pasión de Cristo, Él nos va a juzgar por lo que tenemos en el corazón y no por los otros corazones, muchas veces no podemos influir en las decisiones de otros pero tampoco nos hace enemigos.

A veces aunque nos sintamos rechazados por cualquier razón y hemos puesto todo lo de nosotros, para amar, el Espíritu Santo se hace la Fuente del mayor consuelo, descanso de nuestro esfuerzo.

¡Qué sublime gozo, que eres Espíritu Divino, por algo eres el aliento de Dios, que te quedas en nuestro interior para ser el mismo perfume de AMOR-VIDA, para los demás y te constituyes tregua en el duro trabajo, de buscar bienes materiales, y espirituales para los nuestros, a veces tanto que nos olvidamos de tu presencia; pero Tú en nuestro corazón gimes con dolores de parto, hasta que nos encaminas a buscar la Verdad absoluta que es Jesús.

Brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos. ¿De dónde creen que sacamos fuerza en las horas difíciles? Yo de lo que estoy más agradecida en la vida, es con la Comunidad Verbum Dei, porque me enseñó con la Palabra y la Vida, a disfrutar de la compañía de este Espíritu Santo que me comunica y me puedo comunicar con el Padre, y Jesús, además a gozar de la presencia de una madre, en momentos tan difíciles, a mí en un mismo año, perdí a mi madre, y sufrí el accidente, y además, venir a vivir a un lugar lejos de mi hogar, familia y abandonar el trabajo, si no hubiera sido por la presencia y compañía de este Dios, mi fe, mi vida se hubieran ido al infierno de la soledad, de la angustia y la desesperación, porque, sé que Él, me amó y se entregó por mí, a través de una comunidad, amigos y familia.

¿Y cuántos de ustedes no tiene experiencias, vivir una prolongada agonía de un pariente o de nosotros mismos? No sólo de enfermos físicos sino lo que es peor, las enfermedades síquicas y las peores aún, enfermedades morales como un hijo drogadicto, prostitutos, o familiares en tratas con narcotráfico, coimas, ventas inmorales, hijos ingratos o padres que abandonan a sus seres.

He visto a madres, padres de familia, hijos, hermanos sufrir estas dolencias, pero son familias con fe viva, y que salen adelante con una fe, acrisolada en la cruz de Cristo, que le ayudan a Jesús a completar su Pasión y yo creo que esto significa, sufrir lo que Cristo le faltó sufrir, por no ser enfermedades o debilidades de esa época; sea como sea, a la Pasión de Cristo no le falta nada, sino que la completamos con nuestra oración y consuelo y la ayuda espiritual, económica y somos cirineos de nuestros hermanos, y es capacidad que nos la da el Padre cuando mira el vacío del hombre y el poder del pecado cuando no envías su aliento.

Gracias Padre porque nos has dejado de herencia el Espíritu Santo, que es el mismo Espíritu que impulso a Jesús, y por eso entra hasta el fondo del alma, y nos enriquece, riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al Espíritu indómito, guía el que tuerce el sendero.

Qué seríamos, si no nos repartes tus siete dones por eso regálanos la fe y esperanza porque según sea nuestra fe nos llega las maravillas de tu Soplo divino y por tu bondad y tu gracia das a nuestro esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y nos das tu gozo eterno, aquí y ahora al ser morada de la Trinidad, nos hace fuente de Agua Viva, que llega a todos los hermanos.

Pedir a Dios que manifieste su Santidad en nosotros, que nos tome de dónde nos dispersamos y nos coja desde dónde nos perdimos y que nos lleve de nuevo a su corazón, para que todo se transforme en nosotros y nos abramos al soplo del Espíritu y pasemos haciendo el bien, que nos encariñemos con ese espíritu de Jesús, para que nuestra vida sea VIDA- AMOR, para todo aquel que se acerque a nosotros, y pruebe de nosotros la leche y miel, donde llevemos a todos al Padre.

Por eso te rogamos Mamita querida que el Espíritu Santo sea nuestro dulce Huésped.