Sal. 84, 2] ¡Qué amables son tus moradas, Señor Sabaot! [3] Mi alma suspira y hasta languidece por los atrios.
Y esa verdad es que nos identifiquemos con Jesús, desde lo íntimo, desde lo más profundo de nuestro ser y desde allí el E.S. nos va recordando todo lo que el Señor nos ha dicho, nos instruye desde dentro e intercede por nosotros, ya que no sabemos orar como nos conviene; es el don de la escucha que nos adentra en esa relación de amistad: hacer el paso de siervos cumplidores a amigos, e íntimos.
Es esa calidad de oración que nos lleve a discernir a la luz del Espíritu, la voluntad del Padre por encima de nuestra propia voluntad.
¿Por qué nos cuesta tanto la oración? El problema de fondo es que no sabemos situarnos delante de Dios... como lo expresa Pablo: "En quien también ustedes están siendo juntamente edificados hasta ser morada de Dios en el Espíritu" (Ef 2,22), entrar en el dinamismo de ser también transmisores y portadores del Espíritu.
Sal. 84 [11] Vale por mil un día en tus atrios, y prefiero quedarme en el umbral, delante de la casa de mi Dios antes que compartir la casa del malvado.
El problema es cómo permanecer dentro del corazón de Dios, a veces estamos en el templo, en comunidad, en las charlas, en los retiros e incluso vivimos en comunidad, ¿pero realmente estamos?
Por eso vale estar con el cuerpo, alma, mente y corazón, con todas nuestras fuerzas aunque sea un día gozando, saboreando la dulzura del AMOR-VIDA de Dios, que estar todos los días, en la misa, o rezando sin ton ni son; y recordemos que un día para Dios es como mil años.
Y es fruto de que estamos en la morada de Dios cuando el Espíritu forma comunidad. Nunca crea división. Ni en la casa, ni en el trabajo, ni en la universidad y menos en la Comunidad, cuando las posturas llegan a tal extremo que todo está a punto de romperse y se rompe, es que, de alguna manera, hemos negado al Espíritu...
Salmo 84,[6] Dichosos los hombres cuya fuerza eres tú y que gustan de subir hasta ti.
Es el Espíritu que guía e impulsa a dar la mayor prueba de amor, dar la vida por los amigos, darles el mayor bien: Cristo, su evangelio vivo. Como Jesús dará el E.S e impulsará a muchos a dar también la vida.
¿Y cómo es que damos la vida? Cada vez que nuestra fuerza para todo eres Tú, Sal. 84,[10] Mira, oh Dios, nuestro escudo, contempla la cara de tu ungido.
Y quien posee el Espíritu lo discierne todo, vive con valentía inyectando en las venas de los que le rodean el evangelio, el Espíritu de Dios y hace de Él su morada.
Frutos de que nuestra alma encuentra descanso en su morada es la paz, la alegría de Amar a Dios sobre todas las cosas y ese mismo amor reflejarlo en los hermanos.
Mamá ayúdanos a dejarnos invadir por el Espíritu Santo, para ser dadores de VIDA y AMOR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario