PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

sábado, 4 de abril de 2009

Jesús da la vida para congregar a los hijos dispersos

Juan 11, 45-57

Gracias, Jesús, COMPAÑERO DE MI VIDA por poder despertar en tu presencia. Dar con­tigo cada mañana es aprender a despertar en la mejor de todas las compañías posibles en este mundo; es encontrar que hay Alguien que es­pera ilusionado que es­trene un nuevo día de vida... es abrir los ojos de la fe y entender que aunque yo no te vea, Tú me miras, y en tu mi­rada se refle­ja el amor y la solicitud del Padre que ve a todos sus hijos El, que es el Autor de cada corazón y conoce todos sus anhelos sien­do capaz de colmarnos de su Vida y Amor, puesto que El mismo es verdadera­mente VIDA y AMOR .

En medio de los hombres, Jesús, no cesas de dar gracias al Padre, de revelar su amor por los hombres: "Que Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos”

Tu oración nos deja ver tus pensamientos más íntimos, tu comunión con el Padre: "Nadie te conoce como el Padre y nadie conoce al Padre como tú". Sólo tu corazón puro, transparente puede conocer al Padre, puede compartir sus secretos, pero no nos excluyes de esta intimidad sino que nos invitas a adentrarnos en esta relación filial.

Esperas que mi vida como la tuya se dedique por entero a lo que al Padre más le agrada y complace: "que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1 Tim 2,3).

Me ilusiona creer que me llamas a entrar en una intimidad así, para que también a través de mi vida te puedan conocer a ti, por eso te pido que me ayudes a revisar la autenticidad de mi oración, la calidad de mi escucha, la profundidad con que capto tu Palabra, porque es allí donde está la clave para ser uno contigo.

¿El diálogo contigo me lleva a identificarme cada vez con tu forma de sentir, de pensar, de amar?
En el horizonte de tu oración aparecen, Jesús, todos aquellos que aceptan el don del Padre, los que te han reconocido como el verdadero Hijo, como el enviado del Padre. En tu oración no ocupa tu mente ni tu corazón el miedo, el fracaso, la decepción. Poco antes de tu muerte, Jesús, te encuentro totalmente libre de ti mismo.

Cumplida tu misión, tú oras por ellos, y entre ellos, estoy yo, tu discípulo, al que con tanto cariño y confianza has elegido para llevar tu Palabra a un mundo cada vez más cerrado sobre sí mismo. "Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo" ¡Qué confianza me da el saber que conoces el mundo al que me envías, conoces los ambientes en los que intento definirme por ti, en los que cada día debo avanzar contra corriente! Por eso ruegas al Padre por mí y no solamente por mí sino por todos aquellos que tienen que conocerte a través de mi vida, todos esos que me piden: "enséñanos a orar".

Son tuyos, Jesús, enséñame a cuidarlos en tu nombre, regálame una oración misionera como la tuya, que me lleve, como a ti, a dar la vida por los que pones en mis manos y a congregarlos en tu nombre.

El termómetro del ejercicio de oración es el amor que le tengo a las personas que me confías, mi interés por personas que tú me has dicho en la oración, mi dedicación a formar en ellos un auténtico discípulo, que ore y enseñe a orar a muchos.

Madre, enséñame a interiorizar la Palabra como lo hacías tú, con la fidelidad que tú la guardaste, para poder estar en el mundo sin ser de él, siendo un discípulo de la Palabra y haciendo a otros discípulos de la Palabra.

Contágiame tu oración misionera para rogar por los que el Padre ha puesto en mis manos y que donde esté todos sean uno como Tú y yo somos uno.

Julia

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