PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

viernes, 3 de abril de 2009

El Señor está conmigo como fuerte luchador


Juan (8, 51-59) Jeremías (20, 10-13)

En este ambiente de Cuaresma, pongamos los ojos y nuestro corazón, fijos en Jesús, que se va rumbo al Calvario, pensando en cada uno de nosotros, ¿Qué pensamiento cruza por tu mente? ¿Qué sentimientos albergas en tu corazón? ¿Dónde están tus ojos fijos? Sus ojos fijos en el corazón del Padre, Juan 8,55 Pero yo lo conozco y soy fiel a su Palabra. Si Jesús tiene sus ojos puestos en el Padre porque lo conoce, seguro que los tiene también puestos en nosotros, sus pensamientos y sentimientos somos nosotros.

Les quiero devolver, el corazón del Padre, que se les dio, cuando los creé, ese corazón donde está inscrita mi Palabra. La Palabra de Dios no está lejos de tu corazón, allí la inscribe no con tinta sino con sangre.

Imagínense, piensen que urgente fue para Dios mostrarnos su amor, que para hacerlo, nos envío a su hijo, a Jesús, para que sea Él quien nos enseñe, para que sea Él quien nos saque de nuestra miseria de vida, y nos lleve al amor del Padre.
Cuando vemos a Jesús y nos ponemos a pensar en porque esta crucificado, decimos “los judíos lo crucificaron” pero miren, el que esa imagen persista, no es por tradición, sino que es porque todavía ahora en 2009, lo seguimos crucificando y sin que El ponga la mínima resistencia “HA AGUANTADO TODO TU PECADO, POR EL INMENSO AMOR QUE TE TIENE”.
Cuando marginamos al más pobre, más sucio, al menos inteligente, al que no es de mi clase, al que no piensa como yo, o cuando puedo hacer el bien y no lo hago, allí estoy crucificando a Cristo nuevamente.
Yo me acuerdo que una vez, cometí un pecado, y a mí me dolía ver a Jesús, en la cruz y diciéndome “YO POR TI, VOY A LA CRUZ, LAS VECES QUE SEAN NECESARIAS, PARA RESCATARTE, y eso me daba tanta pena porque me sentía que la gracia de Dios, se derramaba en mi, en vano, pero al ver a Jesús, tan bueno, ofreciéndose otra vez, por mi salvación, me decía ¿Debo valer bastante para que Él muera por mi? Y me decía no sabes cuánto.
Por eso ante tanto amor, uno cae rendida a sus pies con ganas de amarlo, adorarlo, como único Dios y Señor, como el único amor de mi alma, que lo aprehendí y no lo soltaré jamás.
Si nos hemos dado cuenta, en este tiempo de Cuaresma, ¿Cuál es el afán de Jesús? Enseñar a sus discípulos a conocer al Padre, para que aprendamos a escucharle y ser fiel a su Palabra. Es tiempo de reconciliarnos con Él, Él quiere que tengamos fe, confianza, en el amor que nos tiene, Y, este es el mejor momento para reconciliarnos con El, y nuestros hermanos, esta es la oportunidad que hemos estado esperando, es el momento de salir en ese hoyo en el que nos hemos metido, dándonos su perdón y su misericordia. Jer.20, 13 Porque a ti he encomendado mi causa. Canten y alaben al Señor, porque él ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados”.
Cuando escuche esto me llene de mucha paz, pero sobre todo de esperanza, la esperanza de saber que me iba a reconciliar con todos. Y pensar que poca gente ha tenido la oportunidad de encontrarse con la misericordia de Dios y nosotros estamos llenos de ella.
Pedirle a María que como Ella, estar acompañando a Jesús, en su recorrido hacia Jerusalén, no para echar la culpa a otros, ni para tener pena, sino para acoger su viva y poder ofrecerme como Él, para salvar a mis hermanos.

Julia






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