Colosenses 1, 17 - 19
“El existía antes que todos, y todo se mantenía en él.
Y El es la cabeza del cuerpo, es decir de la iglesia, él renació primero de entre los muertos, para que estuviera en el primer lugar en todo. Así quiso Dios que "el todo" se encontrara en él.”
El amor ya estaba presente desde el inicio de la creación, su corazón ya se nos ha dado a cada uno de nosotros antes que nos formara físicamente, su amor estuvo, está y estará presente por siempre.
Aun cuando no queremos aceptar este amor que nos ofrece, aun cuando no queremos verlo ni oírlo en nuestro interior, El no se moverá, para acogernos nuevamente cuando querramos regresar.
Su amor es capaz de devolvernos a la vida, de sacarnos de la oscuridad en la cual nos dejamos envolver por lo cotidiano, de aliviarnos de la carga de nuestras preocupaciones, de lo que nos cuesta llevar solos, lo que no compartimos con el Señor porque rechazamos su ayuda.
Y no por ser El la cabeza de la Iglesia nosotros somos menos importantes que El en la vida del Padre pues somos parte de su Cuerpo, de su Vida y eso nos hace dignos de ser personas, de ser familia entre nosotros y con El nos hace hijos de Dios, somos parte de su Cuerpo, elegidos para anunciar.
Liliana Farro
No hay comentarios:
Publicar un comentario