PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

martes, 13 de noviembre de 2007

El mayor bien es un amor que promociona

Cuando Dios nos llama y nos invita a seguirle, nos pone un medio muy importante que nos ayuda a vivir nuestra fe, y ésta es la comunidad. Esta comunidad de hermanos, con quienes compartimos algo en común, y esto es la unión personal de cada uno con Cristo, que se da en el diálogo, en la oración., ésta es la base y fundamento de nuestro amor fraterno y de lo que damos a nuestros hermanos.

La comunidad es ese ambiente donde Dios nos invita a desplegar lo que somos y tenemos, es decir, que nos invita a ser nosotros mismos, que aunque hay algo en común que compartimos, también hay diferencias, que en muchos momentos son motivos de separaciones y distancias, sin embargo la vida en comunidad supone el complemento de nuestras diferencias, en nuestra forma de ser, pensar y sentir, y éste es precisamente el reto de la vida comunitaria, la capacidad de desarrollar nuestra apertura al otro, la aceptación y tolerancia, aspectos importantes para crear la unidad, en medio de nuestra diversidad.

Que grande es descubrir que cuando Dios nos invita a vivir en comunidad, nos regala un lugar en ella, así como en la familia cada uno de sus miembros tiene un lugar y cumple un rol dentro de ella, en la comunidad también cada uno tenemos nuestro sitio, es decir, una llamada muy personal a dar lo que hemos recibido de parte de Dios., y este dar se puede concretar de muchas maneras.
Nuestro carisma es Verbum Dei, “Palabra de Dios” y esta palabra de Dios se puede dar, tanto explícitamente como implícitamente, con nuestras palabras, pero también con nuestra vida, nuestro servicio, con los talentos que Dios ha puesto en nuestras manos al servicio de muchos, y esto les pasó a Pedro y Juan.

"Cuando el paralítico vio a Pedro y a Juan, que estaban a punto de entrar en el templo, les pidió una limosna. Ellos lo miraron fijamente, y Pedro le dijo: Míranos. El hombre puso atención, creyendo que le iban a dar algo. Pero Pedro le dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te lo doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Dicho esto, Pedro lo tomó por la mano derecha y lo levantó, y en el acto cobraron fuerzas sus pies y sus tobillos." (Hechos 3, 3-7)

Quizás las expectativas del paralítico eran diferentes a lo que concretamente recibió. Él esperaba posiblemente unas cuantas monedas, sin embargo recibió mucho más de lo que él pensaba. En la vivencia comunitaria también nos puede pasar algo similar, podemos esperar del otro: una sonrisa, un consejo, su compañía etc. sin embargo nos damos con la sorpresa que cuando Dios está presente en el otro, su amor saca lo mejor de nosotros y nos impulsa a caminar, y esto le paso al paralítico, en nombre de Jesús, este hombre que por tanto tiempo había permanecido paralizado, inmovilizado, como a veces también nos pasa a nosotros, inmovilizados por nuestros miedos, temores, el otro lo saca de sí mismo y lo lanza a caminar.
Uno de los mayores regalos de amor fraterno que nos puede hacer el otro no es darnos un pescado, sino enseñarnos a pescar, es decir, enseñarnos a utilizar nuestros propios recursos para llevar hasta el final nuestras vidas y las que Dios nos confía, con la certeza que aunque nuestras vidas están en nuestras manos, porque somos responsables de ella, hay una mano más grande, las de Dios, que sostiene todo lo que hacemos y vivimos.
Margarita Rodriguez

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