PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

lunes, 22 de marzo de 2010

“A ti Señor me acojo, no quede yo nunca defraudado”

“¿Quien nos separará del amor de Dios: las pruebas, la angustia, los peligros, la muerte?, en todo ello salimos más que vencedores por aquel que nos amó.” Qué necesario se me hacia escuchar de parte del señor, estas palabras, pronunciadas por san Pablo, en Romanos 8, 35. Nada nos podrá separar del amor de Dios que sostiene nuestras vidas, el es nuestra esperanza. Me resultaba imposible hoy empezar la oración, en el contexto de la muerte del sobrino de Maura, para muchos de nosotros una hermana muy querida, sin recurrir a estas palabras que son el fundamento de mi vida y que en definitiva lo son de todo hombre, hay un amor que sostiene nuestra vida y nuestra muerte, la definitiva; pero también aquella a la que nos enfrentamos cada día, porque como dice, también, Pablo: “en medio del mundo estamos entregados, continuamente, a la muerte: dificultades de todo tipo; fracasos, incomprensiones, temores, persecución por el evangelio, etc.

Lo cierto es que en el camino de la vida, no estamos solos y en cualquier momento podemos recurrir a nuestro Dios, que oportunas se me hacían las palabras que se nos invitan a orar hoy y en las que escuchaba que Dios me decía: “cuando te llegue la dificultad no dudes en acercarte a tu Dios, busca en mí refugio, yo no cerraré mi corazón, estés como estés, hayas venido de donde quiera que hayas venido, siempre, mis brazos de padre estarán abiertos para ti. En Deuteronomio 4, 30-31, nos dice el señor:

“Cuando estas desgracias te hayan venido encima, volverás por fin a Yahvé en medio de tu angustia y harás caso a sus palabras.
PÉx 33,19ues Yahvé, tu Dios, es un Dios misericordioso, que no te rechaza ni te destruye del todo, ni olvida la Alianza que juró a tus padres.”

Reconocía tanta verdad en estas palabras; porque muchas veces en los momentos de mayor sufrimiento, se da la ocasión para hacer una experiencia nueva y fuerte del amor de Dios, en esas situaciones en las que uno siente que ya no hay salida, ni fuerza, ni palabra humanas que nos auxilien, entonces nuestro corazón esta mas dispuesto a acoger la ternura de Dios; allí cuando hemos comprobado que ya no podemos esperar en nada ni en nadie, podemos volver a Dios y lo más grande de todo es que podemos experimentar que Dios nos está esperando, sin reproches, dispuesto a darnos lo que necesitamos para vivir, dispuesto a renovar nuestra vida y reconstruir nuestra historia hasta hacer de ella, como lo hizo con el pueblo de Israel, una historia de salvación que manifieste a todos cuanto nos rodean lo grande que es el amor , la misericordia y la fidelidad de Dios.

Esta mañana se nos invita a hacer nuestra las palabras del salmista y a través de ella, entrar en la experiencia de abandonarnos confiadamente en las manos del Señor, cada uno en la situación que nos encontramos, puesto que podría ser que nuestra experiencia sea de plenitud de alegría; que estemos experimentando como nunca antes la bondad y el favor de Dios y no la dificultad ni la prueba. Aún cuando este fuera nuestro caso, las palabras del salmista nos sitúan en nuestra realidad de criaturas, frágiles y necesitadas permanentemente de Dios y son además ocasión para unirnos a nuestros hermanos que más sufren en la vida:

“A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado: ¡tú que eres justo, ponme a salvo!
Inclina tu oído hacia mí, date prisa en liberarme.
3 Sé para mí una roca de refugio, el recinto amurallado que me salve.
Porque tú eres mi roca y mi fortaleza; por tu nombre me guías y diriges.
Sácame de la red que me han tendido, porque eres tú mi refugio.
En tus manos encomiendo mi espíritu, y tú, Señor, Dios fiel, me librarás.
Aborreces a los que adoran ídolos vanos, pero yo confío en el Señor.
Gozaré y me alegraré de tu bondad porque has mirado mi aflicción y comprendido la angustia de mi alma” Salmo 31,2-8

Estamos ya en la quinta y última semana de cuaresma, que es un tiempo especial para volvernos al Señor de todo corazón, por ello la invitación es a intensificar en la oración y poner todos los medios para que de verdad la Pascua, el paso de nuestro Dios, pueda cambiar nuestra vida. Pidamos a nuestra madre que nos enseñe a orar, a esperar siempre en Dios y de un modo especial, les pido que, como comunidad de fe, podamos pedir por Maura y su familia, para que el Señor los bendiga y fortalezca en estos momentos de dolor.
Pilar

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