Salmo 16, 5-6; Salmo 1, 1-3
Empecemos esta mañana con una acción de gracias al Señor, muy grande, que nos llene el corazón , por el regalo de la fe. Gracias Padre amado por estar ahora en tu presencia y porque aunque estamos aparentemente solos, hay muchos hermanos que en este momento también deben estar orando en el mundo y muchos otros que tal vez no, pero que por ellos en especial te ofrezco mi oración.
Esta es la herencia (salmo 16 5-6) preciosa que nos ha tocado en suerte, poder ir conociéndole, amarlo y aún más poder a través de nuestras vidas hacer que otros le conozcan.
Conocerte Padre me hace misionero(a) porque al unirme a tu corazón de Padre de todos los hombres, me contagias tu ilusión y tu dolor, tu preocupación y tu esperanza de que por mí, muchos te puedan conocer. Gracias. Por esto, que bueno ahora poder saborear tu Amor, poder ir gustando todos estos sueños que tienes con mi vida .
Necesitamos escucharlo (Salmo 1, 1-3) con el corazón abierto, confiado, sencillo como el de un niño. De aquí brota un encuentro que se prolonga durante todo el día, la alegría de seguir saboreando sus Palabras en medio de todo. De esa unión con El nos viene la sabiduría que nos da su amor para poder crecer en la vida eterna que es nuestra identidad.
Que nuestra Mamà Buena nos acompañe con su SI FIEL al Padre con su FE.
Hna Elizabeth.
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