Lucas 8, 43-48
Entonces una mujer , que padecía de hemorragias desde hacia doce años y a la que nadie le había podido curar, se acercó por detrás a Jesús y tocó el fleco de su manto. Al instante se le detuvo el derrame. Jesús pregunto: "¿Quién me ha tocado? "Como todos decían "Yo no" Pedro le replicó: "Maestro, es toda esta multitud que te rodea y te oprime” pero Jesús le dijo. “Alguien me ha tocado, pues he sentido que una fuerza ha salido de mi” la mujer, al verse descubierta, se presentó temblando y se echó a los pies de Jesús.
Después contó delante de todos porque lo había tocado y como había quedado instantáneamente sana. Jesús le dijo: “hija, tu fe te ha salvado; vete en Paz.”
Gracias señor porque nos quieres conocer a cada uno personalmente, porque nos amas de una manera personal, gracias por buscarnos con esa insistencia con la que buscaste a esta mujer que se acercó a ti, para buscar la sanación. Gracias por el regalo de la oración, de
A mi me admiraba mucho la actitud de esta mujer, quiere sanarse, y sabe donde encontrar el remedio, ella dice: “Si logro tocarle aunque solo sea su ropa, me sanaré”, si tuviéramos también nosotros esa convicción de que al recibir
Dio toca nuestra vida por medio de los sacramentos, quiere tocarte a ti para sanarte para darte una vida superior, que trascienda la cosas de este mundo y sus problemas; buscar a Jesús no es para aislarnos de la realidad, sino para involucrarnos en ella pero de una manera distinta.
Necesitamos su fuerza y su poder para vivir todo lo que nos acontece con ecuanimidad, con inteligencia, con sabiduría, para no dejarnos llevar por las emociones, por los sentimientos, por los miedos que nos hacen aferrarnos a las cosas o a las personas de la tierra.
Los sacramentos contienen en si a
Y sale, supera sus miedos, los obstáculos que le ponían, y entra a la ciudad decidida a buscar a Jesús y lo ve rodeado de una gran multitud, otro obstáculo, pero dice:
Si logro tocarle aunque solo sea su ropa, me sanaré,
Que gran fe la de esta mujer, da por seguro que se va a sanar, se arriesga a meterse dentro de la gente, aun débil, porque tenia doce años sangrando, pero que deseos de vivir tenia, de curarse, su ilusión era sanarse, y Jesús era el único que podía hacerlo; dice el evangelio paralelo de san Marcos que había ido a toda clase de médicos y tomado toda clase de remedios, se había gastado todo, ya no tenia nada.
A veces nos encontramos en esta situación, habiéndolo intentado todo, seguido miles de consejos, de la mamà, del papá, de la suegra, de los sicólogos, de la amiga, de los sacerdotes de muchas personas, pero nadie nos da lo que necesitamos, la sanación del alma o del cuerpo.
Sin embargo hoy el Señor nos quiere enseñar un camino, porque la oración de cada día nos lleva a conocer caminos que no conocemos, nos hace tener ilusión por vivir la palabra, hacer lo que hacen los personajes de
“Si lo toco me voy a sanar”, tener esta convicción para ir a los sacramentos, la confesión, la comunión, que son los que nos renuevan, la mente el corazón, nos curan la vida de lo cotidiano.
Cuando comulgamos nosotros no solo tocamos el fleco de la ropa de Jesús, nosotros lo tocamos a El mismo, lo recibimos a El en Cuerpo, Alma y Divinidad, toda su fuerza y su poder, ¡que bienaventurados somos, que dicha, poder recibir al mismo Dios en Persona, recibir la fuerza del Espíritu Santo en toda su plenitud, para que haga maravillas en nuestra vida!.
Esta mujer que va escondida se descubre ante Jesús se presenta temblando y se echa a los pies de Jesús, en una sociedad que no quiere reconocerlo como Dios ella se postra y lo reconoce como Señor, como Dios. Cuando nos confesamos, vamos a reconocer lo que la mayoría no quiere, reconocer que vamos a contarle a Dios lo que nos pasa que no es un hombre el que esta detrás del confesionario, en esos momentos esta Dios esperándonos para darnos el perdón, la paz, la sanación del alma.
Ella dijo el porque iba a buscarle, porque estaba enferma y necesita ser curada, nosotros vamos a confesarnos porque estamos enfermos por el pecado del egoísmo, de las cosas que el mundo nos contagia y no hemos tenido la fuerza para vencer, le contamos a Jesús y ante todos que creemos que vamos a salir del confesionario curados y con fuerza para vencer la tentación, los virus que se nos pegan; pero esa curación se plenifica al comulgar, por eso Jesús así como busca a la mujer te busca a ti “¿Quien me ha tocado?, quiero conocerte no puedo seguir si no miro tu rostro, si no te veo, si no se porque me buscas, quiero oírlo de tus labios”….tanta gente te aprieta, tanta gente va a misa, ¿Pero encontrará el Señor a alguien que lo toque con fe, que sienta que una fuerza ha salido de El?
Jesús la ve como quiere verte a ti o mi, para sanarnos de todo: cuerpo y alma, para escuchar de sus labios Vete en paz, las palabras del sacerdote cuando nos absuelve; las palabras del sacerdote cuando termina
Eso hemos ido a buscar, a Dios,
“No temas: basta que creas...” Luc 8,48 "estoy esperándote".
nila
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