PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

martes, 23 de febrero de 2010

Escucha Israel: Yavé, nuestro Dios, es Yavé único

Sólo Dios merece ser el centro de nuestra Vida
Deuteronomio, 6,4-6

Jer 31,33
Mc 12,29

Y tú amarás a Yavé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón los mandamientos que yo te entrego hoy.

Sólo el título me lleva a hablar con Dios, y me pongo en su presencia y avergonzada quiero preguntarle si Él, es el centro de mi vida; yo me acuerdo haberlo buscado desde siempre , de niña quería encontrarlo y ahora que lo he experimentado y he tenido ese encuentro con el Dios-Amor, me pregunto si he hecho de Dios, el centro de todos mis amores y si lo he hecho punto de referencia de tal modo que frente al que todas las ofertas humanas, todas ellas pierden su valor.

Por eso desde el Antiguo Testamento a Jesús, la súplica es: ¡Escucha! Julia, cada uno ponga su nombre, y es que escuchar no sólo es oír, es acoger con fe, hacerme uno con lo que escucho, asimilar, hasta que esa Palabra que Dios me da, en este momento, en este día, yo la haga vida, hasta que algún día llegue a ser lo que Él es: Mi identidad, Dios es Amor y yo le debo escuchar, obedecer hasta que el AMOR, sea lo único que me mueva la vida. La mente, mi corazón y el que me da fuerzas para amar a Dios con todo y por ese amor ningún hermano queda fuera de mi corazón.

La persona habitada en su interior y en que Dios es el centro de todo su ser, por ese amor, se constituye fuente de VIDA –AMOR, para sí y lo demás.

Eso le dice Jesús al legista: "¿cómo hacer para tener vida? Amarás al Señor tu Dios, con toda tu mente, todo tu corazón, todas tus fuerzas" (Lc 10,27). El amor, que es relación, pide todo el ser. Amar, que es orar, es tratar, relacionar con Dios toda nuestra mente: inteligencia, memoria, imaginación, recuerdo, creatividad... todo amando a Dios.

Todo el corazón y su afectividad, el cariño, la fidelidad y actitudes, las emociones y aficiones, los sentimientos, resentimientos y heridas... puestos no en las criaturas, sino en Dios (Job 22,24-26), dejándose amar, curar y transformar por su Amor.

Todas las fuerzas: toda mi actividad exterior e interior, capacidades, luchas, intentos, energías, los defectos, límites... invertidos en vivir y compartir su amor. Ora la persona completa: ora con su vida, su historia, su realidad actual, su pasado, su hambre, su gente... todo en relación con el Dios que responde.

"Haz eso y vivirás": invita a la libertad del hombre, para que él mismo tome las riendas de su destino. Orar, con todo el ser, para vivir. Las mezclas, reservas, apartados, dejan la Vida prometida en vida recortada. Quien quiere que Dios sea el centro de su vida dice: "Me deleitaré en tus mandamientos, que amo mucho" (Sal 119,47).

Señor, tu amor comparado con otros amores está en otro nivel; el tuyo es eterno (Jn.11,25), con razón alguien que se encontró contigo como San Pablo, afirma que tiene ya todo lo demás como pérdida -aún más, como basura- comparado con tu amor (cf. Filp. 3,7-11).
Si esto es así de claro ¿qué me pasa que en la práctica muchas veces mi corazón no te lo llevas Tú?

Quizá sea que aunque he experimentado o al menos he intuido tu amor, reconozco que estas cisternas agrietadas que el agua no retienen, ( la apariencia, el ritmo incontrolado de estudios o de trabajo, lo meramente material...) , no son la solución de mi vida pero prácticamente no tengo que hacer mucho esfuerzo para ir a ellas; las tengo inmediatamente al alcance de la mano siempre que quiera, y eso Señor...es muy tentador.

Tu palabra sin embargo me afirma que todavía estás, Tú más cerca que todo eso, (Dt.4, 7), pero claro, estás cerca de un corazón sincero y humilde. (Sal.51.)
¿Cuando me convenceré de que mi miseria y mi pobreza no te apartan de mi, con tal de que libremente yo te abra mi corazón , que tu amor de mi lado nunca se va a apartar?.

Señor, no es posible escucharte sin escuchar de Ti, momento a momento, tu más genuino tema, reiterada insistencia en tu único precepto de amar: de amarte a Ti con todo mi corazón, con toda mi mente y con todas mis fuerzas y al prójimo como a mí mismo (Dt 6,4).

Amar al prójimo como tú lo has amado, Madre, es desplazar y desalojar del todo tu yo para vivir solo y totalmente para Dios en Él y en los demás. Desde el momento de la Anunciación (Lc 1,28), la clave de tu respuesta, de tu sí, no tuvo nunca en cuenta tus gustos, tus intereses, sino sencillamente tu deseo de servir generosamente a Dios en este proyecto de salvación de toda la humanidad.

Por eso Madre, ayúdame a responder a este AMOR-VIDA que debe acaparar mi corazón:
-¿Mi oración me hace Vivir y Amar?
-¿Localizo dónde están mi mente, mi corazón, mis fuerzas?
-¿Soy paciente y constante en aprender a poner "todo"?
-¿Creo con mis hechos que es más feliz dar que recibir?
-Cuando me hablas, ¿se alegra todo mi ser?

Julia.

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