PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

lunes, 16 de marzo de 2009

El Señor es compasivo y misericordioso

14- 03- 09
Miq 7,14-15.18-20; Sal 102; Lc 15,1-3.11-32

Pongámonos en la presencia de Dios, y démosle gracias porque es eterna su misericordia, hoy al recordar, tantos beneficios del Señor, Dt 32,10, así me encontró Dios, en pleno desierto, en plena soledad rugiente; en ese entonces mi vida, era llena de resentimientos, odios y amargura; pero Él, me curo, me alimentó con su Palabra y me amó como a la niña de sus ojos y me llevó sobre sus alas, como el águila lleva a sus polluelos, ¡Qué grande es Dios! ¿Cómo no recordar las maravillas que ha hecho Dios en nuestra Vida? Sería ingrata, si no dijera como el salmista ¿Cómo le pagaré al Señor, todo el bien que me ha hecho? Le pagaré cuando hasta el último día de mi vida proclame las maravillas que Él ha obrado en mí.
Con esa actitud de reconocer lo compasivo y bueno que ha sido Dios con nuestras vidas, comencemos este día, cada lectura de hoy es preciosa, me gustaría detenerme en cada lectura y en cada versículo, pero sería no terminar nunca, la Palabra de hoy son más dulces que la miel, penetran hasta el fondo de mi corazón, y siento a un Dios, que muere por mí, para que yo viva.
En la lectura d Miqueas, nos habla del Pastor de Israel, Volverás a compadecerte de nosotros, aplastarás con tus pies nuestras iniquidades, arrojarás a lo hondo del mar nuestros delitos, El que con su Palabra nos va devolviendo la Vida, porque no se acuerda de nuestras culpas, es el Dios, todo Amor, que te ha esperado, te ha buscado, que te ha sufrido, Él conoce, tus penas y sufrimientos, porque las cargó sobre sus espaldas, cuando recién me accidente, yo estaba, inconsciente, pero yo me acuerdo que todos esos días, en que ni los doctores daban una respuesta de que si vivía o no, Jesús me hablaba, y me decía, que no sabía lo que me pasaba, lo único que hacía era abrazarme y lloraba profusamente conmigo, se conmovía al ver mi estado, y me consolaba, Él se olvidó completamente de lo mala que había sido, se olvidó totalmente de mis pecados y me abrazó, como una hija muy entrañable, Él perdona, aunque ni tú misma te perdones, ni seas conscientes de tus faltas, ni te aceptes como eres.

Una Palabra, que a mí me ha hecho tanto bien es, ¡Aunque tú no creas que Dios te ame, Él siempre te amará! Y a mí me reconforta porque veo que Dios no necesita de mi, para que su Amor exista, sino que soy yo la que lo necesita, en verdad yo siempre pensaba, que Él necesitaba de mi, por eso me buscaba, ni siquiera mi oración, ni mis misas le hacen a Él más grande, yo me hago más grande cuando vuelvo a Él, en la oración, cuando voy a misa a agradecerle por lo bueno que es, cuando me confieso, soy yo la que salgo ganando, cuando ofrezco mis sacrificios, las limosnas, creemos que hacemos el bien y somos nosotros los que vamos recuperando, ese ser AMOR que da Vida a los demás, porque cada vez que oras, que vas a misa, que te confiesas, que das limosnas, tu corazón, mente y voluntad se va liberando del pecado, de lo inmundo que somos, Él nos da un corazón nuevo, nos restituye su mismísimo CORAZÓN, y te renueva del todo, como una nueva recreación, Salmo de hoy:
Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos.

Hoy Dios se alegra al vernos de vuelta, y me pregunto ¿Hay relación entre mi pecado y el Amor de Dios? Ninguna, Tan grande es mi pecado, muchísimo más grande es su misericordia, me ha esperado para la gran fiesta, Luc 15, sin preparar ningún discurso, de humillación, ni para avergonzarme y mucho menos para traumarme o acomplejarme de mi miseria, al contrario, sus ojos se han desgastado de tanto mirar por dónde llegaría y su corazón se ensancha cada vez más, para restituirme, para devolverme todo lo que había perdido, y no deja que nada obscurezca la fiesta que me tiene preparada.

Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos.

Qué bueno es nuestro Dios, pero mucho más bueno es sentirse perdonado, amado, quien no experimenta ese amor, jamás se podrá comprometerse con esos abrazos y besos, porque seguiré siendo la misma amargada de siempre, la misma controladora, cuando se siente comprometida con ese amor de Dios, no por compromiso, sino que te sale responder por el tamaño de tu culpa y el tamaño del Amor de Dios, cómo te podré pagar.

Cuando fui al primer retiro de la comunidad, Dios me dio la gracia, de ver mi vida como una película, era una película de odio, resentimientos, altanería, orgullo, vanidad, y sobre todo me dio la gracia del arrepentimiento, desde que era mocosa pensaba que Jesús, había muerto por las puras, porque el mundo seguía igual, pecados y más pecados, pero cuando vi que con mi vida yo había pasado por el cuerpo de Cristo, dejándolo llagado, sangrando, enlodado, humillado en mis hermanos, yo lloré como tres meses y lloraba e cualquier sitio, ¿Cómo había pasado por la vida de mis hermanos?

Y sentí que Jesús me decía: Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies.

Me sentí tan feliz, porque me restituía, la inocencia, la confianza, la esperanza, me hizo creer que su VIDA y AMOR, es para aquí y ahora, no para después de muerta, por eso lo amé y me enamoré de Él, y no quiero apartarme de Él jamás, y si de alguna manera puedo pagarle es, poniéndome sus sandalias y darle a conocer su misericordia.

Cuando salí de ese retiro, me sentía también que me dije esta felicidad no es sólo para mí y comencé a orar con mi familia y en mi barrio Dios formó una fraternidad y así fuimos cambiando ambientes de discordias e incomprensiones en ambientes de mucha misericordia, reflejando la misericordia de Dios en nuestras vidas.

Julia.

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