PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

sábado, 7 de marzo de 2009

No tengas miedo, el Espíritu asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios

En efecto Dios nos ha hecho semejantes a Él, según el Espíritu de Jesús, que nos ha dejado. Ese Espíritu es el que nos hace poner en oración cada mañana, cada momento del día en comunicación con Él, podemos hacer de nuestra vida una gozada, viviendo de su presencia, que es humana, fraterna, concreta en su Palabra, por eso pidamos a ese mismo Espíritu, que nos ponga en actitud, como la de María, en espera confiada que Dios, obrará maravillas en nosotros, cuando nosotros somos obedientes a su Palabra y nos dejamos guiar por el Espíritu de Ella: La escuchamos, asimilamos, vivimos y la predicamos, porque esa es la voluntad de Dios.

A mí encanta, Jesús, cuando dice conmigo no tiene poder el diablo, por eso voy al Padre, y Pablo nos dice: Rom7, 24 ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte? Porque es consciente que sólo la gracia de Dios, le basta para superar sus debilidades, no es nuestro esfuerzo, ni nuestra voluntad, es Dios, quien nos la da gratuitamente a todos, pero ¿Quién es aquel que la acoge? Aquel que como Pablo dice: Rom 7, 20 Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí.
21 Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta.
Toma conciencia de su debilidad, de la carne frágil y pecadora; pero que Dios, con su gracia, sale al encuentro a rescatarla, porque Él ha modelado el corazón del hombre, por eso lo conoce y lo comprende, y lo atrae hacia asimismo y lo rescata, depende de nuestra actitud humilde.

Yo me acuerdo, que cuando recién iba las pautas, yo salía entusiasmada y me decía con firmeza, ¡Ahora, si voy a ser humilde! No decía que Dios me de la gracia de hacerme humilde, y salía con mis propios puños a ser humilde, y luego no bien me decían algo, salía mi orgullo, mi cólera, que nadie puede humillarme, y luego en la noche en el examen de conciencia me decía ¡la fregué! Porque peleé con esta, grite al otro, humillé a mis alumnos, hasta que un día Jesús, me dijo, y yo le creí, y me hacía feliz que me lo diga ¡Yo mismo te voy a enseñar a ser humilde!

Para que puedas hacer el bien que quieres hacer, serás humilde cuando dialogues y no grites, cuando preguntes las razones de la conducta de las personas y no las juzgues, sobre todo cuando ames a las personas como Yo las amo, ¡Qué tranca! A mí me parecía imposible, pero yo le había dicho a Jesús, Tú has de mi lo que quieras, yo estoy dispuesta a vender todo, no me preguntes nada, Tú actúa, te doy mi libertad, y ¡Eureka! Encontré el Amor de mi alma, y no lo soltaré jamás, empecé a amar de corazón, como Jesús quiere que los ame, y empecé a dialogar, a pedir razones, a tolerar, comprender, y aunque a veces llamaba la atención a alguien, sentía que lo hacía por amor y eso es otra cosa, porque uno lo hace con compasión y no creyéndome que era mejor, porque tengo las mismas debilidades y en las circunstancias que la gente actúa mal, yo hubiera actuado peor que ellos, y cuántas veces lo he hecho.

ROM-8, 14-17 Y Conforme vamos dejándonos guiar por el Espíritu, vamos siendo cada vez más semejantes a Cristo, y reconoceremos que amar, actuar como Él es lo más natural en nosotros, es el Espíritu de Jesús que nos hace reconocer a Dios como Padre, y nosotros somos sus hijos y si somos sus hijos hemos recibido como herencia su AMOR que es VIDA para muchos, hay que encontrar lo que nubla el Espíritu de Dios que habita en nosotros, y entrar allí en lo profundo del corazón, pedirle al Señor, que nos haga ver la raíz de nuestras debilidades.

Me acuerdo, que estando ya en la comunidad un buen tiempo, una compañera de trabajo me echó llave por afuera del baño y me dejó encerrada, y yo me asusté no sé porque tuve terror, y cuando abrieron la puerta salí, con tanta cólera, un odio inexplicable y no le hablé a pesar de las disculpas, y en oración le decía a Jesús, yo quiero amarla, por qué no puedo hacerlo, y un día en misa, Jesús me dijo cuando lo alzaban en la consagración, ¿No me perdonas? Pero la cara que veía en la hostia era de una profesora de primaria, que varias veces, me había castigado encerrándome en el salón después de clases para que cumpla mi tarea, y me salió, ¡a ti no voy a perdonar! , a mi mente, mi corazón, vino el recuerdo de todo lo que significó esos encierros, un odio hacia mi profesora, que tuvieron que cambiarme de colegio y ¿cómo es que aflora este hecho? Porque Dios quiere curarte desde dentro, lo único que había hecho Dios era sacar lo que yo creía olvidado, perdonado.


Ese día tanto era mi odio, que no comulgué y las misioneras me enseñaron a hacer un caminito de perdón, yo había reflejado en mi compañera, el odio a mi profesora, pero a Jesús, le decía ¿Por qué tengo que perdonarte a ti si Tú no me has hecho nada, al contrario has dado la vida por mi? Es que Yo estoy en mis hermanos.
Yo creo, que lo más natural en nosotros es AMAR dando VIDA, y me parecía mentira amar a quien tanto daño me hizo, y uno se siente feliz, despejada, cada vez que uno encuentra la raíz de nuestras faltas, hay más luz para entender la Palabra y somos más dóciles al Espíritu de Dios, que habita en nosotros y nos hace actuar como Jesús.

Pidamos a María que nos haga dóciles al Espíritu Que hace que Cristo se haga carne en nosotros y actuemos realmente como hijos de Dios.
Julia

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