Romanos 8, 35.37-39
Al terminar este año puedo reconocer y agradecer que después de todo lo vivido, Dios ha caminado conmigo, se ha hecho presente en las circunstancias y en las personas que Dios ha puesto en mi vida. Han habido momentos en los que me he sentido más cerca de él, quizás han sido esos momentos de oración, de encuentro, cuando ha estado prendida la luz de la fe en mi vida y le he podido reconocer., sin embargo, también han habido momentos en los que no le he reconocido, momentos en los que no he sido consciente de su presencia., pero él ha permanecido fiel aunque yo no lo haya sido. Pero la certeza es que nada ni nadie podrá separarnos de su Amor y presencia en nuestra vida.
Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor! (Romanos 8, 35-37)
Que grande es reconocer que no hay circunstancia, ni nuestro pasado, por más oscuro que éste haya sido, ni nuestro futuro, aunque nos cause incertidumbre, nada ni nadie puede separarnos de su Amor, del corazón de Dios, creo que esa es la certeza y fundamento de nuestro vida y la seguridad para seguir de pie en medio de la tormenta.
Al terminar este año puedo reconocer y agradecer que después de todo lo vivido, Dios ha caminado conmigo, se ha hecho presente en las circunstancias y en las personas que Dios ha puesto en mi vida. Han habido momentos en los que me he sentido más cerca de él, quizás han sido esos momentos de oración, de encuentro, cuando ha estado prendida la luz de la fe en mi vida y le he podido reconocer., sin embargo, también han habido momentos en los que no le he reconocido, momentos en los que no he sido consciente de su presencia., pero él ha permanecido fiel aunque yo no lo haya sido. Pero la certeza es que nada ni nadie podrá separarnos de su Amor y presencia en nuestra vida.
Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor! (Romanos 8, 35-37)
Que grande es reconocer que no hay circunstancia, ni nuestro pasado, por más oscuro que éste haya sido, ni nuestro futuro, aunque nos cause incertidumbre, nada ni nadie puede separarnos de su Amor, del corazón de Dios, creo que esa es la certeza y fundamento de nuestro vida y la seguridad para seguir de pie en medio de la tormenta.
La invitación para este nuevo año es recibir de parte de Dios “El libro de nuestra vida” y en él, las páginas en blanco, que Dios quiere que las llenemos.
Vivamos con él, en su presencia, reconociendo que él muchas veces ESCRIBE DERECHO EN RENGLONES TORCIDOS.
Margarita Rodríguez.
Margarita Rodríguez.
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