Viernes 25/01/08
Lc 10, 38-45
”Jesús siguió su camino y llego a una aldea donde una mujer llamada Marta lo hospedó, Marta tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies del Señor para escuchar lo que el decía pero Marta estaba tan atareada con muchos quehaceres se acercó a Jesús y le dijo: Señor no te preocupa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo dile que me ayude, pero Jesús le contestó: Marta, Marta estas preocupada y te inquietas por demasiadas cosas pero solo una sola es necesaria María a escogido la mejor parte y nadie se lo va a quitar.”
Al comenzar la oración me daba cuenta que como siempre me dejo envolver por lo que debo hacer en el trabajo, en casa, con los amigos, y dejo atrás lo mas importante: el amor, dejo de lado a Dios y El me decía que aun en esos olvidos que tengo no dejo que el mundo me envuelva por completo ya que de alguna manera estoy cuidando mi vida espiritual pero que aun me faltaba, yo le pedía al Señor que me ayudara a identificar que cosas me llevan al aíslo terrenal que no me permite darme cuenta que El está ahí, al enumerar lo que me apartaba de El.
El me decía “que vamos hacer ante tal hecho” y me gustaba cuando me decía que vamos hacer pues El se incluía como parte mía y no me soltaba ni me dejaba de lado.
¿Que cosas nos apartan tanto de Dios a tal punto que nos olvidamos de El, que renegamos, que no confiamos?
El Señor me pedía que lo escuchara, que aprendiera a escucharlo, que pusiera atención a lo que El me decía para salvaguardar mi vida.
Dejemos que el Señor sea quien dirija nuestra vida y que seamos hijos orantes para que el resto de nuestros hermanos puedan conocerlo.
Liliana
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