Viernes 01/02/2008
Juan 4, 6-9
Allì estaba el pozo de Jacob.Jesùs cansado del camino se sentò junto al pozo, era cerca del medio dia. los discìpulos habìan ido a comprar algo de comer en eso una mujer de Samaria llegò al pozo a sacar agua y Jesùs le dijo: dame un poco de agua; pero los judios no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondiò:¿Còmo es que tu siendo judio me pides agua a mi, que soy samaritana?
El Señor comenzaba la oraciòn pidiendome beber de mi vida, pues su sed de amarme era grande y en mis manos estaba calmarle su sed.
Cuantas veces buscamos amores en donde no lo podemos encontrar, el Señor me decìa lo que le dolìa que yo buscara el amor en otros lugares que no son la Fuente del Agua Viva.
Cuantos amores tenemos en nuestra vida que nos impiden acercarnos a la fuente de la vida.
¿Cuàles son nuestras ataduras en este momento que no nos permiten ver cual es el camino al verdadero amor?
Me sentia identificada con la samaritana pues siempre estoy en bùsqueda del amor, cuando la felicidad esta dentro mìo, està a travès de la apertura a la Palabra, a la escucha de la Palabra, en saber como escuchar la Palabra, en poner atenciòn a la Palabra que se nos dice a travès de la oraciòn; y es ver a todo un Dios pedirnos de beber de nuestra vida dandonos la vida, dàndonos el amor, dàndonos el regalo de la vida eterna, dandose El en la Palabra, lo ùnico que debemos hacer es aceptar que El es el dador de nuestra vida, que solo El nos puede liberar de esas ataduras que no nos hacen libre para amar, y que nos dan falsas seguridades y que nos hacen desconfiados ante el amor de los demas.
Liliana Farro
Juan 4, 6-9
Allì estaba el pozo de Jacob.Jesùs cansado del camino se sentò junto al pozo, era cerca del medio dia. los discìpulos habìan ido a comprar algo de comer en eso una mujer de Samaria llegò al pozo a sacar agua y Jesùs le dijo: dame un poco de agua; pero los judios no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondiò:¿Còmo es que tu siendo judio me pides agua a mi, que soy samaritana?
El Señor comenzaba la oraciòn pidiendome beber de mi vida, pues su sed de amarme era grande y en mis manos estaba calmarle su sed.
Cuantas veces buscamos amores en donde no lo podemos encontrar, el Señor me decìa lo que le dolìa que yo buscara el amor en otros lugares que no son la Fuente del Agua Viva.
Cuantos amores tenemos en nuestra vida que nos impiden acercarnos a la fuente de la vida.
¿Cuàles son nuestras ataduras en este momento que no nos permiten ver cual es el camino al verdadero amor?
Me sentia identificada con la samaritana pues siempre estoy en bùsqueda del amor, cuando la felicidad esta dentro mìo, està a travès de la apertura a la Palabra, a la escucha de la Palabra, en saber como escuchar la Palabra, en poner atenciòn a la Palabra que se nos dice a travès de la oraciòn; y es ver a todo un Dios pedirnos de beber de nuestra vida dandonos la vida, dàndonos el amor, dàndonos el regalo de la vida eterna, dandose El en la Palabra, lo ùnico que debemos hacer es aceptar que El es el dador de nuestra vida, que solo El nos puede liberar de esas ataduras que no nos hacen libre para amar, y que nos dan falsas seguridades y que nos hacen desconfiados ante el amor de los demas.
Liliana Farro
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