PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

domingo, 4 de abril de 2010

Morir y resucitar con Cristo


Evangelio: Jn 20,1-9
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró. En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Oración introductoria:
Señor, Jesús, todos los cristianos nos regocijamos el día de hoy con tu triunfo y Resurrección. Para nosotros ha surgido un nuevo día. Tú vives para siempre y tu amor es omnipotente. ¡Aleluya!

Petición:
Señor, acrecienta mi fe en tu poder y misericordia.

Meditación:
¡Cristo ha resucitado y ha vencido a la muerte! Esta es la gran certeza sobre la que se basa toda nuestra vida cristiana. No se trata de un recuerdo del pasado, es una realidad actual. Cristo está vivo. Su Resurrección nos revela quién es Él: Jesús es Dios. Nuestro cristianismo sería un absurdo con el solo drama de la cruz. La grandeza de nuestra fe reside en que Jesús crucificado resucitó al tercer día. Esto tiene consecuencias importantes para nosotros: por nuestro bautismo estamos llamados a participar en el misterio de la muerte y resurrección del Señor. En la práctica, debemos compartir los dolores de Cristo y morir con Él a nosotros mismos. Ser cristianos no es un camino fácil, implica aprender a renunciar a sí mismo todos los días, por amor a Jesús. Preguntémonos en este día cuál es el sentido de la resurrección de Cristo para nosotros, qué nos dice este hecho, a qué nos invita. Recordemos que no basta tener fe, debemos testimoniarla con nuestra vida a los demás.

Reflexión apostólica:
Hoy es un día para afianzar nuestra fe y nuestra esperanza en la convicción profunda de que nada es imposible para Dios. Quien vive afianzado en Dios y seguro de su omnipotencia tiene también la gracia de aceptar las verdades más grandes de nuestra fe, sin vacilación alguna.

Propósito:
Dar testimonio de esperanza y confianza en Dios por medio de mis conversaciones con los demás.

Diálogo con Cristo:
Señor Jesús, envíame el don del Espíritu Santo para que ilumine mi corazón humano y me señale el camino más adecuado para hacerme más semejante a ti.

«Cristo padece, muere y resucita para hacer morir en nosotros el pecado y comunicarnos su vida”

FELIZ PASCUA DE RESURRECCION

“Happy Easter”

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