PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

lunes, 25 de enero de 2010

Ofrezcanse ustedes mismos, como ofrenda que agrada a Dios

Esta mañana, le agradecía mucho al Señor por la experiencia de reconocerle vivo, cercano, amigo, compañero y recordaba las palabras que Santa Teresa expresaba en un himno: “así te necesito de carne y hueso…tangible, humano, fraterno”. Lógicamente, Santa Teresa está dialogando con Jesús y está haciendo referencia a su encarnación, que le ha hecho solidario con nosotros. Nos disponemos a la escucha de un Dios, que ha querido acercarse tanto a nosotros, que nada de lo que vivimos le es desconocido, ni indiferente; sólo desde allí Él se hace camino verdad y vida nuestra.

Esta mañana, experimentaba una especial necesidad de pedir al Espíritu, que me enseñara a orar, que me diera oídos y corazón de discípulo; “ hazme escuchar, Señor, con la ilusión y la avidez, de aquel hombre sencillo, que siente que sin tu guía no puede conducirse en la vida, regálame esta experiencia Señor, porque en la práctica de la vida, muchas veces me vivo conduciéndome por los criterios ya formados, por las experiencias ya vividas y hasta por las voces y opiniones de los que me rodean y que, de algún modo, tienen cierta incidencia en mí, enséñame a escuchar con la conciencia y la sencillez de aquel que sabe, que en la voluntad de Dios está su alegría y su paz.

Hoy, siguiendo la propuesta para la oración de esta semana, se nos invita a orar Romanos 12, 1-2

Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una ofrenda viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual.
Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.
Frente a esta palabra, lo primero que le pedía al Señor era poderla orar con novedad, pues es una palabra muy conocida para nosotros, le preguntaba, ¿Qué significa orar esta palabra, en el contexto de la invitación a vivir siendo pobres de Espíritu? Entendía que el Señor me decía: La invitación es a vivir la pobreza, dando todo y con alegría, lo que tienes para vivir, como la viuda pobre. Se trata de brindar a tu Dios y, a él en los hermanos, tu mejor ofrenda. De allí que te esté invitando a ofrecerte a ti misma como ofrenda viva, me ayudaba mucho entender que Dios, no viene a exigir nada, no nos fuerza a la entrega, la ofrenda está viva, no es un objeto pasivo que se entrega sin mas, como cuando acercamos al altar una vela, un ramo de flores, etc. Es una ofrenda viva y por lo tanto, tiene voluntad, por ello, muchas veces, hay resistencia. Sin embargo es lo que le agrada a Dios, no la ofenda que se hace a la fuerza, porque haya un compromiso que cumplir, no la que se da de modo pasivo, sin conciencia de lo que supone lo que se ofrece, se trata de un culto espiritual y es una entrega que supone inteligencia, libertad y voluntad. De ahí que en algunas biblias, al final del versículo uno, de Romanos 12, dice: “ese será su culto razonable o racional”, o también “como es propio de hombres que tienen inteligencia”. Yo entendía, que el Señor me invitaba a esta mañana a disponer la vida a su voluntad, a su querer y esto es fruto de ser pobre de corazón, pues el pobre de corazón se deja conducir, guiar por su Dios, con la confianza de que la voluntad de Dios es buena, porque Dios es bueno.

No obstante, aunque seguramente lo antes dicho está en el deseo de todos nosotros no es tarea fácil, se trata de ir convirtiéndonos a la voluntad de Dios y ello es un camino necesario, que aún el mismo Jesús tuvo que hacer y lo consiguió, como orábamos la semana pasada, justo el lunes, en Jesús también se produjo el conflicto: “Ahora mi alma está turbada, diré acaso; Padre, líbrame de esta hora”; pero después de estas palabras, toma la resolución de subir a Jerusalén. Jesús se fue haciendo uno con la voluntad del Padre, a lo largo de toda su vida, por eso es el pobre de espíritu. Ahora bien, si a Jesús le tocó aprender, ¿qué podemos pensar que nos corresponde hacer a nosotros? La misma palabra nos da la clave: “no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente”. Una primera cosa a tener presente es que el mundo no es, muchas veces, aquello externo con lo que tenemos que luchar, sino que el mundo está en nosotros, dentro, constituyendo criterios y formas de ver la vida, las cosas, a los otros y hasta Dios, es necesario por tanto ir permitiendo que nuestra mente se vaya transformando, dejando que Jesús, el Espíritu, el Padre, la vayan evangelizando, en cada encuentro con ellos, a través de la palabra, en la oración. Que Dios vaya haciendo nuestra mente y corazón, más conforme al evangelio. Esto supone un proceso, que no será el mismo para todos; pero que dependiendo de nuestra disponibilidad, Dios podrá ir haciendo; porque para Él, nada hay imposible. Si bien, es Dios quien por su gracia, nos va haciendo más espirituales, existen medios que nosotros podemos ir poniendo en lo cotidiano, para que el trabajo de Dios se pueda hacer con menos resistencias, para poder entender su voluntad, el reconciliarnos con Dios y los hermanos, buscar lecturas espirituales, no consentirnos según que música, por los contenidos de las letras, ciertas películas o programas, etc. Ciertamente hay muchos medios, que nosotros tenemos que ir discerniendo, Dios nos ha dado una inteligencia, una libertad y una voluntad, para poder llegar a ser Cristo.

Finalmente entendía que Dios me decía, que la inteligencia, libertad y voluntad son sólo medios, para vivir nuestro proyecto de ser hijos como Jesús; pero que si el amor no está presente, no iremos muy lejos, sólo el amor a Dios puede llevarnos a vivir confiados en Él, sólo desde el amor podemos llegar a vivir la verdadera pobreza que es la donación de todo cuanto somos, tenemos y podemos ser desde Dios.

No hay comentarios: