PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

jueves, 21 de enero de 2010

Entre nosotros seamos servidores


Filipenses 2,3-4; Lucas 22,27

Cada mañana quisiéramos acercarnos con regalos para Dios, decirle que nos ha ido bien en la semana, o que hemos ayudado a tal persona, pero normalmente vemos que la rutina nos invade, que más que regalos llevamos la queja a flor de piel, y que sentimos mucha sed de amor.

Pues bien este es el mejor punto de partida, experimentar la pobreza y nuestras limitaciones nos cuestionan el por qué de ellas, pero más que ser una ayuda se ven como una carga, sin embargo la pobreza espiritual, es decir no tener fuerzas para enfrentar los embates de la vida, es un regalo que Dios dejó grabado en nuestro corazón.

Lo importante es conocer a Dios cada día un poquito más, pues bien en la pobreza se ve a Dios, ahí es posible disfrutar de su mirada de aprobación, no cuando tengo la autoestima por las nubes porque mi jefe me felicitó, sino cuando no nos quedan fuerzas para seguir, y Dios, viendo que soy delicado en el interior de mi corazón, me dice: “Tú eres mi Hijo muy amado, en ti me complazco(Mc 1,11), “Es en tu pobreza y desde ella que me manifestaré al mundo”. ¿Qué hago entonces si siento que no tengo regalos para ti Señor, si sólo veo pobreza?

Levanta tu mirada hacia mí que estás a punto de experimentar mi presencia”. No existe situación en la que no podamos hablar con Dios, “venid a mí los sedientos. Beban y coman gratis hasta saciarse, para qué gastar la vida en lo que no es pan. Ven que te daré algo sustancioso que te llenará de alegría

Jesús, quiere regalarnos hoy el ser servidores de nuestros hermanos, desde la fe y el reconocer en el trato personal con Cristo la riqueza de los que nos rodean. Fe que desde el sitio o lugar donde uno se encuentra y el servir a los demás se vuelve un aporte importante para nuestras vidas. En el evangelio de Mc 2,1-12, por ejemplo, en la curación del paralitico, podemos contemplar la fe de los amigos que le llevan ante Jesús.

Casi siempre nos detenemos en la actitud del paralitico o de los fariseos, pero muy poco de esos amigos que lo han arriesgado todo. En nuestra familia misionera contamos con la riqueza de cada uno de sus miembros, del que ya lleva años, como el de que acaba de entrar. La familia la construimos entre todos, y el aporte de la fe de cada uno. A eso le llamamos servir como Cristo sirvió a los demás.

En un mundo donde el egoísmo y la falta de generosidad son evidentes y producen diversas formas de pobreza, la Palabra de Dios tiene la fuerza de transformar de autosuficientes a servidores.

Es fácil darse cuenta de que una relación que se base en el interés o egoísmo, es imperfecta ya que tiende a reducir al otro a mero objeto. Para mí, el otro es un instrumento y en realidad, sólo pienso en mi mismo...

Amar de verdad es amar al otro por lo que es, no le amo por lo que puede aportarme sino por lo que es y somos capaces de compartir todo y ayudarnos unos a otros.

De como sea tu amor, así será tu vida. Si vives de forma egoísta, tendrás una vida triste, apagada, amargada. Pero si vives amando, si vives entregándote por los demás, si vives buscando lo mejor para los demás, si buscas lo mejor para los demás; entonces experimentarás la felicidad, que en verdad vives, que se es más feliz dando que recibiendo

Para Pablo, servir, es anunciar el Evangelio, es consagrarle su vida, es también darse con el mismo corazón a los hombres a quienes se les da el Evangelio. Pablo dice: “Aunque pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo, nos mostramos amables con ustedes, como una madre que cuida con cariño a sus hijos. De esta manera amándolos, queríamos darles no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser, porque habían llegado a sernos muy queridos” (1Tes 2,7-8).

Todo el apostolado de Pablo está en esta fórmula: su contenido, el Evangelio; su estilo, la entrega total; sus destinatarios, hermanos amadísimos, hijos tiernamente amados. La comunicación del Evangelio a los que se les ha confiado es en él maternal y paternal. Crea lazos indestructibles, suscita una comunión que suprime las distancias y las barreras.

Por eso vamos a pedirle a María que como Ella, seamos como Jesús, buscando siempre dar la Palabra a nuestros hermanos, que es la mejor expresión de que realmente los amamos

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