PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Escúchales y déjalos que ellos preparen tu corazón para acogerlos en los hermanos

Salmo 1,2-3; Efesios 3,17

Las pautas para esta semana nos llevan por el camino de preparación para acoger a Jesús. Ante Él, aparecen los rostros de nuestros hermanos que necesitan la salvación: Hay que descubrirlos en nuestro alrededor, en nuestros ambientes, el mendigo ciego de Jericó, el rico Zaqueo, los pobres, lisiados, cojos, etc. Estos lo han acogido. Pero en este mismo camino Jesús también ha encontrado rechazo de aquellos que no lo reciben, los fariseos y legistas se confabulan contra Él, lo critican porque come con pecadores y ayuda a la gente el sábado, Herodes amenaza su vida. Pero nosotros queremos ser felices hablando con Él, meditando su Palabra y guardándola en nuestro corazón. El texto de hoy comienza diciendo:

Bendito el hombre que se complace en la ley del Señor 2 y la medita de día y de noche!. Él es como un árbol 3 plantado al borde de las aguas, 3 que produce fruto a su debido tiempo, 3 y cuyas hojas nunca se marchitan: 3 todo lo que haga le saldrá bien. Salmo 1,2-3.

Jesús nos pide momentos de oración tan fuertes como los que tiene Él, Oras al Padre y te acercas a nosotros, a nuestro corazón y nos llevas a tu corazón: nos ves y nos dices que el acogerte, no se logrará nunca a base de acuerdos o de metas, se logra en un mano a mano, en un compromiso real y verdadero de buscar tu rostro, Señor, brota desde el interior del hombre, desde el corazón. Tú insistencia Señor es a descubrir que cuando escuchamos y vivimos tu Palabra se consigue acogerte a Ti y a los hermanos.

Tú insistencia es a no rechazar los valores, las palabras, la vida que Tú nos presentas. Tú eres nuestro Camino, Tú con tu vida nos has mostrado cómo construir esa amistad contigo. Ayúdanos a comprenderlo a querer y vivir en armonía con nuestros hermanos porque si te acogemos a Ti, acogemos a cada uno de nuestros hermanos.. Necesitamos descubrir la misericordia tan grande que hay en tus palabras, en tu trato para con nuestra vida, pues sólo desde ahí podremos hacerlo Señor, nadie puede dar lo que no tiene y la VIDA-AMOR, viene de ti. Los caminos de la entrega, de la santidad a veces se nos hace difícil recorrerlos, por eso, hoy como Tú necesitamos ver y escuchar al Padre, ver y escuchar a nuestros pueblos, a nuestra gente, necesitamos aprender a amar, allí donde nos parece imposible.

Que Cristo habite en sus corazones por la fe, y sean arraigados y edificados en el amor. Efesios 3,17

Somos morada del Amor Trinitario, por pura iniciativa de un Dios que se ha encaprichado con nuestra pobre existencia, escogiéndola como su Casa. Somos el lugar donde el Dios Santo quiere morar haciéndonos partícipes de su santidad. Así nos declara abiertamente el Padre: “He escogido y santificado tu Casa (tu corazón, tu Vida) para que en ella permanezca mi Nombre para siempre. Allí estarán mis ojos y mi corazón todos los días” (2Cr 7,15). Pero nuestra santificación es obra del Espíritu, Señor y dador de Vida, que derrama la plenitud de Amor Señor, porque edificar en el Amor, no es algo a hacer, se trata de desarrollar el amor que Tú ya has derramado en nosotros. Es la insistencia que San Pablo nos hace : “No tengan con nadie otra deuda que la del amor mutuo” (Ro 13,8-10).


En tiempos tan difíciles como los que estamos viviendo en este momento es tan gratificante ver cómo muchos viven amando. Cuántas personas hay enfermas y otras las atiende, vecinas que tienen la delicadeza con la otra persona de ofrecerle o de llevarle algo de comer pues su familia trabaja; detalles en el mismo trabajo en las dependencias públicas donde encuentras un trato de personas, de delicadeza y de atención aún en medio de conflictos. El amor es nuestra meta, y el Amor se da en nuestro mundo.

Sólo necesitamos valorar todos esos detalles que se van dando a nuestro alrededor. Permanecer en esta presencia amorosa de la Trinidad marca el ritmo de nuestro vivir fraterno en una totalidad totalmente nueva: Ser familia. ¡Qué grande es vivir en hogar, en calor de hogar, en familia, en comunidad!. ¡Y qué gozo nos da el poder transparentarlo!.

Madre Querida enséñanos a preparar el corazón para acoger a Jesús y poder darlo a nuestros hermanos, como Tú.

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