PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Perdona de corazón a tu hermano.



En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús:
- «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta:
- «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo."
El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
"Págame lo que me debes."
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré."
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdone porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de tí?”
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.» Mateo 18, 21-35

Queridos hermanos: En el Evangelio de hoy día, contemplamos a Pedro que se adelantó para preguntarle a Jesús sobre un tema muy importante: El Perdón, ¿Cuántas veces tengo que perdonarle a mi hermano cuando me ofende? ¿Hasta siete veces?»

Me llamaba a atención esta pregunta ¿Sera cuestión de números, de llevar cuentas de las ofensas que recibimos de  nuestros hermanos? de apuntar en un cuaderno cada ofensa  Y ¿Alguien  llevará la cuenta de las veces que le ofendemos a Dios? ¿También apuntaré mis faltas a Dios?

Para enseñarle a Pedro, Jesús utiliza una parábola, donde un rey perdona a su siervo una deuda muy grande, le debía ¡diez mil talentos! Que serian el equivalente a 164 toneladas de oro. Al suplicarle que le espere, que tenga paciencia, el Rey se compadece de Él, suspende la orden de que sea vendido, él su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y   además le perdona la deuda.

Este hombre debía haber estado muy agradecido hasta el extremo de hacer lo mismo con los que le debían a él. Pero su actitud es completamente diferente a la del rey que tuvo compasión y misericordia con él.
Porque al salir de ahí, se encontró con uno que le debía cien denarios! O sea como 30 gramos de oro, y le aplicó todo el peso de la ley, todo el castigo que a él mismo le hubiera tocado y que le fue perdonado. Este hombre no tuvo misericordia de esta persona que le suplicaba arrojado a sus pies…

Creo que nos ayudaría mucho para nuestra oración personal ponernos de protagonistas, ¿con cuál personajes me identifico?, con el rey que es compasivo y misericordioso que perdona la enorme deuda, o con el siervo al que se le perdonó todo… pero que al salir de presencia del rey  agarra por el cuello hasta querer estrangular al que le debe un poco? ¿Habrá alguien a quien estoy estrangulando después de haber sido perdonado por Dios?

Quedémonos meditando sobre nuestras propias actitudes y  sobre todo contemplar la Misericordia que tiene Dios con nosotros,

Ante nuestras faltas de perdón Jesús dice que si no perdonamos: Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

El mandamiento que el Señor nos da es amarnos los unos a los otros como Él nos ama, y el  Amor   con el que Dios nos ama, realmente nos hace  capaces de  poder perdonarnos de corazón unos a otros como Él nos perdona,  el perdón es un Don que Él se lo da a quien se lo pide de corazón.  A nadie le gusta vivir odiando, con rencor o resentimiento porque vivir así enferma, destruye a la persona a familias la falta de perdón.  Nuestro Padre del Cielo, nos perdona porque nos ama, su amor cubre multitud de pecados.(1Pe 4,8) y quiere que amemos para poder vivir reconciliados con todos.

Seguramente que muchos tenemos heridas porque nos han ofendido y mucho quizás,  pero  ¿Cuánto pesa lo que nos han ofendido en comparación con lo que Dios nos ha perdonado, o lo que le hemos ofendido nosotros a Dios?  ¿Cuando el Señor arregle cuentas con cada uno de nosotros, personalmente, como nos encontrará? ¿Con el corazón en paz porque lo entregamos, porque fuimos capaces de perdonar al hermano porque “el Amor fue más fuerte que el pecado” que la ofensa que recibimos?

Jesús enséñanos a ser humildes para perdonar de corazón, olvidarnos de las ofensas de los demás, reconocer nuestras debilidades, nuestras caídas por no conocer el Amor de Dios, que busquemos conocer más a Dios, cuan misericordioso y compasivo es con nosotros cada día.
Para terminar voy a leer el Salmo de hoy día para quedarnos en oración.
Salmo 103(102),1-2.3-4.9-10.11-12.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura.

No acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.

Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.

Acompáñanos Madre querida para poder vivir lo que el Señor nos ha dicho hoy en su Palabra.


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