PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

domingo, 6 de diciembre de 2009

El Señor es grande y estamos alegres porque todos veremos la salvación de Dios

Salmo responsorial Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6

Pongámonos en la presencia de Dios, del Dios que hace tanto por nosotros, cada día, cada segundo de nuestra vida, está lleno del Amor de Dios, por eso que obra maravillas, Él es nuestra alegría y nuestro corazón lo ensalza y nuestra boca no deja de cantar sus alabanzas. El cambió nuestra suerte de grandes pecadores a ser sus adoradores, es decir buscamos su Palabra, para escucharla, asimilarlas, vivirla y predicarla.

Esta época de Adviento, es época de cumplimiento de todas sus promesas, que “estará con nosotros” y se quedará entre nosotros hasta el fin de los siglos. Este Adviento es época de alegría, de llenarnos la boca de esperanzas, de ilusión, porque Aquel que estaba en los cielos ha bajado para cambiar nuestra suerte, nuestro destino, porque para eso viene Dios, hacernos felices en convivencia con Él, para eso nos ha creado.

Baruc 5, 1-9

Tanto esta profecía de Isaías como la evocada en la primera lectura (Baruc 5, 1-9), se habían escrito cinco siglos y medio antes de Jesucristo, cuando los judíos se preparaban para emprender el camino de regreso a Jerusalén después de su destierro en Babilonia. La liberación de aquel cautiverio en el que habían permanecido durante cuarenta años

En el texto del profeta Baruc, es Dios mismo quien “ha ordenado que sean rebajados todo monte elevado y los collados eternos, y colmados los valles hasta allanar la tierra, para que Israel marche en seguro”. Ese Israel, es nuestra propia vida que conducida, por Dios nos hace ligero el camino, ante la presencia de su Palabra, Los caminos se vuelven llanos, Jesús nos dijo: los que están fatigados y cansados vengan a Mí, que Yo los descansaré.

Eso es lo que hace un camino llano, AL AMOR-VIDA, porque el que está lleno de cargas, no puede ayudar a los hermanos, a los que nos rodean, más bien aumentamos sus cargas, con nuestras insinuaciones, caprichos, desánimos, heridas.

Hagamos la prueba, de llenar un saco de piedras, y llevarlos sobre los hombros hasta cierto trecho, a ver si nos cansan y no nos permiten avanzar, aún cuando el camino es llano (camino con hermanos que te ayudan, una comunidad que te ofrece la Palabra, para descargar nuestras heridas, remordimientos, angustias… etc.); pero Dios no te ha hecho para eso, te ha hecho para vivir una vida sencilla, solucionando los problemas uno a uno; y verás que el peso del saco vamos sintiéndolo cada vez más liviano, cada vez que nos curamos con la gracia de Dios, nuestras heridas, remordimientos, angustias… etc., es como ir echando a los huecos piedras y el camino se va rellenando de paz y alegría, gozo que nada ni nadie te lo puede quitar.

Es el camino que conduce al reencuentro con Dios es necesario no sólo recorrerlo sino rehacerlo, allanando los senderos y enderezando lo torcido. Hoy diríamos, repitiendo el verso de los “Cantares” del poeta Antonio Machado: “Caminante, no hay camino; se hace camino al andar”…

A pie se marcharon, conducidos por el enemigo (piedras que llevamos) pero Dios nos devolverá con gloria, como llevados en carroza real. Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados y a las colinas encumbradas, ha mandado llenarse a los barrancos hasta allanar el suelo, para que tú, camines con seguridad, guiado por la gloria de Dios. Ha mandado al boscaje y a los árboles aromáticos hacerte sombra. Porque Dios nos guiará con alegría a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.

Lucas 3, 1-6

En el de Isaías, evocado por el Evangelio, hay una exhortación específica a que los beneficiarios de la acción liberadora de Dios colaboren activamente en la preparación del camino. “Una voz clama: ‘En el desierto abrid el camino a Yahvé, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios’...”.

Juan el Bautista en el desierto, anuncia, la Palabra que proviene de Dios y llega a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, es una promesa para quienes efectivamente se dispongan a encontrarse con Dios, rectificando lo que hay que rectificar, corrigiendo lo que hay que corregir. “Ver la salvación de Dios” es decir, experimentar vitalmente su acción liberadora, que Él ha querido realizar por medio de Jesús, Dios hecho hombre, Hijo de Dios e Hijo del hombre.

Este tiempo litúrgico del Adviento, implica también una esperanza activa en su venida gloriosa y definitiva al final de los tiempos, que para cada uno de nosotros, en convivencia con la Trinidad pasemos a la eternidad.

Preparémonos, pues, para que en las fiestas de Navidad podamos realmente ver la salvación que quiere realizar el Señor en cada uno y cada una de nosotros, si lo dejamos actuar en nuestra vida. Tal salvación sólo es posible para quien quiera de verdad convertirse a Él saliendo del cautiverio del egoísmo, de la violencia y de la injusticia, rectificando lo que hay que corregir para ponerse en camino, con la ayuda de Dios, hacia el encuentro pleno y feliz con Él en una verdadera comunidad de amor.

Madre Querida, que este adviento nos traiga la alegría de allanar nuestros caminos y allanar al de nuestros hermanos, para disfrutar del AMOR-VIDA, que es el REINO, que Jesús vino a ponernos en nuestras manos, de barro, pero Él se confía. Gracias Mamá María.

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