Como personas que tenemos al menos un poquitito de fe, partimos de la verdad de que somos hijos de Dios, pero quizás tengamos que reforzar nuestra fe y preguntarle a Dios ¿Que me da el creer que soy hijos de Dios?
Dios nos da todo lo que necesitamos para vivirnos como hijos, ¿Qué es ese todo?
Su misma naturaleza, ¿podemos pedirle Algo más?, Si lo necesitas pídeselo.
En su Palabra encontramos lo que necesitamos para vivir, como coherederos con Cristo y gozar de todas las extraordinarias gracias, por que participamos de su mismo Espíritu, de su mismo ADN, de su misma naturaleza. Juan 10,35.
Dios no se ha reservado nada, como nos dice Pablo en la carta a los Filipenses 2,5
“No se reserva nada para Si”. “Es un Padre bueno”. Lucas 11,11.
Si un Padre de la tierra no puede dar a su hijo una piedra en vez de pan ¡Cuánto más Dios!, nos dará su Espíritu Santo, por eso, si tienes poca Fe, pídela…por que sino te estas perdiendo una de las riquezas y maravillas mas grandes de las que se pueden gozar ya ahora.
Frente a esta realidad, ¿Cómo tendríamos que vivirla?
Vivirnos en una órbita distinta a la que nos vivimos constantemente, la orbita de la fe, que te llevara a vivir todo los que haces impregnada de trascendencia, de eternidad.
Hagamos divino todo lo que llega a nuestras manos. Así podremos encontrarle un sentido nuevo al trabajo, estudio, familia, amistades. Pongamos nuestro sello de Divinidad, no podemos quedarnos solo en una parte de nuestra dimensión “humana”, demos el paso de vivirnos como hijos de Dios con su misma naturaleza. Para eso ha venido Jesús” para que tengamos vida y vida en abundancia”, para que llegáramos a ser perfectos como el Padre. Mateo 5,48
Hna. Gloria Medina
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