PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

jueves, 25 de octubre de 2012


PODEMOS SER MISIONEROS PORQUE ÉL NOS SOSTIENE
Isaías 42,1-4 

He aquí a mi siervo a quien sostengo, mi elegido, al que escogí con gusto. He puesto mi espíritu sobre él, y hará que la justicia llegue a las naciones. No clama, no grita, no se escuchan proclamaciones en las plazas.

No rompe la cañada doblada ni aplasta la mecha que está por apagarse, sino que hace florecer la justicia en la verdad. No se dejará quebrar, ni aplastar, hasta que establezca el derecho en la tierra. 

Gracias mi Dios y Señor, por sostener mi vida, en tus manos de Padre, me siento como un niño confiado, porque me elegiste con gusto, me pensaste desde toda la eternidad y con amor me has amado desde el inicio de los tiempos, tu amor es eterno hacia mí y a toda la humanidad. Tu mirada de Padre, nos hace ver la cantidad de hermanos, a quienes por justicia, les corresponde saber que también son amados por ti y que también los sostienes, para que no caigan en la tentación de sentirse abandonados y que van por este mundo a la deriva.

Tú nos has elegido a todos, y ¡con gusto! No somos fruto de la casualidad, ni del azar, si no que tú has planificado nuestra vida con amor, para vernos crecer, desarrollarnos y madurar en la fe que tú has dejado en nuestro corazón y por eso has puesto, tu Espíritu sobre cada uno de nosotros, para sabernos que somos tus siervos.

¿Qué es ser tu siervo? Cuando Jesús preguntó a sus discípulos ¿Qué dicen ustedes, quién soy? Cada uno dio su opinión, según sus intereses o clase social, Unos dicen; que eres el Mesías (Mc 15,9.32) otros dicen que eres el santo de Israel (Mc 1,24); otros que eres profeta, y muchas cosas más; pero ninguno lo que realmente era lo que Jesús quería oír: Tú eres el siervo, que nos vas a enseñar a ser, el pobre  de Yavé, el que es servidor del Padre para salvar a sus hermanos, hay que sentirse pobre para acercarnos a las intenciones de Jesús, como María ¡He aquí la esclava del Señor! Fue de ella quien aprendió el camino del servicio.

La mirada de Jesús, es de compasión hacia un pueblo sufrido, como el que nos rodea, desfigurado por el pecado, maltratado y silenciado, como son nuestros hermanos que no tienen voz, ni voto en ninguna parte y de los que nadie se acuerda,  o de aquellos que son evitados por nosotros mismos y a veces tan cerca de nosotros y nosotros viviendo en la indiferencia.

¿Cómo llegar a ellos mostrándoles el rostro de Dios? ¿Cuál es el camino para volvernos a ellos? Es con los ojos fijos en Jesús, el que no consigue penetrar en el virus actual de la violencia, sino que es el justo y justo es aquel que se hace siervo para rescatar al mundo y su programa es Lucas 4,16-21; con el fin de atraer a todos los hijos al hogar del Padre.

Jesús es el hermano mayor que se hizo siervo, entregó todo lo suyo, se vació de sí mismo, para rescatar a todos sus hermanos de la esclavitud de la ley, del racismo, de las ideologías imperantes y hasta de una religión opresora, para que podamos vivir en fraternidad y acoger a los que no tenían lugar en la convivencia humana: a prostitutas, pecadores, herejes, paganos, leprosos, a los marginados y pobres de la tierra.

Jesús, como nosotros, si lo queremos y creemos en Él, que nos llama a su misma misión, es el siervo sostenido por el Padre  y llevado de su mano hasta dar la vida por rescatar a los demás. No hay amor más grande que dar la vida por nuestros hermanos.  Y como Jesús promoveremos el derecho restableciendo el equilibrio de las relaciones de los hombres con Dios y de los  hermanos  entre sí.  No quebraremos la caña, tendremos compasión de los que están quebrados o que vacilan; pero tampoco vacilaremos ni nos dejaremos quebrar, es decir seremos como Jesús radicales en la obediencia al Padre, en nuestra misión.
Pidamos a María, nuestra mamita, que nos enseñe a ser el siervo de Yavé, que rescata a sus hermanos.

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