Señor tu me examinas y conoces…ya este caminando o en la cama me escudriñas, eres testigo de todos mis pasos. Salmo 139, 1.3
Yo le decía: Señor tu me conoces, no desde cuando yo te conozco, no desde hace unos años mas o menos, Señor tu me conoces desde antes del vientre de mi madre, me has visto nacer, me has visto crecer, eres testigo de cada paso que he dado en la vida, de mis búsquedas de amor, de cada mal paso, de cada caída; también de mis alegrías, de mis logros, de toda mi vida….¿A donde podría haber ido que Tu no hubieras estado, que podría haber hecho sin que tu no hubieras sido testigo? ¿Qué podría haber conseguido si no hubiera sido por ti? Toda mi vida se ha movido y ha estado envuelta en tu gran Amor.
Meditando en este Salmo también le preguntaba al Señor ¿Cómo has estado Señor en mi vida, en lo que pasó en mi infancia, en aquello que pasó cuando adolescente…?. y el Señor me hacia ver que nunca se separó de mi, “En las situaciones de sufrimiento, de dolor, mi corazón se conmovía por ti,”.
Señor, ¿Y en mi desaciertos, en mis situaciones de pecado?, Tiemblo de pensar que Tu has estado ahí, cuando escogía un camino diferente al tuyo, ¿Señor que sentías?, A pesar de conocer todo de mi, ¿Aun así me amaste hasta el extremo de poner mi nombre en tu Cruz para salvarme?
El (Jesucristo) entregó su vida por nosotros; y en esto hemos conocido el amor; ahora también nosotros debemos dar la vida por los hermanos”. 1Juan 3,16
“Esto es muy cierto, y todos lo pueden creer, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales soy yo el primero. Por esa razón fui perdonado, para que en mí se manifestara en primer lugar toda la generosidad de Cristo Jesús, y fuera así un ejemplo para todos los que han de creer en él y llegar a la vida eterna.” 1Tim 1, 15-16
En mi se ha manifestado Señor toda tu generosidad, donde abundó el pecado, abundó tu misericordia, yo muchas veces me he preguntado ¿que viste en mi para llamarme a seguirte?, pero no fue así, no hay en mi nada, solo Gracia, ¡que Amor tan grande Dios mío para con mi vida!,
Fui perdonada, como Pablo, por una razón para que muchos encuentren a través de mi vida, de mi testimonio a un Dios Bueno, a un Dios que lo único que quiere, es que el hombre se salve porque lo ama, que El no mira nuestras faltas, El nos mira como a sus hijos a quienes quiere de vuelta a casa, de regreso a sus brazos.
Si, Jesús ha venido a enseñarnos de que manera nos ama el Padre y como debemos amar a nuestros hermanos. Cuando experimento el Amor del Padre, el Amor de Jesús cada día, perdonándome, cada día salvándome, cada día amándome, cada día muriendo por mi en el Altar, le pregunto ¿Señor como te puedo pagar tanto amor?
Y el Señor me responde:
“Ponle un nombre a tu cruz, ponle el nombre de aquellos a quienes quieres ayudarme a salvar; cada llanto, cada herida, cada situación que te cueste vivir, no la dejes pasar no la vivas sin sentido, ponle el nombre de tus hermanos, haz lo mismo que Yo hice por ti”.
¡Que hermosa y gran misión!, estamos llamados a ser un ejemplo, El, Jesús, lo hizo primero, dio su vida en
¿Tu cruz tiene un nombre? Lo que pasas en la oficina, en la universidad, en la calle, por los lugares que vas, lo que pasas con la familia ¿Lo ofreces?
Nila.
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