PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

lunes, 29 de marzo de 2010

Quiero conocerle y ser hallado en El

Hoy el Señor me hacia consciente de la gracia que supone tener estos momentos de diálogo con Él y le escuchaba decirme: “Hoy nuevamente pongo delante de ti la vida, escoge pues la vida, para que vivas tú y tu descendencia, tú y los que te confío, aquellos con los que hoy te encontrarás; escoge pues la vida; quédate conmigo”
Cf. Deuteronomio 31,19.

A lo largo de estos días, la liturgia de la iglesia nos invita a meditar los últimos momentos de la vida de Jesús, a profundizar en su entrega de amor por todos nosotros y bien sabemos, por experiencia, que no basta quedarnos en la simple reflexión, que no es suficiente recordar lo que fue la entrega de Jesús en el pasado y que resulta poco contemplar con respeto y veneración el desenlace de la vida de Jesús. Nuestro corazón; nuestra vida, nos están reclamando una experiencia viva, nos están pidiendo volver a experimentar, con las fuerzas, este: me amó y se entregó por mí, de Gálatas 2,20. Por ello experimentaba fuerte la llamada del Señor en este día: Quédate conmigo:

Ayer, al empezar la semana santa, en medio de la procesión con los ramos, entendía que el señor me decía: no necesito admiradores, ni piadosos cumplidores de los ritos y celebraciones, necesito de un amigo, una amiga, que me preste su corazón y me acompañe, en mi pasión de amor actual, necesito un corazón dispuesto a dejarme ser Dios en él, de una vida que se deje renovar, resucitar, para que pueda alcanzar mi resurrección a tantos ambientes en los que falta la vida y que ignoran lo que mi Amor es capaz de hacer si se abren a mí, te necesito.

Me alegraba mucho experimentar que la necesidad de Jesús coincide con la nuestra, el necesita un corazón y mi corazón le necesita a él, al Dios de mi vida, al amor frente a lo cual todo es perdida, como dice la carta a los filipenses que oraba hoy.

Esta mañana se nos invita a orar Filipenses 3, 8-14 y la palabra comienza:

“Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo.

Estas palabras de san Pablo nos resultaban interpelantes: ¿Es esta nuestra experiencia vital, podríamos afirmar con toda la fuerza como Pablo, que nada tiene valor comparado con el conocimiento de Jesús, que él es la única riqueza a la que aspiramos? ¿Qué me alegra durante el día, qué me entristece, por qué corro, cuáles son mis urgencias, qué pensamientos entretienen nuestra mente, qué anhela nuestro corazón? Las respuestas que demos a estas preguntas nos permitirán ver cual es la riqueza de nuestra vida y ojalá pudiera ser el Señor.


Por mi parte, yo tenía que reconocer, con sinceridad, que aún esta no es mi experiencia vital, que aún hay muchas situaciones que me roban la paz, que me cuestan soltar y que en la práctica no me dejan vivir a Dios como el Señor de mi vida. No obstante, es verdad también que necesito ser hallada en él, reconocerme entendida por Jesús, mirada desde su amor de misericordia, como la mujer sorprendida en flagrante adulterio, a quien Jesús mira con compasión y lejos de condenarla le regala una nueva oportunidad para poder vivir en sinceridad de cara a Dios, esto es lo que entendía en las palabras de san Pablo, que para mí despertaban un anhelo profundo de que fueran reales en Mi:

“y ser hallado en él, no con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe, conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte.”

La última frase me ayudaba tanto, porque le decía a Jesús: Señor quiero asemejarme a ti en tu muerte, en el sentido que tuvo para ti ese ir muriendo cada día, porque yo veo señor que muchos momentos mis muertes son inútiles, no tiene sentido y no redundan en vida para mis hermanos, por tanto son estériles. Yo necesito vivir como tú, para saber morir como tú también.

Las mismas palabras de San Pablo me resultaban esperanzadoras, porque me hacían ver que estamos en camino, que no tenemos que haberlo conseguido sino que lo que necesitamos es querer seguir en el camino, no desertar, por más frágiles que nos experimentemos o por lejos que nos experimentemos de la meta, porque la realidad más grande es que nuestro Dios ya nos ha alcanzado, el nos ha tomado de la mano y se ha comprometido con nuestra vida:

“No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo hermanos, no creo haberlo conseguido todavía; pero una cosa hago. Olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús”

Pidamos a nuestra madre que, durante estos días de semana santa, nos ayude a entrar en la experiencia del Amor de Dios que cada uno está necesitando, que nos regale la gracia de un conocimiento más auténtico de Dios de Dios, que nos haga vivir por él, con él y en él.

Hna Pilar

sábado, 27 de marzo de 2010

Señor con tu perdón nos devuelves la Vida, para que tambien nosotros perdonemos a nuestros hermanos.

Juan 8,1-11
Los maestros de la Ley y los fariseos le trajeron una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La colocaron en medio y le dijeron: “Maestro, esta mujer es una adúltera y ha sido sorprendida en el acto.

La Palabra de Dios nos sorprende al hacernos ver lo que hay en nuestro corazón, como nuestros criterios propios , nuestro hombre viejo, nuestras falsas creencias, el odio, la envidia el rencor nos pueden traer abajo, hoy en ese diálogo amoroso con el Padre escuchaba de su parte No hay amor más grande que dar la vida por el hermano, por el amigo y es que cuando perdonas a alguien das la vida al hermano y cuando pides perdón recibes la vida, Dios condena el pecado más no al pecador.

Ayer en una terapia de grupo trabajábamos nuestra identidad esa identidad que es el amor que es ser hijos muy amados por Dios al momento de abrazarnos unos con otros sentí la gran necesidad de pedir perdón a una persona que nunca pensé sentir la necesidad de pedírselo de decirle lo siento no quise hacerte daño perdóname y lo hice a través de la persona que en ese momento abrazaba y sentía de parte de Dios yo te perdono y es que el perdón te límpiale alma, limpia tu corazón, lo deja blanco como espuma, te da paz y aunque no lo creas la gracia llega hasta ese hermano a quien no puedes abrazar pero que en tu corazón haz perdonado o haz pedido perdón.

Inclina tu cabeza al Padre que Él será quien te de la gloria y escribe primero tus faltas, tus pecados, si no hay ninguno escrito lanza tú la primera piedra, condena tú primero, acusa tú primero.
Dejarte llevar por el qué dirán, la soberbia, el orgullo son pecados que te envenenan el alma, envenenan tu espíritu, el hombre condena cuando no se experimenta amado , si tú llenaras tu corazón de amor del bueno no del amor humano sino del amor de Dios perdonarías, amarías en grande.


Hoy sólo brotaba de mi corazón llena Señor mi corazón de tu amor , llénalo para ser el fruto bueno que debo ser y el Señor me respondía Ama, ama sin cansarte, la ley del hombre dice ojo por ojo diente por diente, yo te digo amor con amor se paga, si hay amor en tu corazón lo hay todo hay perdón, caridad, paz, templanza porque yo soy la vida quien venga a mi tendrá vida eterna.

Pidamos a María Madre, tesorera de todos los dones nos ayude a cultivar y hacer florecer el don del perdón.
Susana

lunes, 22 de marzo de 2010

Conmigo ternura no te faltara

Lecturas:Salmo 40. Oseas 14,5-8.9

“Como la ternura de un padre con sus hijos es la ternura del Señor con los que le temen, Salmo 103,13”

Queridos hermanos. Ya estamos muy cerca a la semana Santa estamos en la V semana de Cuaresma y el Señor como que esta apurandonos para que nos acerquemos a reconciliarnos con El, para conocer su gran Ternura y Misericordia. Nos dice en el libro de Oseas:


“Vuelve, Israel, junto a Yave, tu Dios”.


Cual es nuestra situacion espiritual en estos momentos? Muchos estamos alejados de Dios, porque no tenemos tiempo, porque nos da miedo comprometernos, o porque hemos sido infieles y creemos que El no nos va a perdonar nuestro pecados, a veces nos pasa a algunos que: quisieramos acercarnos a Dios pero como que no hay salida, pareciera que estamos demasiado enredados, muy metidos a veces en el pecado, dice el Salmo 40:


“Me rodean desgracias incontables, mis culpas recaen sobre mi y no hay salida, son mas que los cabellos de mi cabeza y me falla el corazon.”


El estar en pecado nos hunde, todo nos sale mal porque no hay paz en el corazon, nos causa sufrimiento, remordimiento,y nos parece que no hay salida, estamos muy hundidos como el salmista que dice que estaba en la “fosa fatal del barro del pantano”.


Que grande es que de pronto escuchamos a Dios que nos dice vuelve, reconciliate conmigo.


En las relaciones humanas cuando uno se reconcilia luego de haber estado peleados, muy enojados, y se da la reconciliacion, parece que el amor, la ternura, el cariño, la pasion, se reaviva con mucha fuerza como que hay mas fuego: se vuelve una nueva luna de miel, en los casados sobretodo, hay mas amor, mas demostraciones de cariño, mucho perdon, promesas de cambio, todo es mas bonito como que hay una nueva luz que alumbra nuestro futuro.

Y en nuestra relacion con Dios, es mucho mejor todavia la reconciliacion, porque su amor y su ternura son eternos, van a durar siempre, aunque nos volvamos a alejar el siempre nos va a estar esperando.


Ojala escucharamos hoy su voz, no endurezcamos el corazon...los sufrimientos de esta vida nos endurecen el corazon, nuestra fe ha sido zarandeada por muchos golpes y nos cuesta creer...nos han fallado las personas tantas veces...algunos sentimos que la vida nos ha tratado mal, Porque a mi?, quizas quisieramos que las desgracias les pase a los otros, no a mi, nos cuesta mucho entender que quiere Dios en esas circunstancias.


Esta Cuaresma necesitamos estar muy pegados a la Palabra para ver el sufrimiento de Jesus, su Pasion, su muerte y su resurreccion como algo que le da sentido a nuestro propio sufrimiento, sobretodo ver detras de la entrega de Jesus, desde la aceptacion a la cruz, todo el Amor del Padre, su amor, su ternura, su compasion por su pueblo que no quiere verle sufrir la muerte eterna y derrocha su Gracia para darnos la Vida Eterna.


Esta es la mas grande expresion de la ternura de Dios, un llamado a vivir con El, aunque tus culpas sean mas que los cabellos de tu cabeza, no tengas miedo de acercate mira la oferta del Señor, a cambio de tus pecados te ofrece una vida llena de dicha, de ternura, de paz, junto a El:


“Yo sanare su infidelidad, los amare con todo el corazon, pues ya no estoy enojado con ellos”.


El Señor no solo nos perdona sino que nos invita a olvidar... “pero no se acuerden mas de otros tiempos, ni sueñen mas en las cosas del pasado” Isaias 43,19.


Solo un Dios tan enamorado del hombre, puede dejar atras lo que somos, nuestra fragilidad, miseria y pequeñez y tratarnos con tanta ternura, como quien quiere convencer a un niño:


“Yo sere para Israel como el rocio;florecera como una azucena y extendera sus raices como el arbol del Libano”.


Que ilusion tan grande tiene Dios para con nosotros: llegar a nuestra vida tocada por el dolor a nuestras lagrimas, a ese desierto por el que atravesamos sufriendo sed, cansancio, sequedad o aridez, en nuestra vida que sentimos que no da mas, que no da fruto para nada, a la que no le encontramos sentido...


¡Dios se hace rocio, se hace Agua Viva!, para que nos convirtamos de ramas secas, en un arbol precioso como el arbol del Libano que es famoso por su robustez, vamos a florecer tambien como una azucena, a mi me traia a la memoria las flores que usamos en la primera comunion, una azucena que simboliza la pureza, asi vamos a quedar despues de reconciliarnos con Dios blancos como una azucena, preciosos a los ojos de Dios.


Vuelve Israel, Vuelve junto a Yave, tu Dios.


El Señor nos invita a todos...de repente unos diran pero yo estoy bien, ya estoy reconciliado con el Señor hace tiempo...si estas bien, vas estar mejor...mas vigoroso, mas fuerte..como un hijo mas maduro.

“Volveran a sentarse bajo mi sombra: seran vigorosos como el trigo, y les brotara flores como a la vid: seran tan renombrados como los vinos del Libano”


El salmista que se ha sentido rescatado por la Gracia y la ternura de Dios, reconoce lo que Dios ha hecho en su vida, se muestra agradecido y quiere devolver al Señor tanto amor...dando a conocer su Nombre.


“¡Cuantas maravillas has hecho, Señor, mi Dios, cuantos proyectos en favor nuestro! Nadie se te puede comparar!

No quisiste sacrificios ni ofrendas – lo dijiste y penetro en mis oidos_ no pediste holocaustos ni victimas.

Entonces dije: Aqui estoy...He elegido mi Dios hacer tu voluntad y tu Ley esta en el fondo de mi ser...publique tu camino en la gran asamblea, no me calle, Señor tu bien lo sabes. No encerre tus decretos en el fondo de mi corazon: proclame tu fidelidad y tu socorro. No oculte tu amor y tu verdad en la gran asamblea.”


A cuantos hemos recibido la Ternura de Dios, ahora nos necesita para llegar a todas las personas necesitadas de cariño: ancianas, enfermas, olvidadas de todos, a las que nadie dará nunca una caricia... para que sientan cómo la mano Paterna y Materna del Señor toca silenciosamente y con amor sus rostros sufrientes y quizá regados por las lágrimas.


La ternura del Señor nunca nos va a faltar, esa es nuestra alegria y nuestro gozo, tenemos un Dios, que nos ama que es Padre y Madre que consuela, que perdona, que acompaña que nos ama a cada uno de una manera especial. Que esta Cuaresma que esta terminando vayamos acompañados de nuestra Madre, para atraer a muchos al Señor, para que conzcan su Ternura, su corazon tierno y bondadoso que nunca se cansa de darnos amor.

Nila

“A ti Señor me acojo, no quede yo nunca defraudado”

“¿Quien nos separará del amor de Dios: las pruebas, la angustia, los peligros, la muerte?, en todo ello salimos más que vencedores por aquel que nos amó.” Qué necesario se me hacia escuchar de parte del señor, estas palabras, pronunciadas por san Pablo, en Romanos 8, 35. Nada nos podrá separar del amor de Dios que sostiene nuestras vidas, el es nuestra esperanza. Me resultaba imposible hoy empezar la oración, en el contexto de la muerte del sobrino de Maura, para muchos de nosotros una hermana muy querida, sin recurrir a estas palabras que son el fundamento de mi vida y que en definitiva lo son de todo hombre, hay un amor que sostiene nuestra vida y nuestra muerte, la definitiva; pero también aquella a la que nos enfrentamos cada día, porque como dice, también, Pablo: “en medio del mundo estamos entregados, continuamente, a la muerte: dificultades de todo tipo; fracasos, incomprensiones, temores, persecución por el evangelio, etc.

Lo cierto es que en el camino de la vida, no estamos solos y en cualquier momento podemos recurrir a nuestro Dios, que oportunas se me hacían las palabras que se nos invitan a orar hoy y en las que escuchaba que Dios me decía: “cuando te llegue la dificultad no dudes en acercarte a tu Dios, busca en mí refugio, yo no cerraré mi corazón, estés como estés, hayas venido de donde quiera que hayas venido, siempre, mis brazos de padre estarán abiertos para ti. En Deuteronomio 4, 30-31, nos dice el señor:

“Cuando estas desgracias te hayan venido encima, volverás por fin a Yahvé en medio de tu angustia y harás caso a sus palabras.
PÉx 33,19ues Yahvé, tu Dios, es un Dios misericordioso, que no te rechaza ni te destruye del todo, ni olvida la Alianza que juró a tus padres.”

Reconocía tanta verdad en estas palabras; porque muchas veces en los momentos de mayor sufrimiento, se da la ocasión para hacer una experiencia nueva y fuerte del amor de Dios, en esas situaciones en las que uno siente que ya no hay salida, ni fuerza, ni palabra humanas que nos auxilien, entonces nuestro corazón esta mas dispuesto a acoger la ternura de Dios; allí cuando hemos comprobado que ya no podemos esperar en nada ni en nadie, podemos volver a Dios y lo más grande de todo es que podemos experimentar que Dios nos está esperando, sin reproches, dispuesto a darnos lo que necesitamos para vivir, dispuesto a renovar nuestra vida y reconstruir nuestra historia hasta hacer de ella, como lo hizo con el pueblo de Israel, una historia de salvación que manifieste a todos cuanto nos rodean lo grande que es el amor , la misericordia y la fidelidad de Dios.

Esta mañana se nos invita a hacer nuestra las palabras del salmista y a través de ella, entrar en la experiencia de abandonarnos confiadamente en las manos del Señor, cada uno en la situación que nos encontramos, puesto que podría ser que nuestra experiencia sea de plenitud de alegría; que estemos experimentando como nunca antes la bondad y el favor de Dios y no la dificultad ni la prueba. Aún cuando este fuera nuestro caso, las palabras del salmista nos sitúan en nuestra realidad de criaturas, frágiles y necesitadas permanentemente de Dios y son además ocasión para unirnos a nuestros hermanos que más sufren en la vida:

“A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado: ¡tú que eres justo, ponme a salvo!
Inclina tu oído hacia mí, date prisa en liberarme.
3 Sé para mí una roca de refugio, el recinto amurallado que me salve.
Porque tú eres mi roca y mi fortaleza; por tu nombre me guías y diriges.
Sácame de la red que me han tendido, porque eres tú mi refugio.
En tus manos encomiendo mi espíritu, y tú, Señor, Dios fiel, me librarás.
Aborreces a los que adoran ídolos vanos, pero yo confío en el Señor.
Gozaré y me alegraré de tu bondad porque has mirado mi aflicción y comprendido la angustia de mi alma” Salmo 31,2-8

Estamos ya en la quinta y última semana de cuaresma, que es un tiempo especial para volvernos al Señor de todo corazón, por ello la invitación es a intensificar en la oración y poner todos los medios para que de verdad la Pascua, el paso de nuestro Dios, pueda cambiar nuestra vida. Pidamos a nuestra madre que nos enseñe a orar, a esperar siempre en Dios y de un modo especial, les pido que, como comunidad de fe, podamos pedir por Maura y su familia, para que el Señor los bendiga y fortalezca en estos momentos de dolor.
Pilar

miércoles, 17 de marzo de 2010

Hoja de la Escuela de la Palabra de Dios

ESCUELA DE LA PALABRA DE DIOS. Día 16-03-10 CICLO: CUARESMA
MIÉRCOLES: Lucas 15,11-24 ¡Alégrense! Mi hijo ha vuelto.
JUEVES: Salmo 34,9 ¡Gusten y vean ¡ Cuán bueno es el Señor!
VIERNES: 1 Corintios 9,6-16 ¡Alégrate! De lo que ha preparado para ti.
SÁBADO: 2 Corintios 5,17-22 Déjate reconciliar con Dios.
DOMINGO: Juan 8, 1-11 Yo no te condeno.
LUNES: Salmo 31, Deuteronomio 4,30-31 ¡Señor a Ti me acojo!
MARTES: Salmo 40, Oseas 14,5-6 Conmigo ternura no te faltará.

¡Alégrense! Mi hijo ha vuelto

¡Alégrense! Mi hijo ha vuelto
Lucas 15,11-24

"Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo a su padre: “Padre, dame la parte de la propiedad que me corresponde”. Y el Padre la repartió entre ellos" (Lc 15,11-12). Así es Dios con cada uno de nosotros. A todos nos pertenece algo, si bien nada tenemos que no hayamos recibido (1Co 4,7). Nosotros disponemos de ello, porque somos libres, libres de multiplicar los talentos recibidos o de echarlos a perder (Mt 25,15-30).

"Pocos días después, el hijo menor reunió todo lo que tenía, partió a un lugar lejano y allí malgastó su dinero en una vida desordenada" (Lc 15,13-16). El desorden en el amor, propio del pecado, conduce inevitablemente a la pérdida del amor y a una dolorosa experiencia de escasez, de carencia, de pobreza, hambre y profunda insatisfacción. El pecado nos convierte en pordioseros, sin más horizonte que el de "ir tirando", en un ambiente hostil, privado de todo, como forasteros, viviendo bajo el signo de la maldición (Sir 12,6).
"Fue entonces cuando entró dentro de sí y se dijo: ¡Cuántos trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, y yo aquí me muero de hambre" (Lc 15,17-19). ¡Qué fuerte es el contraste de vida entre estar cerca de Dios o lejos de Él! ¡Recuerda, también tú tienes experiencia de haber estado mal fuera de Dios!
Cuando más te has alejado de El más fuerte ha sido tu insatisfacción hasta el punto de caer en la desesperación total de una vida sin sentido. Pero has sido alcanzado por su misericordia y has deseado volver a El ¡Es pura gracia de Dios, añorar al Padre, sentir nostalgia del hogar, decidir regresar y decir: Volveré a mi Padre y le diré...! (Lc 15,18). La conversión tiene su punto de partida en ese dolor que sentimos al estar lejos de Dios.
"Partió, pues de vuelta donde su padre" (Lc 15,20a). La decisión se convierte en acción, cuando realmente partes y efectivamente te pones en camino. La conversión exige un cambio, un levantarte, un dejar esta situación que te estaba robando la Vida, el Amor y la posibilidad de ser hijo y de vivir en el ambiente de hogar para el que fuiste creado.
"Su padre lo vio y sintió compasión". El amor entrañable del Padre divisa, a lo lejos, la figura de su hijo. Sólo el amor ve a tanta distancia. Y sólo el amor siente compasión: "¿No es Efraím para mí un hijo predilecto, o un niño mimado, para que después de cada amenaza deba siempre pensar en él y por él se conmuevan mis entrañas y se desborde mi ternura?" (Jr 31,20).
"Corrió a echarse a su cuello". El corazón del Padre intuye el cambio de su hijo y no puede dejar de amarlo, ¿Has sentido alguna vez esa carrera vertiginosa del Padre hacia ti? Tú que sientes tanto vacío de amor, pon tus ojos en la carrera de Dios de la cual tú eres su meta, su prenda, su premio, su razón para vivir, su gozo, y déjate buscar, encontrar, abrazar.
"Lo abrazó"."Y lo besó efusivamente son signos del perdón. ¡Recupera la confianza! Mira que, el Dios que no te abandona ni te abandonará, se preocupa por ti y dice: yo voy a devolver el vigor a tu cuerpo y voy a sanar tus llagas...los multiplicaré en vez de disminuirlos, los honraré en lugar de humillarlos (Jer 30,10-20) ¡Déjate amar por el amor entrañable de Dios!
¿Crees que por su entrañable amor, Dios sale a BUSCARTE cada vez que te pierdes?
"Entonces el hijo le habló..." (Lc 15,21a). Ante tanto amor del Padre, hasta el más pecador y el más alejado de Dios empieza a hablar. Las palabras de arrepentimiento que va a pronunciar son las que pensó decirle al Padre, desde que estaba lejos de El (Lc 15,18-19), pero la efusividad del Padre, le favorece este diálogo. También tú, sea cual fuere tu pasa-do, ¡habla con el Padre! Lo que le vas a decir es importante, pero no tanto, como el hecho de hablarle.
"El Padre dijo a sus servi¬do¬res..." (Lc 15,22). El hijo, al pedir perdón, podría esperar escuchar del Padre, una fórmula o una expresión que hubiera elaborado en su larga ausencia, como lo hizo él. Pero el perdón del Padre no es una palabra, que por suave que fuera, lastimaría al hijo, y lo volvería a remitir a su pasado. Su perdón son obras que desbordan de alegría y de generosidad.
Es inmenso el contraste entre la idea del hijo: volver como jornalero, y la idea del Padre: tratarlo como hijo. Con el vestido de fiesta le da una alta distinción; con el anillo le transmite plenos poderes; y con el calzado, lo eleva a ser un hombre libre. El hijo no debe andar más tiempo descalzo como un esclavo.
"Comamos y alegrémonos, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo he encontrado" (Lc 15,23-24). En un fuerte contraste entre el hambre que pasa fuera de casa y el banquete de fiesta que se le prepara, el hijo se reincorpora a la comunidad. Su regreso y el nuestro son festejados por el Padre y por todos los que están en su casa.
"Y se pusieron a celebrar la fiesta". Esta fiesta comunitaria es la celebración de la conversión, del regreso del hijo, pero ante todo, de la bondad de Dios, que nos ama con un amor que nos devuelve la dignidad perdida. ¿Cómo expresar la alegría ante un hijo que estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado? ¡No cabe más que fiesta!
¿Crees que por su entrañable amor, el Padre sigue haciendo fiesta por tu encuentro?
Somos cristianos en la medida que reproducimos en nuestra vida las actitudes de Cristo. Sea quien sea el que está perdido, no podemos marginar, rechazar, ni discriminar a nadie, sin dejar de ser cristianos, pues lo que nos identifica es tener un corazón entrañable con todos como el mismo Jesús que acoge siempre al pecador y hace fiesta por que ¡ESTABA VIVO! Y de esa alegría todos debemos disfrutar.
Mamita María, Madre de la alegría, ayúdame a celebrar con sincero corazón la vuelta al hogar del Padre, mi vuelta y la vuelta de tantos hermanos que con mi Vida y mi Palabra volverán al Padre.
"Años y años esperándote llevo
y una vez y otra vez, en esta espera,
granó el trigo y floreció el almendro
y una vez y otra vez, por si vinieras,
me asomé por las tardes al sendero...
y no obstante seguiré esperando.
Y todavía, mientras que te espero,
procuraré que haya flores en tu campo
y luz en tus auroras y frutos en tu huerto".
(José Mª Pemán)

lunes, 15 de marzo de 2010

Acercate y tendras el Agua Viva para ti y los tuyos


“A ver ustedes que andan con sed, ¡vengan a las aguas!

No importa que esten sin plata, vengan;

Pidan trigo sin dinero, y coman, pidan vino y leche, sin pagar. Para que van a gastar en lo que no es pan y dar su alimento por cosas que no alimentan?

Si ustedes me hacen caso, comeran cosas ricas

Y su paladar se deleitara con comidas exquisitas. Atiendanme y acerquense a mi,

Escuchenme y su alma vivira.”


Antes de empezar quisiera darle gracias al Senor, porque no aleja su mirada de nuestra vida, porque en todo momento nos escucha, porque nos ama con un amor que supera todo lo que podamos haber conocido y tengamos que conocer.


Por eso este tiempo de Cuaresma es un tiempo ayudarle al Senor para que no solo regresemos nosotros, sino para llevar a muchos a beber de la Fuente de Agua Viva, del agua que calma la sed de amor que todos llevamos inscrita en el corazon. Una sed que nos hace buscarle, desearle, y que muchos desconocen como llegar a dar con esa Fuente.


El constantemente nos esta llamando en todo momento, en toda circunstancia de nuestra vida, pero este tiempo es un llamado con mas intensidad ¡a ver ustedes que andan con sed vengan,!


Nos esta llamando, nos esta invitando a un banquete, donde vamos a comer cosas ricas y nos vamos a deleitar con comidas exquisitas.

Pero este llamado es en especial para los que se sienten lejos, olvidados, para los que estan abandonados, para los que sienten en su corazon una anoranza muy grande, para los que sufren por algo o alguien que hemos perdido, un vacio por algo de lo que carecemos, que nos hace sentir la sed...y es una sed que no la calma nada de este mundo, nada material , la sed continua a pesar de todos los consuelos humanos que podamos tener, por eso el Senor nos dice:


“Para que van a gastar en lo que no es pan”...y encontraba que muchas veces uno va a gastar la vida en buscar palabras de consuelo o consejos de personas, gastamos palabras en repetir nuestra historia para que nos tengan pena, o para captar la atencion, gastamos tiempo en algo que no es el alimento verdadero, que nos va a dejar con sed nuevamente, gastamos dinero en entretenimientos o cosas que nos distraigan de lo que nos duele, de la sed que sentimos, la Palabra de hoy nos tiene que hacer detener y reconocer:


“De que tengo sed yo constantemente” sed de que me quieran?, de que me comprendan de que el mundo cambie, de que me aumenten el sueldo, de que me den todo lo que necesito? Nosotros generalmente tenemos una sed muy egocentrica, se repite el “que me”, que bonito seria que esta Meditacion que nos propone el Senor nos lleve a reconocer que la sed que yo tengo es de Dios, solo de El.


Y el verdadero alimento ya esta preparado por el Padre, es Jesus y el nos lo da gratuitamente, solo hay que acercarnos y escucharlo.


Este dia, yo me sentia con mucha hambre, con mucha sed espiritual, y me daba cuenta porque estaba muy vulnerable todo me podia, y ante lo que me ofrecia el Senor: Ven a comer trigo, a tomar vino y leche, le decia: Senor, pero donde esta?, (uno a veces siente tanta sed y como que quiere ver cosas concretas sentir, tocar), Senor, Como me lo vas a dar, lo necesito con urgencia tengo sed, una inmensa sed de Ti Senor, como hago para recibir eso que me ofreces?, y porque me ofreces tan concretamente el trigo, el vino, la leche, que significan?


Y El Espiritu Santo que nos explica todas las cosas cuando oramos, me hacia ver que nuestro Padre Dios nos llama a alimentarnos del Cuerpo y la Sangre de Jesus, el trigo, el vino simbolizan el Amor de Dios, el sacrificio mas grande realizado por El para calmar nuestra sed... Senor y la leche, porque nos llamas a beber la leche?

Me llevaba a leer la cita de San Pedro la primera carta 2,2 donde nos exhorta a buscar la leche espiritual, a consumir la leche no adulterada de la Palabra de Dios.


El Senor nos llama para darnos lo que el sabe que nos va a calmar la sed, el hambre espiritual que todos sufrimos, nos llama porque nos ama, porque somos para el ninos que quiere cuidar y alimentar para crecer y alcanzar la plenitud.


“Atiendanme y acerquense a mi escuchenme y su alma vivira.”

Me encuentro tantas veces escuchandome a mi, decidiendo lo que yo necesito, sin embargo en esta Cuaresma una vez mas el Senor nos invita a oirle a El, atenderle solo a El, acercarnos a nadie mas que a El que sabe lo que necesitamos, Trigo, Vino y Leche. La Eucaristia y la Palabra de Dios.


Cuando el Senor dice “pidan” es porque nos lo va a dar, yo me encontraba en la tarde caminando y orando estas citas, y con el alma muy sedienta de todo, y le pedi al Senor su ayuda, y de pronto sin saber como, y sin conocer los caminos en un pais extrano me llevo a un Sagrario donde estaba expuesto el Santisimo Sacramento y alli calmo mi sed, y pude regresar a los mios a mi familia, de una manera diferente de como habia salido de casa, despues de paladear comida exquisita, de beber Palabras de vida: la Leche espiritual, despues de haber recibido, a Jesus Agua Viva que calma, que colma que plenifica pude regresar a dar alegria a contagiar fe, esperanza y a dar amor.


Ya estamos en la cuarta semana de Cuaresma, el alimento, las bebidas que Jesus nos ofrece son las que nos haran llegar a la Pascua con fuerza para gritar al mundo entero que El es el Agua Viva que el mundo necesita, el alimento por el que hay que trabajar, que se da gratuitamente pero hay que pedirlo y hay que trabajar si, pero en la fe en la perseverancia.


Que nuestra Madre del cielo nos ensene a ser humildes, para tener fe, para pedir, para no caer en la autosuficiencia, para no dejar pasar este tiempo sin alimentarnos adecuadamente para poder alimentar a nuestros hermanos.

nila

Si alguno tiene sed de mi

“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”
Me ayudaba empezar esta mañana la oración con una súplica: “Señor mi Dios yo te busco mi alma tiene sed de ti, como tierra sedienta, sin lluvia” salmo 63, Me ayudaba empezar así, porque reconocía que, como la mujer samaritana todos nosotros somos sedientos. Estamos sedientos de muchas cosas: de seguridad, confianza, compañía, reconocimiento, aceptación, respeto, etc. Yo entendía, de parte de nuestro de Dios: “tú sed es legítima y yo soy quien ha puesto esta sed en tu corazón, tienes sed de Dios del Dios vivo, como reconocía el salmista, en el salmo 42, tienes sed de mi amor, de mi presencia, que es lo único que puede saciar las ansias más profundas de tu ser, por eso acércate a mí y bebe”.
Se me hacía tan fuerte, encontrar a Jesús de pie ante mí, al terminar el día de ayer, dirigiéndome su palabra: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.”Juan 7, 37-38. Yo le decía al Señor: ¿Por qué dices, Señor, si alguno tiene sed, si bien sabes que todos somos sedientos? y el Señor me decía: “hay algunos que se sientes satisfechos o pretenden engañar al corazón y hay quienes se han resignado a padecer de sed y se consuelan pensando que la naturaleza humana es limitada, una pasión inútil, que siempre se proyectará a algo que no existe, porque las ansias de plenitud humanas no tienen ningún fundamento y están condenadas al absurdo, hay quienes han desahuciado a las ansias de su corazón y han hecho de esta conclusión un tranquilizante, por eso digo: Si alguno tiene sed que venga a mí y beba” Hoy escuchaba a Jesús dirigirnos esta bienaventuranza: bienaventurados los sedientos, porque serán saciados. Es verdad que el evangelio, de Mateo, dice los que tienen sed de justicia; pero el Señor me decía que él es justo con nosotros y su justicia es darnos cuanto necesitamos para vivir.
El Señor nos pregunta hoy: ¿Qué necesitas? ¿Qué quieres que haga por ti? Creo que nuestra petición será según la medida de nuestra fe. Miren en nuestra experiencia cotidiana, si alguien nos ha fallado muchas veces y nos dijera esto seguramente no le pediríamos nada o pediríamos algo de muy poco valor, cosa que si no nos cumple no nos sentiremos tan mal, porque no esperábamos nada valioso; por eso el Señor me decía, pedirás según tu fe.
Esta mañana recordaba la primera petición que le hizo Jaime Bonet, fundador de nuestra comunidad, a Jesús: “Si existes hazme feliz”, Jaime se atrevió a pedir algo grande y él Señor le ha respondido con creces, aunque esta felicidad ha pasado por muchos momentos de dolor. Si este día nos atreviéramos a pedirle a Dios aquello que más necesitamos, aunque nos parezca un imposible, seguramente él nos responderá, aunque a veces su respuesta no se dé en la forma que quisiéramos. Yo voy descubriendo en mi experiencia que Dios siempre responde, Él no es indiferente a nuestra necesidad.
Esta mañana volvía a reconocer que somos afortunados al poder acercarnos a la verdadera fuente, cuantos de nuestros hermanos, por ignorancia se acercan, como dice la palabra de Jeremías 2,13, a saciar su sed en pozos agrietados que no retienen el agua, o a cisternas fangosas: vicios, placeres desordenados, relaciones opresivas y anulantes, pretenden saciarse con espejismos, sin recurrir a la fuente de agua viva que es nuestro Dios- También por ellos, Jesús nos dice hoy: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Me calaban tan hondo estas palabras de Jesús y me parecía entender de él, amiga mía, hermana mía, es verdad que tu no eres el agua, no eres el manantial, pero eres el cauce a través del cual me quiero ofrecer, eres el pozo en el que quiero verter todo mi amor y gracia, para hacerlo llegar a muchos, me prestas tu vida, te dejas saciar por mí. Ante las palabras tiernas de Jesús y la necesidad de tantos hermanos, ¿Cuál será nuestra respuesta?
Yo esta mañana le decía, Cómo no Señor si yo misma, también te necesito: Dame de esa agua, para que no sufra más sed, regálame la experiencia fresca de tu amor.
Pidamos a María nuestra madre, que nos conceda la gracia de un corazón sencillo y creyente, para que el Señor pueda hacer de nosotros un manantial que comparta vida eterna, que le reparta a cuantos conviven con nosotros.

PILAR

jueves, 11 de marzo de 2010

Descubre el derecho que Dios te ha reservado

Hoy comenzaba la oraciòn dandole gracias al Señor por poder acercarme a èl, y con una peticiòn: Señor que pueda hoy contactar con tu corazòn, que las prisas no hagan que venga a Tì para ver si me puedes dar algo de tu amor, sino acercarme a Tì con la seguridad que te vas a regalar, te vas a dar tù mismo. Regalanos la seguridad que le regalaste a San Agustìn:

El hombre esta hecho para vivir en comuniòn con Dios, en quien encuentra su dicha.
Cuando yo me adhiera a Tì, no habrà mas penas, ni pruebas y mi vida toda llena de tì, Serà plena.

Agustin creìa que tù Sr. Vivìas con èl en comuniòn. Tù siempre estas. A mì esta realidad me sobre pasa. Tù eres el que està consciente de que nos acompañas siempre, pero yo no lo estoy. No siempre. Pero te doy gracias por los momentos en que estoy consciente de tu compañìa.

Somos morada de Dios, de su Amor. Somos templos de Dios mismo. Esta es una verdad de fe y la realidad. Hoy nos invitas a vivir o ejercitarnos en esta realidad, en esta verdad, Buscandote dentro nuestro. Hoy Dios nos dice: Haste consciente que estoy en tì.

Los problemas, la sequedad, los pecados, el poco amor que me tengo, mi poca fe, el no creer que el Amor es asì de gratuito, mis miedos que me separan de ti, mis voces interiores y las exteriores, me hacen dudar de que estes dentro, acompañandome. ¿Què me hace dudar de que estas dentro mìo, siendo el compañero de mi Vida?

Hoy el Senor nos invita a ser libres de todo esto. Aviva la fe. Dios està en mi, Dios està en ti. Demosle un abrazo.

En el trabajo hacìamos un comentario sobre la pelicula "La teta asustada", que no es mas taquillera porque no tiene escenas romanticas, no tiene un galan o una chica descomplicada, le falta feeling, decian algunos. Terminamos concluyendo que no gusta màs porque contiene la realidad sin disfraz.
Tal ves acercarse a la realidad, al sufrimiento no es atractivo, pero es la vida misma. Y este es el mejor punto de encuentro con Jesùs. Nuestra realidad sin disfraz es el mejor punto de encuentro con nuestro Dios que nos habita y nos conoce, lo que sientes, lo que piensas, lo que te duele, lo que sufres, lo que te preocupa, lo que esperas y anhelas. Hablemos de eso con Dios, con el Padre, con Jesùs, con el Espìritu Santo.

En ese encuentro sincero, de corazòn abierto encontraremos la dicha que nos habla San Agustin. Dios presente hablandonos, aconsejandonos, sosteniendonos. Si no rechazamos lo que nos pasa, entonces Dios puede acernos caer en cuenta que le puede hablar a esa parte de nosostros, que muchas veces pasa soledad.

Regalanos Senor esta experiencia de Agustìn, que me adhiera a Tì, entonces todo se transforma, no pasa, no desaparece, pero mi actitud interior cambia, si tù estas. Entonces mi vida es plena.

Terminemos preguntandonos ¿Si no hubiera problemas en el mundo, yo serìa Feliz? San Agustin cree que no es lo externo lo que nos hace plenos, sino esa adherencia a Dios.

Con todo lo que pase en el mundo y en nuestra vida, podemos tener una Vida plena, si nos adherimos a Dios, si dejamos que Dios nos hable.

Madre acompañanos hoy a descubrilo presente dentro nuestro, acompañandonos.

martes, 9 de marzo de 2010

Dios Padre sale al encuentro

Dios Padre sale a nuestro encuentro por medio de su Palabra
Lucas 15,20, Hebreos 4,12

"Su padre lo vio y sintió compasión". El amor entrañable del Padre divisa, a lo lejos, la figura de su hijo. Sólo el amor ve a tanta distancia. Y sólo el amor siente compasión: "¿No es Efraím para mí un hijo predilecto, o un niño mimado, para que después de cada amenaza deba siempre pensar en él y por él se conmuevan mis entrañas y se desborde mi ternura?" (Jr 31,20).
"Cuando todavía estaba lejos". En el camino de vuelta al Padre hay un progresivo acercarse, vislumbrar y tender la mirada lo más lejos posible, lo más que lo permita el horizonte. Cuando tú, como hijo perdido, todavía no ves al Padre, por la misma lejanía, por tus ojos debilitados o ciegos, por tu cansancio o por tu anemia y por lo lastimado que estás por el pecado, Dios ya te ve. Te ve a lo lejos. El ve si te sientas o te levantas, si caminas o si estás acostado pues conoce bien todos tus pasos (Sal 139,1-18).
"Corrió a echarse a su cuello". El corazón del Padre intuye el cambio de su hijo y no puede dejar de amarlo, como dice la Palabra: "De lejos Yahveh se le apareció: "Con amor eterno te he amado por eso prolongaré mi favor contigo" (Jer 31,3), pues he llegado a ser un padre para Israel y Efraím es mi primogénito (Jer 31,9). ¿Has sentido alguna vez esa carrera vertiginosa del Padre hacia ti? Tú que sientes tanto vacío de amor, pon tus ojos en la carrera de Dios de la cual tú eres su meta, su prenda, su premio, su razón para vivir, su gozo, y déjate buscar, encontrar, abrazar.
"Lo abrazó". Mientras el hijo camina lentamente, por su falta de vitalidad, y por la debilidad en la que ha caído, el Padre bate su record de velocidad. Tiene vértigo hacia el más miserable de sus hijos y el más necesitado y por eso, corre a abrazarlo. ¿Nunca te has sentido abrazado efusivamente por este Padre? El abrazo de Dios quema, sana tus heridas, te devuelve el vigor, te hace seguro en los brazos de la misericordia y te hace decir: "¿Qué Dios hay como tú, que aguanta la falta de respeto y que perdona la desobediencia de su grupo escogido? ¿Quién como tú, que no se enoja por mucho tiempo, pues te gusta perdonar?" (Mi 7,18).
"Y lo besó efusivamente". El beso es un signo del perdón (2Sam 14,53). ¡Recupera la confianza! Mira que, el Dios que no te abandona ni te abandonará te dice: "Ya que a ti te llamaban la Abandonada, nuestra presa de quien nadie se preocupa yo voy a devolver el vigor a tu cuerpo y voy a sanar tus llagas...los multiplicaré en vez de disminuirlos, los honraré en lugar de humillarlos (Jer 30,10-20) ¡Déjate amar por el amor entrañable de Dios!
¿Crees que por su entrañable amor, Dios sale a BUSCARTE cada vez que te pierdes?
¿No sé si alguna vez se han preguntado por qué es tan importante la Palabra de Dios, ustedes que dicen?...
Dios ha querido salvar al hombre por medio de su palabra. Le ha dado a su palabra un poder incomparable, porque él mismo es la Palabra (Cfr. Jn. 1,1); y en la figura del Padre que sale a la búsqueda del hijo. El Padre dialoga mucho con sus hijos. La cuestión es: ¿Le escuchan los hijos con verdadera confianza?
Por la Palabra comunicamos nuestro sentir, pensar, querer. Según como yo diga algo eso transmito. Por ejemplo, si hablo con ánimo contagio ánimo, si rencor, rencor, si alegría, alegría, etc. Si esto es la palabra humana qué será la Palabra de Dios?.
Lo que Dios quiere al salir Él a nuestro encuentro que su Palabra nos transforme en amor, en un amor capaz de perdonar al enemigo, al que te hace daño.
Sólo a través del diálogo con Dios, llegamos a un encuen­tro amoroso con él y con nuestros hermanos.
La Palabra de Dios integra nuestra afectividad, tantas veces herida. El, Jesús, la Palabra hecha carne ordena orien­ta nuestra afectividad al mejor camino, que es al amor fraterno.
Mamá, enséñame a escuchar al Padre, y a obedecer su Palabra para aprender amar como Ël ama a todos los hombres.

SEREMOS SEMEJANTES A ÉL

Seremos semejantes a Él, irradiaremos su gloria
Filipenses 3,17-21

Hoy el Señor, nuestro Dios y Señor nos propone de irradiar su gloria a través de nuestras acciones, y la Cuaresma nos llama a la conversión, porque la Palabra de Dios así nos lo propone. Hasta en dos ocasiones dice Jesús: “si no se convierten…” en un tono un tanto serio, para hacernos caer en la cuenta de lo importante que es vivir en actitud de conversión, de querer cambiar el corazón, todos los días de nuestra vida. A pesar de “lo buenas personas que somos”, siempre hay algo que mejorar.
Por ello nos propone a irradiar su gloria ¿cómo? Cambiando de actitud, si nos pusiéramos frente a un objeto, varias personas, supongamos frente a un edificio, desde diferentes ángulos, todos lo veríamos de diferentes maneras, sólo, lo verá exactamente lo que es, el que está frente al edificio. Cada uno podríamos expresar una percepción distinta del edificio. Sin embargo, el edificio no cambia, sigue siendo el mismo.
Algo parecido nos pasa en esta Cuaresma y el querer mostrar la gloria de Dios, vemos a Dios de una determinada manera, que en muchos aspectos no coincide con lo que Jesús nos ha mostrado del Padre. Nosotros, seguimos viendo “el edificio” de manera parcial. Así seguimos viendo a Dios de manera parcial y en ocasiones preferimos quedarnos con nuestra visión parcial de Dios, que hacer el esfuerzo de descubrir su verdadero rostro. Y ese esfuerzo de querer dar con el verdadero rostro de Dios, es lo que llamamos conversión.
El camino de conversión comienza por desinstalarme de mi “cómoda posición” para caminar hacia la posición que me permita ver el edificio, de frente y descubrir su verdadera identidad. Hace falta cambiarse de sitio y colocarse de frente a Dios, como Jesús, desde su propia perspectiva para descubrir el rostro de un Dios que ve la opresión de su pueblo, oye sus quejas y mueve los corazones de sus hijos, como lo hizo con Moisés y con tantos otros, para liberarlos y “llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel”. Hace falta mirar la vida con los ojos de Jesús para descubrirle que podemos vivir entre las personas, amando, perdonando, consolando, animando…
Eso quería decir Jesús cuando decía “si no se convierten…”. Si no nos convertimos, si no cambiamos nuestro corazón, si no nos quitamos los “viejos clichés” sobre Dios y hacemos el esfuerzo de “cambiar de posición” para descubrir su verdadero rostro, no podremos vivir la experiencia de un Dios que nos quiere profundamente y que desea nuestra felicidad por encima de todo y lo hace a través de su Palabra (oración- diálogo diario de tú a tú con Dios) que nos acerca más a esa experiencia de amor y amistad que él nos ofrece. Si esto lo llevamos adelante, la consecuencia será que irradiáremos el rostro de Dios a través de la ayuda a los demás, especialmente a los que más sufren y a los más necesitados. Sentiremos esa misma experiencia de Moisés que, después de encontrarse con Dios en la zarza y descubrir su verdadero nombre, salió en ayuda de su pueblo y lo rescató de la esclavitud de Egipto.
Hoy en día seguimos necesitando ser rescatados de muchas cosas que nos continúan “esclavizando”.
Y Jesús lo que pide de nosotros es conversión, es cambio de actitud, cambio de manera de pensar de Dios, lo primero. Y con eso cambiaremos de manera de ver a los demás.
Esta conversión a veces no se perfila con claridad sólo de modo progresivo, después de un largo camino. Sólo después de muchas experiencias llega por fin a comprender qué es lo que quiere Dios de nosotros, cuál es el objetivo de su llamada. A diferencia de otros, que desde el principio, tienen claro el objetivo de su conversión, como Pablo.
Y no se perfila con claridad, nuestra conversión cuando en nuestro trabajo de todos los días, en nuestras relaciones sociales, en nuestra vida familiar cuando nos hemos convertido en el centro y queremos que todos giren en torno nuestro, que nos sirvan. Estamos sumergidos en los clichés, tales como la "utilidad", la "rentabilidad. Valoramos lo práctico, lo útil, lo que es rentable. Nos hemos instalado en la mediocridad. ¡Y ni siquiera nos molesta! Hemos acabado acostumbrándonos a ella, como termina uno de acostumbrarse a una vieja prenda o a un zapato viejo. Se nos ha dado casi todo, pero... ¿Estamos irradiando la gloria que Dios espera de nosotros? Irradiar la gloria de Dios significa justamente lo contrario. Es estar pendiente de quien necesita algo de ti: una palabra, un gesto, una parte de tu tiempo... estar disponible, ser servicial, pensar en los demás, ser capaz de amar al otro sin exigir respuesta...
Pidamos a María aceptar que nuestro crecimiento espiritual, requiere de mucha paciencia. Quien no ama la vida no tiene paciencia con ella. Dios es el gran paciente porque es el amor y fuente de toda vida. Que como Ella podamos irradiar la gloria de Dios amando a nuestros hermanos, tal cual y como Dios lo ve.

lunes, 8 de marzo de 2010

Seremos semejantes a El, irradiaremos su Gloria

Filipenses 3,17-41

Al empezar el dia le daba gracias a Dios por el regalo de la fe, por el regalo de su Amor para con nuestra vida, porque es tan hermoso levantarse y poder encontrarnos con

quien nos ha dado la vida y que lo unico que desea es que seamos semejantes a El, y por eso es que nos llama y nos espera cada manana para poder ensenarnos la manera de lograrlo.


Pero frente a este deseo de Nuestro Padre, que es lo que deseamos nosotros?,

Yo me encuentro que muchas veces vivimos deseando mas dinero, mas placeres, deseamos vivir a nuestro modo, y el deseo de Dios no lo tomamos en cuenta cuando tenemos que tomar decisiones en nuestra vida.

Tomamos decisiones equivocadas y nos enorgullecemos de ellas....

y al igual que a San Pablo “a mi no me cansa escribirles otra vez las mismas cosas y para ustedes es mas seguro”

Porque muchos viven como enemigos de la cruz de Cristo, ….y se sienten orgullosos de cosas que deberian avergonzarlos.No piensan mas que en las cosas de la tierra”.


Yo me encuentro casi siempre pensando mas en las cosas de la tierra que en las cosas de Dios, preocupada por el futuro, preocupada por la situacion economica, etc


Vivimos preocupados desde que nos levantamos; por la ropa que me voy a poner, por llegar temprano al trabajo, por el proyecto que tenemos en la oficina, preocupados por el menu del dia, perocupados por que mi esposo esta “frio”, porque es indiferente, tensos porque no cambia la persona con la que vivimos, vivimos llenos de preocupaciones, y no nos preocupamos por parecernos a Dios, por vivir las mismas cosas que nos preocupan pero desde el Evangelio, desde lo que nos haria semejantes a El.

Vivimos cargados de cosas puramente terrenales por eso me ayudaba mucho orar con la cita del Libro de Hebreos que nos dice:


Depongamos pues toda carga inutil, en especial las amarras del pecado, para correr hasta el final la prueba que nos espera....” Heb 12,1

Porque el vivir preocupados por las cosas de la tierra nos hace vivir cargados de cosas inutiles que nos hacen vivir peleando, criticandonos, haciendonos la guerra por cualquier tonteria.

Procuren estar en paz con todos progresen en la santidad, pues sin ella nadie

vera a Dios. Cuidense no sea que alguno de ustedes pierda la gracia de Dios y alguna raiz amarga produzca brotes perjudicando a muchos”Heb 12,25

Cuales son las cargas inutiles que tenemos que deponer? Eso cada uno lo tendra que examinar.

En este dia al empezar mi oracion venia con muchas cargas, las cargas son pesos que tenemos en el alma que nos hacen estar preocupados, tristes, ansiosos, mirando las cosas con pesimismo, con duda, tenemos cargas por no saber con claridad para que estoy en este mundo, para que estoy donde estoy, estas cargas no no dejan estar en paz con nadie y por eso las raices amargas del pecado, del resentimiento, de la inquietud, de la disconformidad con nosotros mismos empiezan a brotar y a dar frutos amargos y en lugar de salir nuestra semejanza al amor de Dios vamos alli perjudicando a muchos.

A mi lo unico que me centra es el encuentro con Jesus Palabra de Dios, porque me da luz, al hacerme ver mis cargas, me hace desear soltarlas y entonces es que le pido su ayuda, para poder vivir como El vivio, para poder hacer que siga viviendo entre mi familia, entre mis hermanos en paz.

Me hace ver que mi mision en este mundo, en esta vida es vivir como Jesus vivio, como transparencia del Padre, irradiando su Gloria, “quien me ve a mi, ve al Padre”, eso era todo lo que Jesus deseaba, glorificar al Padre con su manera de vivir, con sus actitudes, dejar ver al Padre en todo lo que hacia.

Tantas veces me encuentro deseando recibir atencion, amor, sin embargo la Palabra me hace reaccionar rapidamente, yo he venido a dar no a recibir, como Jesus vino a dar vida no a recibir vida, no a buscar que le hagan feliz, sino a hacer felices a los suyos, que somos todos nosotros, asi con esa intencion vivio Jesus y fue feliz; fue feliz dando la vida, porque no habia mas alegria para El que dar la vida por nosotros sus amigos.

No temamos dar la vida, vivir como Jesus, aun cuando vivir el evangelio se nos haga dificil cuando caigamos, sigamos luchando con la esperanza de que El con su poder nos va a transformar y nos hara semejantes a El....

Nosotros tenemos nuestra patria en el cielo, y de alli esperamos al Salvador que tanto anhelamos, Cristo Jesus el Senor, Pues el cambiara nuestro cuerpo miserable usando esa fuerza con la que puede someter asi al universo y lo hara semejante a su propio cuerpo, del que irradia su gloria.

Por eso hermanos mios, a quienes tanto quiero y echo de menos que son mi alegria y mi corona, sigan asi firmes en el Senor, amadisimos.” Filipenses 4,1

Que nuestra Madre nos guie, acompane y proteja para poder vivir la Palabra que nos transforma, que nos hace salir de nosotros mismos para poderya desde este mundo irradiar con nuestra vida la Gloria de Dios siendo semejantes a El.

Nila

(disculpas por los errores pero estoy en una laptop que no se usar muy bien)

Todos llevamos los reflejos de la gloria de Dios

“Todos llevamos los reflejos de la gloria del Señor sobre nuestro rostro descubierto”
Esta mañana le agradecía al Señor por el don de la fe, que nos permite creer en su presencia, en que sus ojos están atentos y sus oídos dispuestos a nuestra oración, como prometió a Salomón: 2crónicas 7,15 y que él cumple su promesa de estar con nosotros todos los días. Mateo 28,20; su amor no nos abandona. Le agradecía, mucho, al Señor porque sin esta confianza no nos es posible orar y ni siquiera disponernos a empezar un día nuevo sabiendo, como sabemos, que las circunstancias de la vida, no son fáciles. Dios está de nuestra parte y nos invita a poner nuestra vida y proyectos en sus manos, pues, como dice el salmo: Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles
El señor nos sale al encuentro en esta mañana y nos invita a comulgar con el, a dejarnos transfigurar por su amor, que es dejarnos hacer a la imagen de Jesús, porque ello es lo hace el Señor en cada tiempo de oración, si es auténtica, si en nosotros está la apertura de nuestro ser a su acción, nos va haciendo Cristos, esos que nuestro mundo, en medio de toda su confusión, espera, Cristos que puedan ser esperanza para el mundo, ese mundo próximo, con el que nos encontramos cada día. Hoy me desbordaba volver a escuchar de parte de Dios, que a él le ha parecido bien, por pura misericordia, revelar en nosotros el rostro de su hijo. Como dice San Pablo en 2Corintios 3,12-18: ¡Qué esperanza tan grande! ¡Y qué seguridad nos da! No es como Moisés, que se cubría el rostro con un velo para que los israelitas no vieran el momento en que se apagara su resplandor.
Me ayudaban estas palabras; al contrario de Moisés, Dios nos invita a andar con el rostro descubierto, dando testimonio su acción en nuestra vida, no necesitamos temer a perder el resplandor, la gracia de Dios, por manifestar abiertamente lo que Dios va haciendo en nuestras vidas, sino que más bien su gracia se acrecienta, en nosotros, en la medida que la compartimos con los demás. Su gracia se refleja en nosotros como una alegría auténtica, que despierta curiosidad en los que se relacionan con nosotros y nos abre la posibilidad de transmitir la palabra, nuestra experiencia de Dios de una manera más explícita.
Escuchaba de Dios, ojalá todos tus hermanos pudieran reconocerme en este día, pro en algunos no hay capacidad de verme, como señala Pablo: los israelitas se volvieron ciegos. El mismo velo les oculta el sentido de la antigua Alianza hasta el día de hoy, y nadie les hace ver que con Cristo ya no tiene valor. Cuando Pablo dice estas palabras, hace referencia a que en el antiguo testamento, nadie podía ver a Dios directamente, la idea era que cuando se veía a Dios se moría; Dios no era accesible al Ser humano, que era considerado insignificante, miserable, la humanidad era lo opuesto a la divinidad; sin embargo, Dios al encarnarse en Jesús ha roto las distancias, el velo que nos separaba se ha roto y nos ha revelado que la humanidad es digna, la humanidad tal como la vivió Jesús de Nazareth, en el que se revela lo que es verdaderamente ser hombre. El velo que nos separaba de Dios se ha roto por Jesús y Dios se ha hecho nuestro prójimo, nuestro amigo y compañero. Esto que es lo que el Señor me iba diciendo por medio de su espíritu, mientras le preguntaba, que significaban estas palabras, que mensaje nos quería dar hoy.
Pero ¿Quién puede reconocerlo?, más aún, ¿Quién puede hacer experiencia de esta cercanía de Dios? San Pablo nos da la respuesta: “al que se vuelva al Señor se le quita el velo”. Si nosotros nos acercamos cada día al Señor, podemos ir haciendo experiencia de que es cercano, familiar, amigo. De hecho es así como lo vamos descubriendo y por eso gozamos de estos momentos de encuentro y de compartir con él cada jornada.
A Dios nadie lo ha visto nunca, dice San Pablo, el es Espíritu, pero se quiere dar a conocer por medio nuestro, como lo hizo por Jesús. Nuestra vivencia de cada día, en escucha al espíritu de Dios, el testimonio de nuestra libertad, de las cosas, de los afectos desordenados, de nuestros propios intereses, etc. Revelan al Dios que nos hace libres: El Señor es espíritu y donde está el Espíritu del Señor hay libertad.
Me llenaban de esperanza las palabras de San Pablo, que hoy se dirigen a nosotros: “Todos llevamos los reflejos de la gloria del Señor sobre nuestro rostro descubierto, cada día con mayor resplandor, y nos vamos transformando en imagen suya, pues él es el Señor del espíritu.”
Reconocía que estas palabras de san Pablo están fundadas en la esperanza, en la esperanza que no es sólo la fe de san Pablo, sino la esperanza de Dios mismo, que cree en la sinceridad de nuestro corazón, de nuestra búsqueda, de nuestra conversión diaria. La esperanza de un Dios que sigue creyendo en la humanidad y en concreto en la nuestra para hacer llegar su bondad a muchos. Pidamos a nuestra madre, en este día, que nos ayude a disponer todo nuestro ser a la acción de Dios, con un “hágase en mí lo que me has dicho”, confiado y dispuesto a poner de nuestra parte lo que haga falta.

viernes, 5 de marzo de 2010

ANIMO, YO HE VENCIDO AL MUNDO!

Comencemos este día dándole gracias al Señor por haber hecho todo para que podamos escucharle, y vivir hoy sus palabras, el Evangelio. Y nos dices que el evangelio eres Tú mismo, la Palabra de Dios tiene un rostro, tu rostro. El evangelio es una persona, Cristo. Por eso acerquémonos a la Palabra, a Cristo nuestro Señor para que él mismo nos siga capacitando con la fuerza de su amor, de su evangelio, de su Palabra.

Hoy en Romanos 8, 15-17 nos dice:

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

Lo primero que escucho de Jesús es que nos pide que reconozcamos que somos hijos y no esclavos. Hijos capaces de dialogo con él, capaces de relación y de recibir en nuestra vida su fortaleza para vivir y transmitir sus palabras de vida. Somos hijos de Dios y podemos aclamar Abba, papaíto. Papá, Padre dame hoy la fuerza, la vida, el amor, tu fuerza que me saque del temor, de la vergüenza, de la pasividad de venir a ti y quedarme con lo que me dices, o hacer de tu amor algo exclusivo para mi. ¿Cómo vives tú, Jesús, las Palabras del Padre? ¿Cómo es que el Espíritu en ti es de fortaleza? A medida de que confíes en mis palabras e intentes vivir lo que te digo, lo que conversamos, lo que entiendes te vas fortaleciendo. Al Padre le rogué muchas veces: Si quieres aparta de mí esta hora, los momentos en los que me sentí verdaderamente frágil, pero no deje de confiar y de vivir aquello que el Padre me encargo. Y comprendí que me sostendría, y que vendría la vida para muchos.

Esta experiencia le da a Jesús la autoridad de decirnos:

En el mundo tendréis aflicción (persecución), pero confiad, yo he vencido al mundo.

El Hijo, nuestro hermano, ha vencido al mundo. Que Jesús nos diga que Vivamos el evangelio no es un simple consejo, no es una simple propuesta, es el secreto de su Vida, es el riesgo por vivir de verdad y la oportunidad de que todos los hombres tenga la vida eterna. Él venció al mundo, no porque era sólo Dios. También era hombre, y lucho por vivir las Palabras del Padre. Y aquí me admiraba que siempre esté animándonos. Por qué siempre puedes anímanos? Por qué puedes decirnos que sigamos? Por qué nos dices sigue, hoy? Sólo lo puede hacer alguien que verdaderamente ha vencido al mundo. Nos dices en medio de lo que este viviendo sigue con tu fe viva, en medio de lo que estés sufriendo continua orando al padre. Cada uno tiene la experiencia de que el Padre no defrauda y aunque nuestra humanidad recae, se desanima, tenemos a Jesús que da la vida voluntariamente cada día para que tengamos vida en abundancia.

Contagiemos la esperanza a los hermanos, deseos de vivir, pero sobre todo la fuerza del evangelio, que es vida para los hijos de Dios.

Pidamos a la Madre de su ayuda para dejarnos animar hoy por Jesús, para que nos fortalezca con la fuerza de su Espíritu para vencer al mundo y vivir su evangelio.

martes, 2 de marzo de 2010

Hoja de la escuela

ESCUELA DE LA PALABRA DE DIOS CICLO: CUARESMA
MIÉRCOLES: Mateo 7,7-11 ¿Qué necesito para vivir el evangelio?. Pídeselo.
JUEVES: Romanos 8,15-17; Juan 16,33; ¡Animo! Yo he vencido al Mundo
VIERNES: Oseas 2,16; Gn 12,1-4; Dios quiere tu Amor, no tus cosas.
SÁBADO: 2 Timoteo 1, 8-10; Lucha conmigo por el evangelio.
DOMINGO: Juan 4,5-42 El trato con Él hace crecer tu fuerza interior.
LUNES: 2 Corintios 3,12-18 Refleja en tu rostro la presencia de Dios.
MARTES: Filipenses 3,17-41; Seremos semejantes a Él, irradiaremos su gloria.

Qué necesito para vivir tu Evangelio

¿Qué necesito para vivir el evangelio?. Pídeselo
Mateo 7,7-11


El Señor, por su bondad para conmigo, me ha considerado digno de vivir el evangelio. Me ha considerado fiel, capaz de acoger su Palabra, asimilarla, hacerla vida y anunciarla a los demás. ¿Entonces que me falta para vivir el evangelio?
Lo mismo que el pueblo de Israel conoce a Dios a través de su vivir cotidiano las circunstancias históricas de su vida, y en ellas le iba conociendo, también nuestro conocimiento, del que sigue a Cristo, conlleva una forma concreta de vida, sin la cual no se llega a conocerle.
El camino de esa vida nueva es el de la oración; ese es su núcleo; se trata de un diálogo que nos lleva a “tocar” la realidad de Dios y a compenetrarnos con Aquel con quien dialogamos, de manera que nos funda y confunda con Él hasta decir como Jesús: “Todo lo tuyo es mío y todo lo mío, tuyo”. (Jn 17,10).
Es la acción eficaz de su palabra que, pronunciada sobre el pan y el vino, lo transforma en su cuerpo y su sangre, y sobre nosotros, sobre mí, en un diálogo libre y amoroso, me va arrancando de mi terreno y llevando al suyo; cuando yo le pido, le suplico que yo sea cuerpo de su cuerpo en mis hermanos y sangre de su sangre entregada por muchos, para que viéndome como Él, se animen también a reproducir a este Cristo mío y nuestro, que ama y escucha al Padre.
Y es que su palabra se me adhiere hasta transformarme en un proceso continuo de acogida, consagración en la reproducción viva de Jesús. (Rm 8,28-30).
Cristo es la norma suprema de nuestra vida para que lleguemos a vivir, el evangelio, no ya nosotros, sino Él en nosotros (Ga 2,20). Para ello es Él mismo quien nos invita a ser sus amigos.
Esa es la razón por la que se nos revela su Evangelio de Vida-Amor, se nos da a conocer en la oración de cada día; ahí en diálogo sencillo, nos va revelando sus raíces, ese manantial del que nace todo su amor, su obrar, sus decisiones, toda su exquisita profundidad.
De nuevo, hoy, me invitas a orar para que mi vida sea cada vez más la tuya.
Gracias, Jesús, porque me abres toda esta, tu intimidad, que me hace captar tu infinita riqueza (Ef 3,15), y sobre todo, tu exquisita delicadeza; esa mirada tuya sobre mí, ¡sobre cada persona!
Gracias por esa tu mirada que te hace:
- no descansar nunca (Mc 6,32-35);
- estremecerte de dolor ante la muerte de aquel muchacho (Lc 7,11-14);
- o ante la muerte de tu amigo (Jn 11,34-38);
- pero, sobre todo, de impotencia ante este pueblo, ante tu pueblo, ante mí, cuando no te escucho ni te comprendo (Lc 19,41; Is 1,2-3).
Gracias porque, en la medida en que me dejo rozar por ti, tú me vas transformando en esa persona que, como tú, es revelación de la bondad del Padre para cada persona.
Sólo tú quieres que yo te lo pida, te busque, con un corazón abierto y dispuesto a captar a recibir lo que tienes preparado para cada uno de nosotros.
Gracias Señor, porque Tú nos haces las cosas, fáciles, para ser cómo Tú, es sólo abrir el corazón para que tú lo llenes de tu Palabra, de tu Vida y de tu Amor.
Regálame ese corazón dispuesto a recibir todo lo que tú me quieres regalar y ser feliz con aquello que me das y que tu Palabra se haga vida en mí, para vivir tu evangelio.
María; Madre de la Palabra, Madre del Amor y de la Vida, enséñame a pedir para recibir con corazón sencillo lo que tú quieres regalarme hoy y todos los días que es tu Evangelio para que lo viva y de vida a mis hermanos, sobre todo a aquellos que tu lo pones en cada ambiente donde voy.
Mamá, ayúdame a vivir el Evangelio de tu Hijo Jesús.

lunes, 1 de marzo de 2010

Fortalézcanse en Dios

“Fortalézcanse en Dios y reciban las armas, que les harán vencer”
Esta mañana, al comenzar la oración, le daba muchas gracias a Dios por el regalo de este tiempo que nos concede. Me ayudaba mucho, comenzar con un himno, propio del tiempo de cuaresma, que dice: “en el desierto un alto hacemos, es el Señor quien nos convida, aquí comemos y bebemos, el pan y el vino de la vida” y es esto cada momento de oración, la oportunidad de alimentarnos, con el alimento que colma nuestro corazón y que nos da Vida en abundancia, vida eterna. (Is.55, 1-2) (Jn.10.10). La oración es la oportunidad, para permitirle a Dios ser Padre providente y generoso, que nos brinda cuanto necesitamos para vivir y es, también, la oportunidad para acogerle y aceptarle como al Dios de nuestra vida, como único Señor.
Durante esta semana hemos ido orando la realidad de nuestra fragilidad, que tiende a hacerse sierva de las criaturas y de lo creado, dejando de lado al creador, que es el único capaz de llenar nuestra vida, de hacernos verdaderamente libres y de alcanzar nuestra auténtica dignidad de hombres, de Hijos de Dios y hemos reconocido también, que necesitamos mantenernos despiertos, en pie de lucha, para ir haciendo realidad que Dios es nuestro único Señor, por ello encontraba un regalo que Dios nos invite, revístanse de las gracias, que yo mismo les doy para vencer, en la lucha contra el tentador y las tentaciones, acojan mi gracia. Que oportunas y que claras me resultaban las palabras de San Pablo, en efesios 6,10-18:
Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con su energía y su fuerza. Lleven con ustedes todas las armas de Dios para que puedan resistir las maniobras del diablo.

Me ayudaba reconocer, que si no nos apoyamos en Dios no podremos ser verdaderamente firmes, en él está nuestra fortaleza, como lo cantaba el salmista en el salmo 18, solo el es nuestro escudo y protección, por ello al empezar este día el Señor me invitaba a confiar mi vida en sus manos, con todo el amor del que hoy soy capaz, creyendo que sólo en Él estamos seguros y que con Él hoy podremos ser fieles a nuestra vocación de hijos de Dios, de discípulos de Cristo, en medio de un mundo que muchas veces se vive sin Dios y que sigue caminos contrarios a Cristo y su evangelio. La invitación de Pablo es a llevar las armas de Dios, porque los enemigos de la vida de Dios en nosotros son muchos, decía la carta a los efesios: “no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.” Por ello no podemos sólo fiarnos de nuestra buena voluntad, de nuestro querer, porque como nos recordaba la palabra, el espíritu es animoso, pero la carne débil. Necesitamos revestirnos de todas las gracias que nos da Dios, a través de su palabra, de los sacramentos, en cada tiempo de oración, en la formación que recibimos. Necesitamos revestirnos, lo cual implica cambiar de actitudes, de hábitos, de seguridades:

“pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.”

“Tomen la verdad como cinturón y la justicia como coraza; estén bien calzados, listos para propagar el Evangelio de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. Por último, usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de Dios.”

La palabra me resultaba tan clara, esta mañana, que sólo le pedía a la Madre, poder creerle al Señor y acoger lo que hoy nos está ofreciendo. Le pedía, que en medio de nuestra fragilidad sepamos acogernos al Dios que nos salva y que es bueno en cuanto nos permite vivir cada día. Hoy entendía una invitación especial de la madre: rezar unos por otros sobre todo, por los que aún no conocen a Dios y que por tanto, se encuentran más lejos de vivirse como hijos suyos y son presa fácil de todo cuanto deshumaniza, de lo que les roba su dignidad de hijos y de hermanos.
María del Pilar Garrido