PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

sábado, 28 de marzo de 2009

Nadie ha hablado nunca como ese hombre

Jeremías (11, 18-20), Juan (7, 40-53)

Vamos a seguir acompañando a Jesús, hacia Jerusalén, seguir entrando en ese corazón de nuestro Jesús ¿Qué siente? A mí me encanta por un lado ver a un Jesús tan humano, que a medida que avanza a cumplir su Misión, tiene miedo y se esconde de aquellos que lo quieren arrestar, y por otro lado, siento el dolor que le causo y son mis culpas, las que Él carga, siendo inocente, como dice Jeremías: Yo era como un manso cordero que es llevado a degollar, y no sabía lo que tramaban contra mí.
¿Qué sentirá una persona que la quieren matar, por amar demasiado? Si nosotros a veces nos sentimos tan impotentes, cuando alguien nos acusa de algo que no hemos cometido?
Cuando tengo mucho dolor en mis huesos, quisiera rebelarme, quisiera que Dios, me conteste ¿Por qué a mí? Lo bueno es que Jesús me dice Yo ya pasé, lo que tú estás pasando; y eso te alivia, por que Jesús sufrió sin merecer la cruz, y a mí a veces cuando me decían, ¿Qué habrás hecho, para sufrir así? Yo contestaba, si es por mis pecados es poco lo que sufro.
De verdad en estos tiempos de Cuaresma, no son para decir ¡Pobrecito! Jesús no necesita nuestra compasión, sino personas que acojan su VIDA, su MISIÓN: Jn. : “Nadie ha hablado nunca como ese hombre”. Y Él habla porque el Padre lo ha enviado.
Quizás nosotros nos preguntemos ¿Por qué no lo acogemos? ¿Por qué no dicen de nosotros: ha hablado como Jesús?
Revisemos nuestra vida. ¿A dónde hemos caído? ¿No será del activismo el que nos deja hueco y vacío cuando hacemos las cosas por Jesús, pero sin Él? ¿Por quién actuamos? ¿De quién buscamos la paga? ¿A quién buscamos agradar? ¿Por qué se ha ido infiltrando en nuestro corazón el culto a nosotros mismos, el buscar nuestra propia complacencia, el estar centrado en nosotros mismos? Recapacitemos.
¿Qué tenemos que hacer? Corregir y enmendar lo que disgusta al Señor, e intensificar lo que le agrada. Ser firmes. No nos dejemos vencer por el mal. Mantengámonos fieles frente a los falsos maestros que se oponen al evangelio.
¿Y cómo lo podemos lograr? Jer. “El Señor me instruyó y yo comprendí; él me explicó lo que hacían” ¿Dónde escuchaba, las instrucciones de Dios, Jeremías? En oración ¿Cómo Jesús se instruía? En oración. Es en diálogo donde Dios nos va a decir qué hacer, cuál es nuestra misión, cómo debemos seguir a Jesús entendiéndole. No sólo es escuchar, es Amar a Dios sobre todas las cosas, con amor todo lo podemos: escuchar, entender, hacer Vida lo que Él, me dice y anunciarlo a los demás.

Pedirle a María que nos dé su corazón de Madre, para seguirle a Jesús, para poder captar y asimilar la Palabra, como tú lo hacías, Madre enséñame a llevarla a los demás, porque al igual que Jesús, queremos vivir el reino aquí y ahora.
Julia

Ayúdanos a seguirte de cerca

27 03 09

Sabiduría (2, 1. 12-22) Juan (7, 1-2. 10. 25-30)


Vamos a ponernos muy cerca de Jesús, empezar a caminar con Él hacia Jerusalén; darnos cuenta de lo que puede estar sintiendo. Después de tres años, la gente no se entera; Él, Jesús, lo ha puesto todo para que descubrieran el amor del Padre, pero ellos no han descubierto quien es y lo que le suponía... aparentemente se han enterado, pero no lo han descubierto del todo. Soy el Mesías, como decís, pero no os imagináis cómo; a Él le hemos descubierto, pero falta descubrir lo que Él pretende detrás de todo.
Jesús quiere enseñarnos la dinámica de dar vida, y que supone vivir afianzados en Él. Subir con Él, compenetrado, apoyado SÓLO en Él. Para dar la vida hay muchas resistencias; dar la vida es morir: Lc 9,24. “El que pierde la vida por mí la ganará; el que la arruina por mí...”.
Sab 2, La muerte se experimenta porque supone estar dispuesto a que se tambalee la aprobación de los otros; arruinar los propios planes por Dios; se tambalea la aprobación de aquellos que hablan en nombre de Dios; a Jesús no lo aceptaron los doctores de la Ley y a sus discípulos también los zarandeó. Porque no nos apoyamos sólo en Él, sino en la aprobación humana.
Jesús se lo dice a los judíos: Tu tradición o mi palabra: otros no creyeron por miedo a los judíos; nuestra confianza en Dios se tambalea ¿por qué buscamos gloria humana?

Lo que nos ocurre es que buscar la verdad con aprobación de los otros, no nos permite estar firmes en la búsqueda de ser la complacencia de Dios.

Buscar lo que agrada a Dios: significa cambio de mente, cambio de apoyo de mi convicción; no dejarme tambalear por los otro Jn 7, s. Pues bien, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado.

¿Busco vivir de ti y que mi firmeza seas tú?
La invitación es clara: entra en mi amor, mis sentimientos para poder permanecer firme a pesar de todas las dificultades.
Mantenernos, como Jesús, con la convicción de que las opiniones no cambian la realidad. Lo que cambia la realidad es el cambio de corazón, Jesús dice: el diablo nada tiene que ver conmigo. Es la firmeza que es fruto del conocer y amar al Padre, con toda su mente, con todo su corazón y todas sus fuerzas.
En definitiva la invitación que nos hace Jesús en esta Cuaresma, cerca ya de la Pascua es: “escúchame, y si oyes mi voz, no endurezcas tu corazón...” “para que mis palabras prendan en vosotros”. Y es que si me escuchas verás con qué ansia deseo comer esta Pascua contigo, para que compartas mi plenitud de amor.
Por eso, ayúdanos Jesús, a no distanciarnos de ti, a escucharte, a entrar en tus sentimientos e intención para que no te dejemos nunca, ahí donde creemos que es más difícil seguirte, ahí donde vemos impedimentos que nos gustaría eliminar y que sin embargo, contigo, nos servirán para nuestro mayor bien y el de las personas que nos confías.
Mamá querida, enséñanos a vivir la Palabra de Dios y a llevarla a nuestros hermanos, como tú lo hiciste.


Julia

jueves, 26 de marzo de 2009

Yo seré tu Dios


Éxodo 32, 7-14; Juan 5, 31-47

Pongámonos en ese contexto de Moisés, de un diálogo tan confiado con Dios, Moisés le habla como un amigo, boca a boca, y es más usa un diálogo insinuante con Él, a mi me parece que es una oración preciosa, este diálogo, cuando Dios le dice que va a castigar al pueblo por que se ha hecho sus propios dioses, Moisés le dice a Dios:

“¿Por qué ha de encenderse tu ira, Señor, contra este pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder y vigorosa mano?

¿Vas a dejar que digan los egipcios: ‘Los sacó con malas intenciones, para hacerlos morir en las montañas y borrarlos de la superficie de la tierra’?

Apaga el ardor de tu ira, renuncia al mal con que has amenazado a tu pueblo.

Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, siervos tuyos, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: ‘Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y les daré en posesión perpetua toda la tierra que les he prometido’ ”.

Inclusive es un diálogo provocativo ¿Qué dirán los egipcios? Además le dice “recuerda lo que has prometido…. Este es un diálogo de un amigo íntimo a otro, en ese contexto vayamos a la oración, de saber que, con quién voy a hablar, es con un amigo cercano, que me quiere; pero a la vez confío en su poder porque es Dios, y lo deja actuar como Dios, sin pretender hacerle que cumpla sus ideas; lo hace con humildad, estamos en sus manos pero confiamos en tu bondad, es una oración de intercesión, Moisés intercede por sus hermanos que se han olvidado del Dios que los sacó de Egipto y dejándose ganar por la desesperación de no encontrar la tierra prometida fácilmente, se buscan otros dioses de oro, que no hablan, que no oyen, que no aman, y se olvidan del Dios, que es persona, que ama, siente, habla y nos escucha.

A Dios le gustó la oración de Moisés, tanto que se olvidó de su cólera.

Pidamos a María, que el fruto de nuestra oración sea tener más intimidad con Dios, a conocerlo a amarlo sobre todas las cosas, a sentirme tan amado que puedo derramar amor donde quiera que me encuentre.

Juan 5, ”Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre.

Moisés es la imagen de Jesús, que ora con el Padre, el de Jesús es perfecto, porque hace cambiar la idea de Dios, por la de un Papa, Papito, que confía en Jesús porque, Jesús es obediente, ha venido a la tierra a complacer al Padre, ha venido a enseñarnos a escuchar, a vivir en permanente diálogo con el Padre, y lo escucha precisamente para hacer la voluntad, sólo hago lo que el Padre me ha concedido realizar, en otra ocasión dice, yo hago lo que veo a hacer al Padre.

Para eso vamos a la oración, a hablar con Dios y cada vez en un diálogo más confiado, que me haga parecer a Jesús, hasta que yo haga las obras que hace Jesús. Esa es nuestra meta ¡Aquí está mi cuerpo Oh Dios, para hacer tu voluntad!

Que en oración entremos al Corazón de Jesús, y preguntarle ¿Qué puedo hacer, para hacer tus obras? ¿Qué te hace a ti, mi Jesús, complacer al Padre? Yo quiero ser la complacencia de Dios, ¿Dime, Jesús, qué puedo hacer? Debes tener la firme decisión de querer dejar aquello, que te impide hacer mis obras, analiza tus pensamientos, sentimientos porque lo que no te deja hacer mi voluntad, sale de adentro, nada de lo que entra hace daño; sino lo que tenemos de resentimientos, heridas, faltas de perdón, de misericordia, o de indiferencia ante los demás, ¿de dónde te provienen?

Dale nombre a tu pecado, proviene del orgullo, de la envidia, soberbia, de decirle No a la Palabra de Dios.

Entonces, pídele a Dios, que te ayude a liberarte de lo que hay en tu corazón y hacer el firme propósito de dejar todo aquello que te impide hacer mis obras, a cualquier precio, sea el precio de dejar tu comodidad, pereza, orgullo, gula, ira, lo que sea dejo a cualquier precio, con tal de hacer que Dios sea realmente mi Dios.

Pidamos a María que el fruto, de nuestra oración sea ¡Hágase en mi según tu Palabra! Y la Palabra por obra del Espíritu Santo se encarna en nosotros.

Julia

martes, 24 de marzo de 2009

Nada nos separará del amor de Dios

Romanos 8,35-39


En este ambiente de Cuaresma, el Señor nos pide amarlo sobre todas las cosas, reconocerlo como único Dios y Señor nuestro, ahí, en este ambiente, verlo y escuchar su Palabra en el silencio de nuestro corazón, allí habla el Señor, en la calma, en el sosiego, en el descansar en Él, que es todo amor, vida.

Pedirle a María, que Jesús nos regale, esa actitud de escucha a la Palabra de Dios y hacerla vida en obediencia a su voluntad, que poco a poco Jesús nos vaya develando su rostro, que es el rostro que Dios ha modelado en nosotros, el rostro de la obediencia de Jesús, ¡Aquí estoy para hacer tu voluntad!

¿En qué nos ayuda el tener presente esa actitud de obediencia? ROM 8,35-39; para mirar a Dios como Cristo lo mira, con ojos de fe, como la de Él, que se sabe muy amado del Padre y se confía a Él, como a un niño, el Padre busca lo mejor siempre para nosotros.

A veces nosotros nos confiamos a tanta gente, en el panadero, cuando compramos ropa o lo que sea. En el médico que nos dice le vamos a operar, siempre hay miedo, pero le confiamos nuestro cuerpo para que vea lo que tiene que hacer, y si hay que extirpar la apéndice, el tumos, la pierna, le creemos, aunque duela, con miedo y dudas nos confiamos.

Jesús se confía al Padre, teme, duda, sufre, pero se confía ¡Hágase tu voluntad! A eso nos llama el Señor cuando nos dice:

"¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Acaso las pruebas, la aflicción, la persecución, el hambre, la falta de todo, los peligros o la espada? Como dice la Escritura: Por tu causa nos arrastran continuamente a la muerte, nos tratan como ovejas destinadas al matadero.

Pero no; en todo eso saldremos triunfadores gracias a Aquel que nos amó. Yo sé que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni las fuerzas del universo, ni el presente ni el futuro, ni las fuerzas espirituales, ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna otra criatura podrán apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor. "

Jn 3,16-17 Nada nos separará del amor de Cristo, porque Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él.

Debemos de detenernos en esa frase “porque así amó Dios al mundo” Es por amor que no debemos de dudar, aunque nos veamos en las peores circunstancias.

Me acuerdo, que cuando ya casi después de un mes del accidente, Jesús me pedía, que diera gracias al Padre, por lo que estaba pasando, pero yo me sentía tan inútil, arrancada de cepo de mi familia, amigos, comunidad, de mi casa, que le reclamaba:

¿Para qué me has dejado vivir, si mi vida pendía de un hilo, por qué no lo cortó?

Y Jesús me decía: Tienes vida, tu familia, está en estos momentos más unidos que nunca para orar por ti y darte cualquier ayuda que necesitas, te han acogido las misioneras, tus amigos siguen ayudándote material y espiritualmente, no te dejan ni un solo segundo sola, siempre tienes quien te atienda; y quiero recordarte; cuántas veces, me has pedido ser una hostia, que se parte y se reparte, ahora desde tu cama, repite conmigo: Este es mi cuerpo, esta es mi sangre que será entregada para la salvación de muchos”.

De verdad que esto me conmovió mucho, y me explicó tan bonito todo el capítulo 6 de San Juan, que desde ese momento comencé a dar gracias a Dios, y veo que no es en vano pasar tanto tiempo, frente al sagrario aprendiendo, como Él, a entregarse y a dar gracias al Padre por todo, aunque a veces no lo veamos con claridad cuál es su voluntad y de verdad le pido a Dios que hasta cuando esté cara a cara frente a Él, yo pueda decir, con toda la fe y confianza, nada, ni nadie puede separarme de tu Amor.

Julia

sábado, 21 de marzo de 2009

No endurezcas tu corazón, escucha a Dios

Óseas 6.6 -Lc 18,9-14

Agradecemos a Dios por todo lo bueno que es, tanta maravilla, que hace en nosotros, cada día y a cada momento, vivir esa presencia viva de Dios, Jesús en medio de nosotros y el Espíritu Santo que aboga por nosotros para que nos enseñe a orar, para mí no hay mejor regalo que Dios y la Comunidad me haya hecho, que poder dialogar con Dios, la vez pasada orábamos ¿Qué Dios hay más cerca que el nuestro, que se acerca cada vez que le invocamos?

En esta cuaresma pongámonos en actitud abierta de escuchar su Palabra, obedecerle y hacerla Vida como nuestra Madre.

Ayer hablábamos de ser sinceros ante Dios para descubrir y extirpar de raíz nuestras faltas, delante de Dios, por el Amor que le tengamos, no hay sólo las faltas las grandes o grandes pecados, la más leve ofensa es falta ante un Dios que hace tanto por mí.

Oseas[6] Porque me gusta más el amor que los sacrificios, y el conocimiento de Dios, más que víctimas consumidas por el fuego.»

Por Amor a Dios, pedirle la gracia de conocer y reconocer que Dios me ama y yo cómo respondo, a mi verdad, lo que me llevó a amar a Jesús, a Dios, su Palabra, es ver toda la historia de mi Vida, no es más que de amor, ¿Y cómo yo había respondido a ese amor?

Para mí fue un proceso muy lindo, de arrepentimiento y de purificación, por que como les dije en alguna pauta, a Jesús, le decía eres tonto, por morir y no cambiar la realidad, y Él con mucho amor y paciencia me decía, no puedo cambiar estructuras, la realidad social si no hay un cambio de corazón en cada persona, de transformar tu corazón en un Amor grande por mí, empieza a conocerme a través de mi Palabra, mi Vida, y allí te pongo dos caminos si me amas serás feliz cumpliendo mi Palabra, si no me amas, serás infeliz cumpliendo tu Palabra.

Lc 18,9-14-Veía a través de mi vida que yo había hecho en mi vida, mi palabra, lo que yo quería, que por muy buenas que hayan sido no me daban la felicidad, y mi vida la sentía vacía, sin sentido.

Jesús me preguntó ¿Cómo había pasado por su vida? A pesar de lo buenita que decían que era, de la buena profesional que parecía ser, el darme cuenta de todos mis pecados: *Los compromisos que no cumplí, porque no valoraba a las personas, algunas me parecían tan poca cosa, por su cara, educación, pobreza, inteligencia *La confianza de mis padres, amigos, alumnos, comunidad cuantas veces traicionadas, porque yo podía hacer y deshacer las cosas según mis intereses. * El hacer o decir o querer hacer o querer decir con malas intenciones para que el otro caiga, se humille o se avergüence.
* El formular juicios contra personas de las cuales ni conozco y aunque fueron mis conocidos ¿acaso los conozco tal cual Dios los conoce? * Lo que dije e hice por celos, miedo, ignorancia, venganza, odio, faltas de respeto. * Y lo peor, que esto lo llevo desde dentro, lo cultivo y lo riego para que se note.

Pero qué bonito es que Jesús mismo te diga, Yo mismo te enseñaré mis caminos para darte vida llena de la plenitud de Dios, hasta que llegues a hacer como Él. Yo le creí y le dije a Jesús, que ponía en sus manos mi libertad para que él haga, conmigo lo que quiera, que no quería ninguna libertad porque de hecho, no sé administrarla.

Y el proceso empieza cuando vas viendo, analizando cada una de tus conductas y lo que sale no son más que los frutos, de un árbol cuyas raíces profundas están bien al fondo de tu corazón que ni las conoces, o no las recuerdas, pero a medida que estamos dispuestos a cambiar, Él va podando, haciéndola aflorar, malos tratos en tu niñez, violaciones, traiciones.
Pero están en ti y eso es lo que te hace daño, no son los de afuera, sino lo que está en tu adentro y eso hay que curar.

A mí, lo que dio tanta alegría fue saber que podía cambiar mi carácter, yo estaba desahuciada, porque todo el mundo dice, ”genio y figura hasta la sepultura” lo heredé de mi padre y encima es un orgullo, y que Jesús te diga: Yo mismo te enseñaré a amar, te daré mi corazón de carne y lo cambiaré por tu corazón de piedra, a mi me parecía imposible, no seré aún Jesús, pero tampoco soy como mi padre, que murió pensando que no podía cambiar.

Dios no le pedirá a mi padre, qué hizo con el talento de su carácter, porque Él no tuvo la luz, que yo tuve, sin embargo a mí, me pedirá cuentas de tantas luces recibidas, tantas gracias y medios que Él me ha dado para responder bien a su Palabra, y no sólo me pedirá cuentas por el bien que hice si no por el bien que dejé de hacer. Por esa luz y esa gracia que nos da en su Palabra nos constituimos en dadores de VIDA-AMOR.

¡Qué hemos hecho con tanta Vida recibida? ¿Cómo la recibimos y cómo la damos?
Ojalá que en esta cuaresma, nuestra opción sea total, radical, y definitiva por Cristo.

Julia

viernes, 20 de marzo de 2009

Recibe el amor de Dios y hazte sabio

Óseas 14,2-10; Mc 12,28-34

Pongámonos en la persona de Óseas, a esa persona que Dios le habla, tan bonito, tan en confianza como un amigo, así vayamos a la oración para disfrutar de ese Amor de Dios, que es tan grande, las dos lecturas de hoy nos encaminan a una sola cosa: Aprender amar a Dios y disfrutar de su amor, con toda nuestra mente, corazón y fuerzas, porque si no le amamos, es difícil dialogar con Él, tenerle confianza, amar a los demás. Amar a Dios significa descubrir en nosotros esa gran potencia de amor que puede tener nuestra vida, si aprendemos a escuchar la voz de Dios, que amorosamente le habla a nuestro corazón. Dios lo único que nos pide es disfrutar de ese amor, para tener vida y poder darla a los demás.

Si amamos a Dios por sobre todas las cosas, nuestro vida se hace más ligerita, haciendo siempre su voluntad.

Uds. Piensen o recuerden cuando aman a una persona, uno es capaz de todo y hasta el sufrimiento se hace suave y ligero de cargar, cuando la mujer está embarazada, da a luz ¿Qué no hace por el hijo que lleva en sus entrañas?. Yo pasé nueve meses en cama, para no abortar a mi hija, y dar a luz fue un milagro, cuando vi a mi hija sólo sentí alegría, felicidad de tenerla-
Por el enamorado, el esposo, ¿Qué no hacemos?
En esta época, desde el accidente, he conocido realmente el gran amor de mi familia, comunidad, amigos ¿Qué no han hecho para que yo, viva? En todo sentido: material, espiritual, cuidándome día y noche, velando y orando por mí. Pasaron días y noches en vela. ¿Y fue sufrimiento para ellos? Me sufrieron y conmigo pasaron el valle de la angustia para rescatarme de la muerte.

¿Y si esto son las personas, que somos apenas un reflejo del Amor de Dios, un destello de su Vida, un pedazo de su corazón? ¡Qué no hará nuestro Dios por nosotros, ¿A Jesús que lo lleva a la cruz?, el gran Amor al Padre y a nosotros.

El Amor de Dios hay que experimentarlo en carne propia, porque si no, no damos un paso hacia la Vida plena que nos ha ofrecido Jesús, quién tiene Amor a Dios por sobre todas las cosas, se convierte en ríos de amor a los demás. En fuente de Agua viva que fluye de Dios hacia los demás.

¿Por qué no amamos a Dios, como Él quiere ser amado? Por que como dice el evangelio, hemos convertido nuestro corazón, en una casa de negocios, donde vendemos todo lo bueno que tenemos al mejor postor. Donde estoy más cómoda, en mi cama, y por eso vendemos nuestra oración, nuestro diálogo con Dios, o lo vendemos por el trabajo, o reuniones.

Todo lo que hacemos es bueno ¿Pero quién debe ocupar el primer lugar? Hagamos una pirámide y en la punta es la principal prioridad, a quién pondrías, ociosidad, trabajo, amigos, fama, tener cosas, estudiar y todo es bueno y debemos hacerlo? Pero Dios es el alma de todo, hacemos todo, por Él, con Él y en Él.

Seamos bien sinceros y pongamos medios reales, concretos, para que Dios sea nuestro único Dios y Señor.
Y en estos momentos de sinceridad y de luz nos pueden ayudar a encontrar la solución profunda que necesitamos en nuestra vida, es reconocer, quién es mi Dios y Señor. Dicen, por ejemplo, que el primer paso para la recuperación real de un alcohólico no es que él se haga muy buenos propósitos de cambiar, sino que se ponga de pie delante de otras personas, y reconozca su situación, diciendo claramente estas palabras: "Yo soy un alcohólico". Nada más.

Y yo creo que ese también es el primer paso de nuestra curación: reconocer que es verdad que estoy sin fuerzas, que tengo tal vez una anemia profunda y que por mí mismo no soy capaz de salir de esa situación, que me hace no AMAR, ni hablar y desconfiar de Dios.

Que Jesús nos enseñe a guardar nuestra mente, corazón y fuerzas, en el Padre y que nos dejemos guiar por el Espíritu que lo guió y lo hizo sabio, por eso hablaba con autoridad delante de todos, reconocían el poder que tenía su Palabra, y en ella reconocer todo lo ancho, la longitud, la altura y profundidad del Amor de Cristo que excede a todo conocimiento y nos llena de la total plenitud de Dios.

A María que nos enseñe a guardar la Palabra viva, que es Cristo Jesús.

Julia

miércoles, 18 de marzo de 2009

Escucha la Palabra y verás el poder de Dios

Jueves 19 de marzo
Jeremías 7,23-28; Luc 11,14-23

Vivir en este tiempo de Cuaresma, la delicadeza de Dios, para tratar nuestro corazón, Él se conmueve ante nuestra vida, y sale al paso para que recuperemos la VIDA y AMOR que nos la dio cuando nacimos pero la ratificó en el bautismo en medio de la Iglesia, de su pueblo, para que dentro de ese pueblo, nosotros pudiésemos ayudarnos mutuamente, a través de la Palabra, de la Comunidad. Jeremías 7,23-28

En este tiempo, Dios quiere hacernos volver a nuestro orígenes, porque la raíz de nuestros pecados, es el decirle NO, a la Palabra de Dios, quizás hemos olvidado el primer mandamiento de amar a Dios con nuestra mente, con nuestro corazón y nuestras fuerzas.

Yo creo que la primera conversión es ser consciente de que no hemos amado a Dios, porque cuando se ama se es consciente de la delicadeza del Amor, Él se constituye, nuestro Señor, nuestro Creador, Él que realmente nos amó, ama y amará, y ese sentirnos amados nos hace ver que Dios no es indiferente a nuestra vida, a nuestra situación, sino todo lo contrario quiere que seamos felices y plenos.

Yo me doy cuenta de que nosotros necesitamos tener unas precauciones mínimas en nuestra vida. Asegurarnos de que no haya en ella ningún veneno que la contamine, tener algún sistema de defensa que nos advierta cuándo el amor en nosotros se puede estropear o corromper. Sucede cuando a veces uno recibe una donación de sangre y por un descuido contraemos la hepatitis o el SIDA y no nos damos cuenta que la tenemos, porque la recibimos confiados en el personal de salud y a veces ni nos damos cuenta, o la conocemos cuando la enfermedad se manifiesta.

La razón es que no sabemos cómo cuidarla. O porque le hacen caso a quienes sólo pretenden destruirla o aprovecharse en beneficio propio. ¿Y quién puede saber mejor qué es lo que le conviene a nuestra vida sino Aquel que la hizo? ¿Quién me dirá mejor como orientar y encauzar bien todas mis energías y talentos, si no es mi Papá Dios?. Creo que muchas veces pretendemos vivir en una autosuficiencia ridícula y absurda, que nos mata y nos hace mucho daño. Como si un niño recién nacido pretendiera subsistir por sí mismo, sin ayuda de nadie, sin depender para nada de su madre ni de ninguna persona que lo cuide, lo alimente y lo proteja.

Dios nos ha puesto como medio principal su Palabra, para no contaminar nuestra VIDA y AMOR que Él nos regaló.

Este tiempo de Cuaresma nos manda a mirar nuestra vida con una mirada más profunda, que es la mirada de la fe. Mirar mi vida como la mira Dios. No con mi mirada corta y pesimista, sino con su mirada. La mirada de mi Papá Dios, que me creó para algo grande, para un proyecto maravilloso. Y que en este momento me debe estar mirándonos con un amor muy grande.


Puede ser que alguno de nosotros esté pensando: "Pero bueno ¿que es lo que pasa con mi vida, que no salen los frutos de un amor limpio, de una entrega gratuita y generosa por los demás? ¿Por qué me siento sin fuerzas para cambiar de vida? ¿Será que a mí Dios me hizo mal, y yo no sirvo para estas cosas? Porque a mí nunca se me ocurre amar a los demás como lo hace la M. Teresa de Calcuta, ni nada parecido. Yo sólo sirvo para hacer maldades y pensar desastres.

Pero eso no es cierto. Porque la verdad es que Dios nos hizo muy bien (cfr. Gn 1,31). Dios lo puso todo de su parte, para que nosotros podamos alcanzar el ideal y ser plenamente felices.

Jesús nos dice en su Palabra Luc 11,14-23, El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. Y para Jesús estar con Ël, estar unidos al Padre como É y el Padre son UNO, Yo no hago ni digo nada sino es por que El Padre me lo dice.

Jesús, saboreó, disfrutó de la escucha de la Palabra y la hizo VIDA, Allí residía su poder, sabiduría y su fortaleza ante las tentaciones del demonio.

Pidamos a María estar atenta a la Palabra de Dios, para escucharla, asimilarla, hacerla Vida y darla a los demás; que no tienen el privilegio de estar en una Comunidad que nos enseña el Poder de la Palabra.

Julia

Haz Señor que siga con firmeza tu Palabra


Deuteronomio (4, 1. 5-9), Salmo 147, san Mateo (5, 17-19)

Pongámonos en la presencia de Dios y entremos a su corazón, a sus intenciones, para saber qué quiere de nosotros, en este día, en esta vida. Él está dispuesto a darnos todo lo que tiene, sabe, y puede, por que nos ama en abundancia, para que de nuestro corazón también brote ríos de Amor y Vida, para amarlo y servirlo con toda nuestra mente, corazón y voluntad y ese mismo amor derramarlo en nuestros hermanos.

Que María nos ayude a mantener esa actitud de “pobre” que no tiene nada, para que Dios, pueda entrar en nuestras vidas a acapararla, a estar dispuesta como María, a dejarnos a amar por Dios y sintiéndonos amados dejar que Él haga su voluntad y en nuestra vida resucitará Jesús a través de su Palabra.

La Palabra se hizo Carne, para habitar en nosotros y hacer a un Dios más palpable, más cercano, más humano, Deuteronomio:
En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente’.
Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos? ¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?

¿Qué es lo que nos da a nosotros la certeza de la presencia de Dios? Es su presencia, es a través del diálogo que podemos tener con Él, ¿quién tiene un Dios como el nuestro que nos escucha, que está en nosotros, cuando nosotros le damos cabida? Todo está en “Si tu quieres” porque la Palabra no está lejos, está en tu Corazón, para que tú no te sientas solo, ni triste, para que siempre vivamos dentro de su ambiente, escuchando su voz, haciéndonos sabios y prudentes, como Jesús, atento a lo que el Padre, le dice.


Salmo 147: Le muestra a Jacob su pensamiento, sus normas y designios a Israel. No ha hecho nada igual con ningún pueblo, ni le ha confiado a otro sus proyectos.

A medida que vamos en un proceso de más intimidad con Dios, nos vamos purificando, y siendo más semejantes a Él, y vamos haciendo, una amistad de confidencialidad, Dios nos va confiando sus planes y proyectos, no porque los necesita sino porque sino que dos personas que se aman, por amor se envuelven, se comprometen en sus ideas, gustos, proyectos…

Es bien sabido que dos personas que andan juntas terminan pareciéndose uno al otro, física, mentalmente, se conocen tanto que se adivinan lo que desean, mis padres vivieron 75 años casados, y bastaban las miradas, para saber que querían o que debían decir, habían cambiado hasta de gustos, mi madre decía que cuando se conocieron, no le gustaban los tallarines y a mi padre le encantaban, después de 75 años los dos lo comían con un gusto. Y mis padres decían: Ya nos conocemos y sabemos complacernos, sin necesidad de hablar.

¿Sabemos cuáles son los proyectos de Dios, con nosotros mismos, con la familia, en el trabajo, en la comunidad? ¿Qué tanto conocemos a Dios y qué tanto nos dejamos conocer por Él, que nos puede complacer? ¿Hablamos con Él permanente que nos sentimos que nos confía cada vez más sus planes? ¿Y nosotros confiamos nuestros planes a Dios?

Mat.5 “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos”.

Dios se ha hecho Palabra, para que además de cumplir la ley, alcancemos la plenitud, y cuál es esa Plenitud, esa VIDA y AMOR en abundancia que nos ha traído Jesús, es la plenitud del Amor, la ley da lo justo, lo que se le debe dar a cada persona, es lo mínimo que se espera; pero el AMOR la supera, porque no mira si es amigo o no, si es bonito, o rico, o bueno, o que tiene vara, es influyente, mira a las personas por que las considera realmente Hijos de Dios y por lo tanto son mis hermanos, un ejemplo palpable del Amor-Vida, es el ladrón en la cruz. Si Jesús aplica la ley, le hubiera dicho: Tú eres ladrón deberías pagar tu delito, no me vengas con palabrerías: el Amor-Vida de Jesús, que le dice “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Jesús mismo en la cruz, no debería morir, porque Él, no cometió delito alguno, según la ley: pero nos amó tanto, que murió por nosotros, por Amor.

¿Y quién ama cómo, Jesús? Aquel que enseña amar a los otros no sólo a cumplir la ley, sino el AMOR-VIDA de Jesús, que es el Reino de los cielos aquí y ahora.

Pidamos a María, que nos enseñe a seguir con firmeza y constancia la Palabra de Dios, que es fácil de cumplirla, Dios no nos impone cargas que no podamos cargarlas.

Julia

martes, 17 de marzo de 2009

Yo te invoco porque Tú me respondes, Dios mío

Martes: Dn 3,25-26.34-43;Sal 24;Mt 18,21-35

Lo que el Señor quiere en este tiempo de Cuaresma, es que lo reconozcamos como lo que es: Nuestro único Dios y Señor, que nuestro amor hacia Él, nos haga amar lo que Él ama, y por amor a Él, seamos capaces de ser cada día más semejantes a la imagen de Cristo. Y seamos como Jesús su complacencia, por eso pedirle Salmo 24, Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza.


Sólo con su gracia lo podemos hacer, pedirle que su Palabra, sea nuestro camino y que nos guie a la Verdad, para estos tiempos difíciles que nos ha tocado vivir Él es nuestra esperanza, ¿Cómo ir integrando la Vida de Jesús en nuestra vida?
Parece imposible; pero es posible, cuando Él, es nuestro Dios y lo dejamos que sea nuestro Salvador, en oración, cada segundo de nuestra vida, hacer que, Él nos guíe, ¿cómo lo hago? ¿Qué harías en mi lugar? Y darle tiempo a que nos conteste, esperar su Palabra con avidez, con deleite, disfrutando de su amorosa presencia, cuando realmente, le amamos, su presencia es como dice Jeremías, más dulce que la miel, y devorar lo que Él nos dice, con confianza, sólo es Amarlo y uno ama, cuando se siente amado por Él, quien no ha sentido su AMOR, VIDA, sus abrazos y lo tierno, misericordioso que es Él no puede dar lo que recibe, y para, eso necesitamos.


Daniel 3, "Por eso, acepta nuestro corazón adolorido y nuestro espíritu humillado,"
Cuando uno ama a Dios, de verdad que duele cometer la menor falta, porque es desagradecer a Dios lo que ha hecho por nosotros, en cada instante de nuestra vida, Él ha velado por nosotros, nos ha amado y protegido, cuando ama a un amigo, esposo, o madre, padre, no quiere ofenderle ni con el pensamiento, más será a Dios, que te ha creado y te conserva por pura misericordia.

Mat. 28 "Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.

Por eso quien ama a Dios como único Señor, con toda su mente, con todo su corazón, y todas sus fuerzas, ama a sus hermanos, sin discriminación alguna, Cristo murió, dice la Palabra haciendo de los dos pueblos, uno sólo, derribando las murallas, de la discriminación, de fe, de raza, de sexo, de ideología, de mi egoísmo, orgullo, altanería, de sobresalir, de que me tomen en cuenta, porque este es más o menos educado, o estudió o no estudió en tal institución, a la verdad que todos somos hechos del mismo barro y no hay diferencia alguna ante Dios.

La inocencia con que nos creó Dios, nos hace ver un mundo bonito, lleno de amor, misericordia, perdón, leía, en un artículo, que la hoja como dice el génesis, con la que se tapó Adán y Eva, no es más que encubrir el pecado, y lo creo así, porque vivir al desnudo significa no tener caretas, las caretas, la usamos cuando tenemos miedo a la VERDAD, que es Jesús, y comenzamos a taparnos, a protegernos, con la mentira, echando la culpa a los demás, o a la situación o circunstancias.

Cuando arrojemos las hojas de nuestras heridas, buscando la raíz de nuestras faltas, nos desnudamos frente a Dios y las caretas se van cayendo una a una y volvemos a tener esperanza, caridad, ya nada nos separa de nuestros hermanos.


Volvamos a Dios que es misericordioso y bueno con nosotros, continuamente nos pone medios para volver a Él, no se cansa de llamarnos, sólo es pedirle, que nos haga dóciles a su voz.

A María, digámosle que nos enseñe a escuchar la Palabra de Dios, que es cercana, humana, amiga, compañera y nos dejemos guiar por el Espíritu Santo para que resucitemos con Cristo en nuestros corazones.

Julia

lunes, 16 de marzo de 2009

Señor si tu quieres ¡Cúrame!


Lunes: 2Re 5,1-15; Sal 41; Lc 4,24-30

Señor, ayúdame a ponerme en tu presencia, no sólo en este momento, sino en cada momento de mi vida, porque sin Ti no puedo amar, no sé confiar, no puedo comprender, en este tiempo que me concedes de Cuaresma, es tiempo de volver a ser, lo que Tú me hiciste, a tu imagen, capaz de pasar por la vida haciendo el bien como Tú lo hiciste.

Mamita María, ayúdame a encontrar en las cosas sencillas la VIDA y el AMOR, basta como Tú Madre, decir ¡Sí! A la Palabra que hoy me quiere regalar, Jesús.

Tu Palabra, se centra hoy en Naamán, que estaba leproso, pero que ni su valor, ni su poder, podían curarle, la sirvienta le aconseja, que vaya a ver a Eliseo, el profeta, él podía curarle, y cuando Eliseo se entera de que el Rey se había rasgado sus vestiduras, él manda a decir a Naamán, que se sumerja en el río siete veces, y luego por consejo de sus soldados, se baña y queda limpio.

Cuántas cosas, nos quieres enseñar Jesús con tu Palabra, primero dejarnos aconsejar de quien menos valoramos, Naamán podía decir ¿Esta sirvienta me va a decir lo que debo hacer? Pero se deja llevar por los consejos y le va bien, ¡cuántas veces nosotros subvaloramos o ni siquiera tomamos en cuenta lo que nos aconsejan los demás, por creernos que sólo nosotros tenemos la razón, que nuestras ideas deben de prevalecer o qué estamos por encima de los demás, Jesús nos enseña, quien quiere ser el superior ha de hacerse el más pequeño y que Dios da la Palabra a los más pequeños, para que le obedezcan, Él quiere que descubras cuán obediente eres a la Palabra de Dios, venga de quien venga, es reconocer que es de Dios y una muestra que viene de Dios es el fruto de Bien, y paz que me da a mí mismo y a los demás.

Luego, Eliseo le manda a sumergirse en el río y Naamán exclama, yo tengo mejores ríos y me manda a meterme en este riachuelo, pero ante Dios, mi querido Naamán, no te valen ni tus ríos ni tus espadas, ni su fama, lo que te va a curar es la obediencia a la Palabra,
Jesús, Tú, nos quieres enseñar, tu “Yo no hago nada si el Padre no me lo dice” y obediente hasta la muerte en Cruz.

Por eso Jesús, hoy me pongo a tus pies, para aprender de Ti, Eliseo, es la prefigura tuya, haz ido preparando a todas las generaciones, para poco a poco, comprender la manifestación del Amor por nosotros, enseñarnos la Obediencia a tu Palabra, que es la que nos cura de la lepra, que hoy queremos reconocer que la tenemos, y que también deseamos que nos enseñes a desear curarnos porque sólo tú puedes curarnos, el agua del río es signo del bautismo que nos deja limpios, pero también es el sacramento de la penitencia, en la que libre y voluntariamente por amor a ti, te decimos, ¡Señor, cúrame! Porque estoy enfermo y no me daba cuenta, pero ahora que te veo y que veo no sólo depende de mi querer sino que también de tu gracia, la gracia quiere que yo lo acoja, y mi alma quedará sana.

A tanto amor manifestado por ti, mi Jesús, a mi corazón sólo le sale corresponderle, quiero amarte siempre, mi Señor, ahora y siempre. Y al amarte a Ti, me hace amar cada vez más a mis hermanos, porque yo no soy ni mejor, ni peor que ellos, simplemente somos hermanos en Ti ,y por eso no hay ninguna barrera para dejar de amarlos, tu CRUZ, derribó todos los muros que nos separan.

Mamá, haz que como tú, sea obediente a la Palabra que hoy Dios me ha regalado.

Julia



El Señor es compasivo y misericordioso

14- 03- 09
Miq 7,14-15.18-20; Sal 102; Lc 15,1-3.11-32

Pongámonos en la presencia de Dios, y démosle gracias porque es eterna su misericordia, hoy al recordar, tantos beneficios del Señor, Dt 32,10, así me encontró Dios, en pleno desierto, en plena soledad rugiente; en ese entonces mi vida, era llena de resentimientos, odios y amargura; pero Él, me curo, me alimentó con su Palabra y me amó como a la niña de sus ojos y me llevó sobre sus alas, como el águila lleva a sus polluelos, ¡Qué grande es Dios! ¿Cómo no recordar las maravillas que ha hecho Dios en nuestra Vida? Sería ingrata, si no dijera como el salmista ¿Cómo le pagaré al Señor, todo el bien que me ha hecho? Le pagaré cuando hasta el último día de mi vida proclame las maravillas que Él ha obrado en mí.
Con esa actitud de reconocer lo compasivo y bueno que ha sido Dios con nuestras vidas, comencemos este día, cada lectura de hoy es preciosa, me gustaría detenerme en cada lectura y en cada versículo, pero sería no terminar nunca, la Palabra de hoy son más dulces que la miel, penetran hasta el fondo de mi corazón, y siento a un Dios, que muere por mí, para que yo viva.
En la lectura d Miqueas, nos habla del Pastor de Israel, Volverás a compadecerte de nosotros, aplastarás con tus pies nuestras iniquidades, arrojarás a lo hondo del mar nuestros delitos, El que con su Palabra nos va devolviendo la Vida, porque no se acuerda de nuestras culpas, es el Dios, todo Amor, que te ha esperado, te ha buscado, que te ha sufrido, Él conoce, tus penas y sufrimientos, porque las cargó sobre sus espaldas, cuando recién me accidente, yo estaba, inconsciente, pero yo me acuerdo que todos esos días, en que ni los doctores daban una respuesta de que si vivía o no, Jesús me hablaba, y me decía, que no sabía lo que me pasaba, lo único que hacía era abrazarme y lloraba profusamente conmigo, se conmovía al ver mi estado, y me consolaba, Él se olvidó completamente de lo mala que había sido, se olvidó totalmente de mis pecados y me abrazó, como una hija muy entrañable, Él perdona, aunque ni tú misma te perdones, ni seas conscientes de tus faltas, ni te aceptes como eres.

Una Palabra, que a mí me ha hecho tanto bien es, ¡Aunque tú no creas que Dios te ame, Él siempre te amará! Y a mí me reconforta porque veo que Dios no necesita de mi, para que su Amor exista, sino que soy yo la que lo necesita, en verdad yo siempre pensaba, que Él necesitaba de mi, por eso me buscaba, ni siquiera mi oración, ni mis misas le hacen a Él más grande, yo me hago más grande cuando vuelvo a Él, en la oración, cuando voy a misa a agradecerle por lo bueno que es, cuando me confieso, soy yo la que salgo ganando, cuando ofrezco mis sacrificios, las limosnas, creemos que hacemos el bien y somos nosotros los que vamos recuperando, ese ser AMOR que da Vida a los demás, porque cada vez que oras, que vas a misa, que te confiesas, que das limosnas, tu corazón, mente y voluntad se va liberando del pecado, de lo inmundo que somos, Él nos da un corazón nuevo, nos restituye su mismísimo CORAZÓN, y te renueva del todo, como una nueva recreación, Salmo de hoy:
Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos.

Hoy Dios se alegra al vernos de vuelta, y me pregunto ¿Hay relación entre mi pecado y el Amor de Dios? Ninguna, Tan grande es mi pecado, muchísimo más grande es su misericordia, me ha esperado para la gran fiesta, Luc 15, sin preparar ningún discurso, de humillación, ni para avergonzarme y mucho menos para traumarme o acomplejarme de mi miseria, al contrario, sus ojos se han desgastado de tanto mirar por dónde llegaría y su corazón se ensancha cada vez más, para restituirme, para devolverme todo lo que había perdido, y no deja que nada obscurezca la fiesta que me tiene preparada.

Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos.

Qué bueno es nuestro Dios, pero mucho más bueno es sentirse perdonado, amado, quien no experimenta ese amor, jamás se podrá comprometerse con esos abrazos y besos, porque seguiré siendo la misma amargada de siempre, la misma controladora, cuando se siente comprometida con ese amor de Dios, no por compromiso, sino que te sale responder por el tamaño de tu culpa y el tamaño del Amor de Dios, cómo te podré pagar.

Cuando fui al primer retiro de la comunidad, Dios me dio la gracia, de ver mi vida como una película, era una película de odio, resentimientos, altanería, orgullo, vanidad, y sobre todo me dio la gracia del arrepentimiento, desde que era mocosa pensaba que Jesús, había muerto por las puras, porque el mundo seguía igual, pecados y más pecados, pero cuando vi que con mi vida yo había pasado por el cuerpo de Cristo, dejándolo llagado, sangrando, enlodado, humillado en mis hermanos, yo lloré como tres meses y lloraba e cualquier sitio, ¿Cómo había pasado por la vida de mis hermanos?

Y sentí que Jesús me decía: Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies.

Me sentí tan feliz, porque me restituía, la inocencia, la confianza, la esperanza, me hizo creer que su VIDA y AMOR, es para aquí y ahora, no para después de muerta, por eso lo amé y me enamoré de Él, y no quiero apartarme de Él jamás, y si de alguna manera puedo pagarle es, poniéndome sus sandalias y darle a conocer su misericordia.

Cuando salí de ese retiro, me sentía también que me dije esta felicidad no es sólo para mí y comencé a orar con mi familia y en mi barrio Dios formó una fraternidad y así fuimos cambiando ambientes de discordias e incomprensiones en ambientes de mucha misericordia, reflejando la misericordia de Dios en nuestras vidas.

Julia.

lunes, 9 de marzo de 2009

Cuaresma, tiempo de entrenamiento espiritual para crecer en la fe y en el Amor

Romanos 5,3-5


Busquemos un lugar, el mejor es estar frente al Sagrario, si no se puede en nuestra casa que nos llene de su presencia, para dialogar mejor y ese tiempo dediquémoslo, a penetrar el corazón de Dios y ver que Él, nos ha dado este tiempo en la tierra y en especial la Cuaresma, para conocerlo y saber de qué estamos hechos nosotros, porque si nos creó a su imagen y semejanzas, es en oración, en su Palabra, que es Vida y Amor concreta, palpable, donde vamos a descubrir nuestra esencia, nuestro Ser.

Para ello, necesitamos hacer ejercicios, cada día, como los atletas que todos los días, hacen ejercicios para estar en forma y alcanzar la meta, así nosotros en oración diaria y permanente, podremos cada día ir creciendo en fe, esperanza y amor, hasta formar en nosotros el mismo corazón de Dios, esa es nuestra meta.

Dicen que en el corazón de una buena madre, se refleja el amor de Dios, ¿Por qué? Porque es como dice en 1 Cor, 13, un amor desinteresado, que no calcula, que no lleva la cuenta de nada, que todo lo perdona, todo lo tolera, todo lo entiende, comprende.

Ayer domingo se recordaba la transfiguración, allí Cristo en oración con sus discípulos, llegan a la presencia y gozo total que da la presencia de Dios, hasta ganas de decir no salgamos de aquí, aquí hagamos una tienda, donde gocemos de esa presencia; pero Jesús siempre humano y sin perder el fin para que había venido, les dice: nuestros hermanos nos esperan, bajemos a la tierra y viviremos y cambiaremos la faz de la tierra, no son las cosas materiales las que cambian nuestros ambientes, ni lo que dicen o hacen o dejen de hacer los demás, lo que cambia la faz de la tierra es tu interior si está lleno de paz, dará paz, si está lleno de esperanza, irradiarás esperanzas, a mí nadie me puede quitar lo que llevo adentro.

Si cada día hago ejercicios de superar las tribulaciones, eso me va dando paciencia cada día, si la ejercito con el diálogo, si me voy habituando a tener actitudes de escucha, de misericordia, de no juzgar, de no pelear, ni gritar, eso hace cada vez más fuerte mi vida interior donde va naciendo, creciendo y fortaleciéndose nuestro Cristo Interior, que ya pueden venir situaciones de tentaciones de pelear, juzgar, rajar, de no comprometerme, de vida fácil, pero mi virtud, se va probando en la medida que fortalezca mi Cristo interior, y va alimentando una esperanza que no falla, porque se verá sostenido por el Amor de Dios, que ve nuestros esfuerzos, y nos sostiene por el Espíritu de su Hijo que no permite que caigamos en la tentación y nos va librando cada día de hacer el mal a nosotros mismos y a los demás.

Queridos hermanos, pidamos a María, que prosigamos con determinación y perseverancia nuestro camino de conversión cuaresmal, para que, con la luz de la palabra divina y la alegría de sentirnos hijos amados de Dios, nos transformemos en verdadera imagen de Cristo.

Julia

sábado, 7 de marzo de 2009

No tengas miedo, el Espíritu asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios

En efecto Dios nos ha hecho semejantes a Él, según el Espíritu de Jesús, que nos ha dejado. Ese Espíritu es el que nos hace poner en oración cada mañana, cada momento del día en comunicación con Él, podemos hacer de nuestra vida una gozada, viviendo de su presencia, que es humana, fraterna, concreta en su Palabra, por eso pidamos a ese mismo Espíritu, que nos ponga en actitud, como la de María, en espera confiada que Dios, obrará maravillas en nosotros, cuando nosotros somos obedientes a su Palabra y nos dejamos guiar por el Espíritu de Ella: La escuchamos, asimilamos, vivimos y la predicamos, porque esa es la voluntad de Dios.

A mí encanta, Jesús, cuando dice conmigo no tiene poder el diablo, por eso voy al Padre, y Pablo nos dice: Rom7, 24 ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte? Porque es consciente que sólo la gracia de Dios, le basta para superar sus debilidades, no es nuestro esfuerzo, ni nuestra voluntad, es Dios, quien nos la da gratuitamente a todos, pero ¿Quién es aquel que la acoge? Aquel que como Pablo dice: Rom 7, 20 Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí.
21 Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta.
Toma conciencia de su debilidad, de la carne frágil y pecadora; pero que Dios, con su gracia, sale al encuentro a rescatarla, porque Él ha modelado el corazón del hombre, por eso lo conoce y lo comprende, y lo atrae hacia asimismo y lo rescata, depende de nuestra actitud humilde.

Yo me acuerdo, que cuando recién iba las pautas, yo salía entusiasmada y me decía con firmeza, ¡Ahora, si voy a ser humilde! No decía que Dios me de la gracia de hacerme humilde, y salía con mis propios puños a ser humilde, y luego no bien me decían algo, salía mi orgullo, mi cólera, que nadie puede humillarme, y luego en la noche en el examen de conciencia me decía ¡la fregué! Porque peleé con esta, grite al otro, humillé a mis alumnos, hasta que un día Jesús, me dijo, y yo le creí, y me hacía feliz que me lo diga ¡Yo mismo te voy a enseñar a ser humilde!

Para que puedas hacer el bien que quieres hacer, serás humilde cuando dialogues y no grites, cuando preguntes las razones de la conducta de las personas y no las juzgues, sobre todo cuando ames a las personas como Yo las amo, ¡Qué tranca! A mí me parecía imposible, pero yo le había dicho a Jesús, Tú has de mi lo que quieras, yo estoy dispuesta a vender todo, no me preguntes nada, Tú actúa, te doy mi libertad, y ¡Eureka! Encontré el Amor de mi alma, y no lo soltaré jamás, empecé a amar de corazón, como Jesús quiere que los ame, y empecé a dialogar, a pedir razones, a tolerar, comprender, y aunque a veces llamaba la atención a alguien, sentía que lo hacía por amor y eso es otra cosa, porque uno lo hace con compasión y no creyéndome que era mejor, porque tengo las mismas debilidades y en las circunstancias que la gente actúa mal, yo hubiera actuado peor que ellos, y cuántas veces lo he hecho.

ROM-8, 14-17 Y Conforme vamos dejándonos guiar por el Espíritu, vamos siendo cada vez más semejantes a Cristo, y reconoceremos que amar, actuar como Él es lo más natural en nosotros, es el Espíritu de Jesús que nos hace reconocer a Dios como Padre, y nosotros somos sus hijos y si somos sus hijos hemos recibido como herencia su AMOR que es VIDA para muchos, hay que encontrar lo que nubla el Espíritu de Dios que habita en nosotros, y entrar allí en lo profundo del corazón, pedirle al Señor, que nos haga ver la raíz de nuestras debilidades.

Me acuerdo, que estando ya en la comunidad un buen tiempo, una compañera de trabajo me echó llave por afuera del baño y me dejó encerrada, y yo me asusté no sé porque tuve terror, y cuando abrieron la puerta salí, con tanta cólera, un odio inexplicable y no le hablé a pesar de las disculpas, y en oración le decía a Jesús, yo quiero amarla, por qué no puedo hacerlo, y un día en misa, Jesús me dijo cuando lo alzaban en la consagración, ¿No me perdonas? Pero la cara que veía en la hostia era de una profesora de primaria, que varias veces, me había castigado encerrándome en el salón después de clases para que cumpla mi tarea, y me salió, ¡a ti no voy a perdonar! , a mi mente, mi corazón, vino el recuerdo de todo lo que significó esos encierros, un odio hacia mi profesora, que tuvieron que cambiarme de colegio y ¿cómo es que aflora este hecho? Porque Dios quiere curarte desde dentro, lo único que había hecho Dios era sacar lo que yo creía olvidado, perdonado.


Ese día tanto era mi odio, que no comulgué y las misioneras me enseñaron a hacer un caminito de perdón, yo había reflejado en mi compañera, el odio a mi profesora, pero a Jesús, le decía ¿Por qué tengo que perdonarte a ti si Tú no me has hecho nada, al contrario has dado la vida por mi? Es que Yo estoy en mis hermanos.
Yo creo, que lo más natural en nosotros es AMAR dando VIDA, y me parecía mentira amar a quien tanto daño me hizo, y uno se siente feliz, despejada, cada vez que uno encuentra la raíz de nuestras faltas, hay más luz para entender la Palabra y somos más dóciles al Espíritu de Dios, que habita en nosotros y nos hace actuar como Jesús.

Pidamos a María que nos haga dóciles al Espíritu Que hace que Cristo se haga carne en nosotros y actuemos realmente como hijos de Dios.
Julia

viernes, 6 de marzo de 2009

obedece como Jesús, para ayudar a la salvación de muchos

Hebreos 5, 7-9

Nos ponemos en el ambiente de Cuaresma, ambiente en que Dios manifiesta su amor al hombre sin fronteras, sin límites, sin condiciones, es un tiempo de volver a nuestro amor primero, cuando descubrimos que Él era nuestro AMOR y VIDA y lo seguíamos a donde Él fuera, Dios nos quiere llevar en este tiempo, a volver a la VIDA que Él inició en nosotros de inocencia, de fraternidad, de buscar su Palabra y obedecerle porque en Ella está la VIDA y el AMOR para lo que fuimos hechos.


En este tiempo , es como a esa niña que la robaron los gitanos y se crió, y formó como gitana, hasta que sus padres la encontraron y le dijeron que ella no era gitana y que tenía otro nombre, pertenecía a otra familia, y cuando la niña, vuelve a su hogar, recupera su identidad, su familia, su ambiente; para mi esa es Cuaresma, un volver a nuestra propia identidad, que no sé qué o quiénes nos la robaron.
En este tiempo del amor inmenso del Padre hacia nosotros, nos manda a Jesús, para que nos enseñe el camino, a través de su Vida y Palabra, Juan 3,16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.


¿Y cómo nos enseñó Jesús? El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente, la actitud Jesús es de “reverencia” y ¿qué es reverencia? Respeto o veneración que tiene alguien a otra persona y una persona merece respeto cuando la otra persona es confiable, cuando se ha ganado el amor de la otra persona, la actitud de Jesús es de confianza y Amor hacia el Padre, por eso el Padre lo hace su Hijo muy amado, en quien se complace porque sabe escucharle, y el Padre atiende a sus súplicas por esa misma actitud de que el Hijo quiere cooperar y aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen.
Jesús no obedece por obedecer, ¿Qué hay en su mente, en su corazón, en su voluntad, para obedecer?

La Palabra del Padre, quiero que todos los hombres se salven, y la única manera de salvarnos e s la de Jesús, obediente hasta la muerte y muerte de cruz, por mis hermanos, los haré que vivan una vida y una Vida en plenitud, para eso ha venido Jesús, a ser nuestro compañero de destino, nos quiere hacer volver al Padre, en fe, esperanza y amor, para muchos.


Hay un cuadro que me encanta ver: el cuadro de la Creación, el Padre uniendo su mano a la de Cristo y Él con sus brazos en la Cruz uniendo a la humanidad es como si Él fuera el cordón umbilical, que une a todos nosotros en el Padre a través del Amor.
El Señor nos pregunta ¿Cómo es que nos separamos de ese cordón? ¿Cómo es que perdimos nuestra identidad? ¿Quiénes fueron los que cortaron ese Cordón o nos robaron cambiando nuestra identidad? Nos toca introducirnos allí en el fondo de nuestro corazón, buscar aquello que nos aparta de Dios, y por qué, aún ahora habiéndole visto y oído nos alejamos de Él.


En este tiempo, tiempo de la Palabra de Dios, de volver a Ella, con la misma fe, confianza y Amor que Jesús, tenía hacia la Palabra del Padre, busquemos ser obedientes como Él, para salvación de muchos, empezando por nosotros mismos y de nuestros familiares, del mundo entero.
Pidamos a María nuestra Madre, que nos preste siempre su ¡SI! A la voluntad del Padre, a escucharle y colaborar con su Reino de amor, de paz y de justicia en cada uno de nuestros ambientes.
Julia