PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

martes, 22 de diciembre de 2009

Proclama mi alma la grandeza del Señor

Salmo:

1S 2,1.45.6-7.8abcd

R. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador.

Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
R.

Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía.
R.

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.
R.

Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria.
R. Evangelio:

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 46-56

En aquel tiempo, María dijo:

- «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor.





Que maravilloso amor el de nuestro Padre Dios, que tiene el deseo, la voluntad y el poder para cambiar nuestra suerte, nuestro sentir, nuestras vida toda, como dice el salmo:

Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria.

Nos hace salir del sufrimiento del lecho de dolor, se compadece de nosotros y nos da una vida nueva diferente por completo a la terrenal, una vestidura gloriosa, ya Miguel (mi esposo fallecido el 1912 09 y resucitado) esta sentado entre príncipes, todos los hijos del rey de reyes, ya le han recibido y estan acompañándose, ya recibió la herencia prometida, y nos espera para compartirla.

Que el Señor nos regale la Gracia que le dio a Miguel : la conversión para poder conocer a Dios como Padre bueno, amigo sin igual, confidente, Padre, rico en Misericordia tierno, dulce lleno de Amor.
y desde ya podamos cantar como nuestra Madre Maria: proclama mi alma la grandeza del Señor, cambió nuestra suerte, del dolor pasamos a la felicidad de encontrarnos con El en la Gloria preparada para nosotros.

A los ricos a los que creen que sin Dios se puede vivir los hace reaccionar porque a los humildes los ensalza los levanta y lo hace solo por la fe que imprime en nuesto corazón cuando se abre a este amor maravilloso.
los amamos en Cristo y María.

Miguel y nila

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Deja que la Trinidad despierte en ti la fe ¡Ábrele tu corazón!


Isaías 45,8; Salmo 78,18-19

Todo el mensaje de Adviento es de alegría, pero una alegría llena de esperanza, que nos da seguridad. Como siempre dispongámonos a hacer un diálogo con Dios, querido deseado tanto por mí, como por Dios, es un deseado encuentro, por lo tanto está cargado de alegría, de esperanza, como el pueblo de Israel, nosotros también roguemos, Padre ¡Cielos, destilen el rocío. Nubes, lluevan al justo. Abrase la tierra y germine la justicia! Is 55,10

Os 2,23

Sal 85,12

8

¿Cuándo se desea tanto algo? Cuando deseamos pasar de lo malo a lo bueno o de lo bueno a lo mejor o de lo mejor a lo excelente ¡Destilen rocío! El rocío amortigua la sed, el calor, las situaciones candentes, por eso deseamos que vengas, por que deseamos que mores entre nosotros, Tú seas el que alivies nuestros males, tú eres el rocío que nos traes la salvación, refrescarás nuestras mentes, quizás obtusas que no ceden al cambio, que se han instalado y están bien, aunque sus hermanos sientan el fragor de sus problemas e inquietudes.

A veces, mi corazón cerrado al perdón, pide, Nubes, lluevan al justo, para que acabe con mi dureza de no perdonar, que mal se siente uno cuando no perdona, yo he vivido muchos años, odiando y sé que cuando uno encuentra a Jesús, es como esa nube que llueve al Justo, porque se siente libre de pesos innecesarios, pero que a veces nos gusta cargar. Digamos con fe: Ven Jesús, que germine la justicia en mí, que germine en mi el derecho de reconocer en cada ser humano a mi hermano, al derecho que tiene de ser amado, defendido, escuchado. ¡Dios manda al Justo lo más pronto a mi corazón, para que rebose de alegría, en esta navidad.!

Is 55,10

Os 2,23

Sal 85,12

8

Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta tu poder y ven a salvarnos.

Cuando tú vengas Jesús ¿Qué nos traerás? Seré su Pastor y les traeré la seguridad, para caminar hacia el Padre, les traeré la luz de mi Palabra, para que me amen, la guarden y morar en su corazón, quiero un corazón que me ame que me sea fiel, que pueda administrar los tesoros de mi corazón, tal como lo soñé. Uds. Son carne de mi carne, son el corazón de mi corazón, porque los hice así con inmenso amor, para que sean como Yo, que soy Amor.

Ese es el poder que les traigo, el poder amar, con ese amor que te salva a ti mismo y salva a los demás.

Madre Querida, regálanos, el ser dóciles a la Palabra que viene hecha carne, en Jesús y que esa Palabra nos haga morada de la Trinidad y dar a todos los que nos rodean el poder salvarnos unos a otros.

Julia

martes, 8 de diciembre de 2009

Abre no lo dejes esperar

Lucas 11,5-8; Lucas 19, 41-44

Pongámonos en la presencia de Dios y avivemos nuestra mente, para crear un ambiente de paz; un lugar adecuado donde nosotros y Dios podamos, abrirnos uno a otro al diálogo, a dejar fluir su Amor-vida, en nosotros.

Hagamos una composición de lugar, de espera, cuando uno espera a una persona, yo me acuerdo, que mi papá, trabajaba fuera de nuestra casa, de lunes a viernes y nosotros esperábamos con ansias el sábado, y nos levantábamos tempranito a esperarlo y como el carro lo dejaba a tres cuadras, nosotros corríamos a quien gana y llega primero a los brazos de mi padre, eran realmente momentos de felicidad y por su parte mi padre, nos veía dejaba su carga a un lado y nos abría los brazos para acogernos.

Que sea esa nuestra composición de lugar, momentos de encuentro esperados tanto por Dios como por nosotros.

Y esos momentos son de diálogo, de amor, de encuentro ¿Cómo lo harían los apóstoles, teniendo a Jesús a su lado? Ellos como cualquier judío supongo que sabían orar en forma personal y comunitaria como lo hacían en su sinagoga; pero la presencia de Jesús, les hizo sentir una necesidad de aprender a vivir y convivir como Jesús con el Padre.

Jesús nos enseña hoy a orar como el vecino inoportuno, que insiste hasta que el amigo le concede lo que le pide; Él ha estado esperándonos con ansias y nos abre su corazón, para concedernos lo que le pedimos.

Jesús nos dice, déjate guíar por el Espíritu Santo, Él te va a enseñar a orar con los gemidos del Padre, para que tu oración no sea egoísta sino que lo busque y poder dar a mis hermanos lo que Él me quiere regalar. A veces Dios no escucha nuestras oraciones, porque pedimos a veces lo que no nos conviene; o porque vamos dispuestos a presentarle nuestra lista de pedidos, y no buscamos hacer su voluntad; Dios quiere que nos presentemos, como el amigo inoportuno, no tengo nada, nada que ofrecerte, pero tú lo tienes todo y si tú crees que eso me conviene, o recibo porque me conoces y sobre todo me amas y yo como te amo quiero complacerte haciendo tu voluntad.

El por ser amigo nos va a complacer y por ser humildes, insistiendo, tocando su corazón con el mío.

Jesús viene hoy a nuestra casa para traer la salvación con la fuerza de su Palabra; pero Jesús se conmueve hasta llora por la dureza de nuestro corazón, Él viene feliz, a darnos el encuentro; pero a veces le damos la espalda, cerramos nuestro corazón a este tiempo de gracia,

No lo hagamos esperar, es tiempo de aprovechar el paso de Jesús por nuestras vidas, viene a traernos la paz, la alegría y nosotros como Jerusalén, hemos prostituido su venida, con el comercio, los árboles, papá Noel; teniendo tantos ídolos en el corazón, ¿Por qué lloras Jesús? Porque tu corazón es mi casa y sin embargo está convertida una cueva de ladrones, de cambista. ¿Quiénes habitan en tu mente, en tu corazón? ¿Por qué te dejas robar lo más sagrado que hay en el fondo de tu alma? ¿Con que los has cambiado?

La Oración de hoy nos pide un cambio de actitud de convertir mi corazón en una casa donde pueda morar, todo un Dios que se abaja para estar con nosotros y en medio de nosotros? ¿Cómo lo vamos a recibir en casa, en el ambiente de trabajo, de la universidad, de nuestros vecinos?

María ¡Qué delicadeza la tuya para esperar a Jesús, yendo donde tu prima a servirle, a darle la alegría de las promesas cumplidas, la salvación para todos, llevando tu fe que te hace feliz y haces felices a todos aquellos que te rodean! ¡Regálanos la dicha de ser como tú

domingo, 6 de diciembre de 2009

El Señor es grande y estamos alegres porque todos veremos la salvación de Dios

Salmo responsorial Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6

Pongámonos en la presencia de Dios, del Dios que hace tanto por nosotros, cada día, cada segundo de nuestra vida, está lleno del Amor de Dios, por eso que obra maravillas, Él es nuestra alegría y nuestro corazón lo ensalza y nuestra boca no deja de cantar sus alabanzas. El cambió nuestra suerte de grandes pecadores a ser sus adoradores, es decir buscamos su Palabra, para escucharla, asimilarlas, vivirla y predicarla.

Esta época de Adviento, es época de cumplimiento de todas sus promesas, que “estará con nosotros” y se quedará entre nosotros hasta el fin de los siglos. Este Adviento es época de alegría, de llenarnos la boca de esperanzas, de ilusión, porque Aquel que estaba en los cielos ha bajado para cambiar nuestra suerte, nuestro destino, porque para eso viene Dios, hacernos felices en convivencia con Él, para eso nos ha creado.

Baruc 5, 1-9

Tanto esta profecía de Isaías como la evocada en la primera lectura (Baruc 5, 1-9), se habían escrito cinco siglos y medio antes de Jesucristo, cuando los judíos se preparaban para emprender el camino de regreso a Jerusalén después de su destierro en Babilonia. La liberación de aquel cautiverio en el que habían permanecido durante cuarenta años

En el texto del profeta Baruc, es Dios mismo quien “ha ordenado que sean rebajados todo monte elevado y los collados eternos, y colmados los valles hasta allanar la tierra, para que Israel marche en seguro”. Ese Israel, es nuestra propia vida que conducida, por Dios nos hace ligero el camino, ante la presencia de su Palabra, Los caminos se vuelven llanos, Jesús nos dijo: los que están fatigados y cansados vengan a Mí, que Yo los descansaré.

Eso es lo que hace un camino llano, AL AMOR-VIDA, porque el que está lleno de cargas, no puede ayudar a los hermanos, a los que nos rodean, más bien aumentamos sus cargas, con nuestras insinuaciones, caprichos, desánimos, heridas.

Hagamos la prueba, de llenar un saco de piedras, y llevarlos sobre los hombros hasta cierto trecho, a ver si nos cansan y no nos permiten avanzar, aún cuando el camino es llano (camino con hermanos que te ayudan, una comunidad que te ofrece la Palabra, para descargar nuestras heridas, remordimientos, angustias… etc.); pero Dios no te ha hecho para eso, te ha hecho para vivir una vida sencilla, solucionando los problemas uno a uno; y verás que el peso del saco vamos sintiéndolo cada vez más liviano, cada vez que nos curamos con la gracia de Dios, nuestras heridas, remordimientos, angustias… etc., es como ir echando a los huecos piedras y el camino se va rellenando de paz y alegría, gozo que nada ni nadie te lo puede quitar.

Es el camino que conduce al reencuentro con Dios es necesario no sólo recorrerlo sino rehacerlo, allanando los senderos y enderezando lo torcido. Hoy diríamos, repitiendo el verso de los “Cantares” del poeta Antonio Machado: “Caminante, no hay camino; se hace camino al andar”…

A pie se marcharon, conducidos por el enemigo (piedras que llevamos) pero Dios nos devolverá con gloria, como llevados en carroza real. Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados y a las colinas encumbradas, ha mandado llenarse a los barrancos hasta allanar el suelo, para que tú, camines con seguridad, guiado por la gloria de Dios. Ha mandado al boscaje y a los árboles aromáticos hacerte sombra. Porque Dios nos guiará con alegría a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.

Lucas 3, 1-6

En el de Isaías, evocado por el Evangelio, hay una exhortación específica a que los beneficiarios de la acción liberadora de Dios colaboren activamente en la preparación del camino. “Una voz clama: ‘En el desierto abrid el camino a Yahvé, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios’...”.

Juan el Bautista en el desierto, anuncia, la Palabra que proviene de Dios y llega a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, es una promesa para quienes efectivamente se dispongan a encontrarse con Dios, rectificando lo que hay que rectificar, corrigiendo lo que hay que corregir. “Ver la salvación de Dios” es decir, experimentar vitalmente su acción liberadora, que Él ha querido realizar por medio de Jesús, Dios hecho hombre, Hijo de Dios e Hijo del hombre.

Este tiempo litúrgico del Adviento, implica también una esperanza activa en su venida gloriosa y definitiva al final de los tiempos, que para cada uno de nosotros, en convivencia con la Trinidad pasemos a la eternidad.

Preparémonos, pues, para que en las fiestas de Navidad podamos realmente ver la salvación que quiere realizar el Señor en cada uno y cada una de nosotros, si lo dejamos actuar en nuestra vida. Tal salvación sólo es posible para quien quiera de verdad convertirse a Él saliendo del cautiverio del egoísmo, de la violencia y de la injusticia, rectificando lo que hay que corregir para ponerse en camino, con la ayuda de Dios, hacia el encuentro pleno y feliz con Él en una verdadera comunidad de amor.

Madre Querida, que este adviento nos traiga la alegría de allanar nuestros caminos y allanar al de nuestros hermanos, para disfrutar del AMOR-VIDA, que es el REINO, que Jesús vino a ponernos en nuestras manos, de barro, pero Él se confía. Gracias Mamá María.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Amo al humilde que se estremece ante mis palabras

“Así habla el Señor: El cielo es mi trono y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa podrán edificarme ustedes y donde estará el lugar de mi reposo? Todo esto lo hizo mi mano y todo me pertenece - oráculo del Señor- El hombre en quien yo me fijo es en el pobre y afligido que respeta mi palabra”. Isaías 66,1-2


Señor ¿Qué es el hombre para que te fijes en él? ¿Que los hijos de Adán para que pienses en ellos?

¿La mirada del Señor sobre mi vida, sobre lo que yo soy? Teniéndolo todo, el Señor me dice que se fija en el hombre, pero ¿Cómo tengo que ser para retener esa mirada, que clase de hombre?

El, viene a buscar al pobre, no busca juntarse ni convivir con los sabios y entendidos, sino en mi corazón, en un pobre corazón necesitado, dependiente, desnudo y con mucho frío, con muchas ansias de su Calor, sediento y hambriento por completo de El, de su presencia de su Poder, de su fuerza porque sabe que solo no puede, que ni la ciencia, ni la riqueza, ni el poder ni nada puede darnos lo que necesitamos.

Es verdad, viendo a mi esposo estos días agonizar, cada día, siento, palpo que el hombre no es nada, nosotros no tenemos ningún poder para dar vida, salud, ¡nada!, el poder viene de Dios, hasta los que decían que no creían en el, le ruegan, se postran y reconocen que el es Dios, que nosotros somos solo pobres criaturas impotentes, eso, sin poder para nada.

“Yo vuelvo mis ojos hacia el que se reconoce pobre, humilde, arrepentido de su autosuficiencia, de su soberbia, de haber pensado que podía algo sin mi. (JN 15,5)

El lugar de reposo que yo quiero, mi lugar de descanso, la morada que yo prefiero es un corazón, tierno, humilde, contrito, que no se engríe, un corazón que se estremece, que respeta, que ama mi Palabra.

Felices los que tienen el espíritu del pobre porque de ellos es el reino de los cielos.

El Señor lo único que nos pide es dejarnos amar, dejarnos hacer, ponernos en sus manos, dejarnos revestir por su Palabra, de su Gloria, de su justicia para poder tener fuerza, fe, esperanza, y poder ser después testimonio de lo diferente, de lo grande que es una vida que convive con El.

”Quítate tu vestido de duelo y desdicha y vístete para siempre con el esplendor de la Gloria de Dios, reviste cual un manto la justicia de Dios, ponte como corona la Gloria del eterno porque Dios mostrara tu grandeza a todo lo que hay bajo el cielo,

Estos días la liturgia de la Iglesia nos hablaba de la casa que esta construida sobre roca, que no es arrasada por los vientos y las lluvias, las aguas. Y experimentaba el poder de la Palabra, en nuestra vida cuando nos alimentamos de ella diariamente, en todo momento, pueden venir mil dificultades y de toda clase, pero la casa, mi vida, mi corazón, no se derrumba, no se muere, se sacudirá un poco, se doblara como un junco, pero no llega a romperse, no llega a destruirlo o arrasarlo nada, porque Dios vive dentro de mi.

Dios te llamará para siempre paz en la justicia, y gloria en el temor de Dios.

Dios nos ha destinado un nombre, una identidad para la vida eterna, desde aquí podemos ya disfrutarlo, podemos vivir honrando ese nombre, gozándonos en El, soy Paz, soy la gloria de Dios en Jesús, en su amor perfecto para el Padre. Cuanta dicha El Señor nos ofrece cuanta paz, solo necesitamos decirle:

“Estate Señor conmigo siempre, sin jamás partirte, y cuando decidas irte llévame Señor contigo porque el pensar que te iras me causa un terrible miedo de si yo sin ti me quedo, de si tu sin me te vas. Si tu vida no me das yo se que vivir no puedo….Himno de la Liturgia de las Horas)

El amor del Señor hacia el humilde no es un sentimiento, o algo bonito de oír su amor es una experiencia, es una presencia en cada persona que te acompaña en estos momentos de dolor, de temor, su amor esta en la ayuda que se recibe, en la visita del sacerdote, en los sacramentos, la Eucaristía que te traen a casa cada viernes, en el consejo, en las oraciones y en el apoyo de mi comunidad Verbum Dei así experimento el amor de mi Dios en mi vida: en hechos concretos.

Danos Señor un corazón humilde, pobre, necesitado de ti, de tu Palabra, honrando el nombre que nos has dado ya en Jesús, para que vivamos como hermanos, sujetos unos a otros en el temor de Cristo, para que nuestro amor fraterno sea sin fingimiento, sea un amor sincero que te glorifique en cualquier circunstancia.

Madre Santísima, ayúdanos, a poder cada día reconocernos pobres de espíritu, humildes y sinceros para reconocer nuestros fallos, para así poder retener al Señor en nuestra casa, bendícenos Madre para alabar a Dios en todo momento, como Tú que aun sin saber ni entender nada, lo alababas.

Nila