PAUTAS DE ORACIÓN

El objetivo de este Blog es ofrecer a las personas que deseen aprender a orar con la Palabra: Pautas de oración.
Desde nuestro encuentro personal con la Trinidad y con María, deseamos que se contagien y deseen tambien hacer una oración contemplativo - Apostólica, que les lleve a anunciar la Buena Nueva.
Es propio de nuestro Carisma escuchar la Palabra, Asimilarla, Vivirla y Anunciarla.

viernes, 10 de julio de 2009

El que ama al Padre ama al Hijo

I Juan 5,1.2; I Juan 3,20

Salmo 37, [3-5] Confía en el Señor y practica el bien; 3 habita en la tierra y vive tranquilo: que el Señor sea tu único deleite, 4 y él colmará los deseos de tu corazón. 4 Encomienda tu suerte al Señor, 5 confía en él, y él hará su obra.

Tú mi delicia, Señor. Cuando veo y saboreo lo bueno que eres, eres mi delicia, cuando experimento tu cercanía y tu ternura infinita, eres mi delicia; cuando tan dulcemente hieres lo más profundo de mi alma, eres mi delicia; cuando me llenas de ti y me vacías de mi mismo, eres mi delicia; cuando eres mi dulce encuentro, eres mi delicia; cuando no sé dónde estás, pero sé que no te mueves de mi lado, eres mi delicia; cuando, como ahora, quiero que seas mi delicia de verdad para siempre.

I Juan 5 [1-2] El que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; 1 y el que ama al Padre 1 ama también al que ha nacido de él. La señal de que amamos a los hijos de Dios 2 es que amamos a Dios 2 y cumplimos sus mandamientos.

Yo creo y nosotros creemos, que es Cristo rostro visible del Padre, el Papá Dios nos conoce tanto que somos tan incrédulos y desconfiados que pensó: La única manera que me conozcan mis hijos, es mandándoles a Jesús, me verán en una forma concreta, cercana, filial, y lo mandó para que Jesús, nos lo diera a conocer y nos enseñara ¡cómo se ama al Padre! y Jesús nos enseñó a conocer y amar al Padre en su Palabra, cuando esta Palabra se escucha, se digiere, se vive y se propaga.

Por eso acerquémonos a Jesús para que nos enseñe a dialogar con el Padre en comunión con todos los hombres y mujeres de la tierra.

Hablar con el Padre como Jesús nos enseñó, es el cauce más efi­caz pa­ra dilatar nuestro corazón (Sal 119) y hacerlo a imagen y seme­janza del corazón universal de Dios, en el que que­pan todos los hom­bres, que no se agote de amar y que sea ca­paz de ahogar el mal con la abun­dan­cia de bien (Ro 12,21).

No se puede tratar con un Dios tan bueno sin quedar contagiado de su bondad; ni intimar con un Dios tan Padre sin adquirir en­trañas pa­ter­nas; ni es posible agra­dar a un Dios tan comprometido con sus hijos sin dar la mano al hermano.

Oremos como Je­sús, cuya voz de hijo es puen­te entre el Padre y sus her­manos, con mirada suplicante, cla­vada y concentrada en la mirada de un Padre en cuyas pupilas es fácil ver reflejados a todos sus hijos, somos la niña de su ojos.

Por eso nosotros decirle siempre, Vengo ante ti, a que me firmes mi voluntad, mis pro­yec­tos, mis pla­nes... como lo hizo Jesús, que no hace sino escuchar al Padre y no le ve hacer.

1 Juan 3 [20] aunque nuestra conciencia nos reproche algo, 20 porque Dios es más grande que nuestra conciencia 20 y conoce todas las cosas.

Si nosotros no hacemos lo que hace, Jesús, es porque no lo conocemos y si no lo conocemos no podemos disfrutar del amor de Dios.

A los pocos días, que entré a la comunidad me di cuenta que no conocía nada de Jesús, es más no lo quería conocer porque según yo, ya lo conocía porque sabía que murió en la cruz y eso a mí me parecía extrañamente insólito, pues me preguntaba ¡De qué le valió morir, si todavía hay tantas muertes fratricidas, niños secuestrados, violados, contagiados por el SIDA, mujeres y hombres maltratadas, pero Jesús, me habló tan bonito de su sacrificio, que resulté enamorada de Él.

Es que no cabía en mi pequeño cerebro, que una persona, no podía dar la vida sólo y únicamente para enseñarnos a amar, dejar el seno del Padre, donde Él podría vivir glorificado y reinando, dejó como diríamos en nuestro lenguaje, todas sus comodidades, para asumir nuestras culpas, experimentar las flaquezas, para saber cómo atacar el pecado, un reflejo de lo que hizo Jesús sería, el de Daniel Alcides Carrión, se inoculó, el microbio de la “verruga” para poder dar con la raíz, síntomas y proceso de la enfermedad para poderle curarla.

Lo mismo hizo Jesús, se inoculó el microbio que ocasiona nuestra soberbia, orgullo, ambición, tener el poder sobre otros, manipularlos, y encontró que la raíz, es la “ignorancia” por no saber medir las consecuencias de nuestros actos, palabras y omisiones, Jesús lo dijo: Perdónales por que “ignoran” el mal que hacen con sus gestos, humillaciones, desconocen que provocan en el otro dolor, enfermedades, muerte, somos inconscientes de todo ello.

Y entendí que si existía el pecado era, porque no sabíamos usar la libertad: Cf Dt 30,15 “pongo ante ti, la felicidad y la desgracia, serás feliz, si cumples mi Palabra y si eres desgraciado, es porque te has apartado de mis mandamientos.

Y así he ido entiendo que el Amor al Padre, sólo me lo puede dar a conocer Jesús y es tanto el amor de Jesús, que cuando vuelvo con el peso de mis pecados ante Él, me dice; No tengas miedo que yo estoy dispuesto a ir nuevamente a la cruz para rescatarte y eso me devuelve la vida y decirle que sólo quiero vivir para Él, con Él y en Él.

Vamos a pedirle a Jesús que nos siga mostrando el rostro del Padre, para amarle y aprender a hacer lo que la Palabra nos diga qué decir y qué hacer.

María. Dócil a la Palabra, que es la voluntad de Dios, enséñanos a hacer como Tú.

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